EEUU, 25 mar 2019 (ATB Digital).- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fortalecido por el resultado de la investigación de Robert Mueller, recibe el lunes en la Casa Blanca a su “amigo” Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, a 15 días de las elecciones parlamentarias en el estado hebreo.
Pero Netanyahu anunció que acortará su visita -inicialmente prevista para dos días-, después de que un cohete disparado desde la Franja de Gaza alcanzara una casa situada al norte de Tel Aviv, causando siete heridos.
El primer ministro israelí dijo que volverá a su país justo después del encuentro con Trump, prometiendo responder “con fuerza” a ese “ataque criminal”.
Los dos líderes tendrán un encuentro cara a cara en la Oficina Oval durante la jornada. El presidente de Estados Unidos obviamente espera dar un impulso al primer ministro israelí, un hombre que estima “duro, inteligente y fuerte”.
Para su tercera reunión en Washington con Netanyahu, Trump ofrecerá a su par la formalización del reconocimiento de la soberanía israelí sobre el territorio ocupado de los Altos del Golán sirios.
Israel conquistó gran parte del Golán sirio (1.200 km2) durante la Guerra de los Seis Días, en 1967, antes de su anexión en 1981, un movimiento que la comunidad internacional siempre ha rechazado.
A pesar de que el multimillonario republicano ha asegurado que esta iniciativa no tiene nada que ver con las elecciones para renovar el Knesset, es difícil no ver relación entre ambas.
Para Netanyahu, quien se presenta como el mejor dirigente para manejar las relaciones con Estados Unidos y su impetuoso presidente, al que tilda de “amigo”, este gesto lo demuestra de nuevo.
“¿Puede la reunión de Netanyahu con Trump mañana [el lunes] ayudarlo a ser reelegido? Como mi abuela solía decir sobre su sopa de pollo, no puede hacer daño”, resumió en Twitter Aaron David Miller, exdiplomático estadounidense y negociador en varias administraciones demócratas y republicanas.
Carteles publicitarios gigantescos
Netanyahu está bajo la amenaza de ser acusado de corrupción durante sus diez años de mandato. Y el exjefe del Estado Mayor Benny Gantz se presenta como un adversario serio para las elecciones del 9 de abril.
El cara a cara en el Despacho Oval se produce el mismo día en que Gantz participa en una conferencia del AIPAC, el principal lobby proisraelí en Washington.
Para Trump, el encuentro se produce en medio de un respiro en el frente político interno, luego de que la investigación del fiscal especial Robert Mueller destacara la ausencia de elementos probatorios de colusión entre su equipo de campaña y Moscú durante las elecciones de 2016.
Si bien otros presidentes de Estados Unidos han mantenido relaciones estrechas con los líderes israelíes en las últimas décadas, las de Trump y Netanyahu son, en muchos sentidos, sin precedentes.
Desde que jurara el cargo en enero de 2017, el exhombre de negocios de Nueva York ha tomado muchas decisiones a favor del estado judío, en particular con el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel en diciembre del mismo año, y la transferencia de la embajada estadounidense de Tel Aviv a la Ciudad Santa en el mes de mayo siguiente.
E incluso desde Washington, el inquilino de la Casa Blanca ya lleva semanas en el corazón de la campaña israelí: los partidarios de Netanyahu desplegaron en las entradas a Jerusalén y Tel Aviv carteles gigantescos de los dos mandatarios dándose la mano.
Netanyahu puede presumir cuando vuelva de Washington de otra victoria diplomática. La primera ministra rumana, Viorica Dancila, prometió el domingo que trasladará su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, una movimiento que va en contra de la corriente europea y al que el presidente de Rumanía se opone.
(AFP)
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