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“Mataron a Lennon”: cómo fue dar la noticia del crimen que enlutó al mundo

“Mataron a Lennon”: cómo fue dar la noticia del crimen que enlutó al mundo

EEUU, 8 dic 2020 (ATB Digital).- Cinco disparos. Cuatro perforaron su cuerpo y todo acabó. Dos ingresaron por la espalda y los otros por el brazo izquierdo de John Lennon, nacido el 9 de octubre de 1940 en Liverpool, Reino Unido. Fue un crimen premeditado, despiadado, a traición… Una voz lo llamó por su apellido y cuando volteó a ver quién era, una seguidilla de balas impactaron sobre él. Apenas caminó unos metros y se desplomó en el ingreso del edificio Dakota, en Manhattan, donde vivía con Yoko Ono y el hijo en común, Sean, de 5 años, a quien deseaba besar en la frente antes de que se quedara dormido. No pudo.

Esa misma noche, Alan Weiss, que trabajaba como productor del canal de noticias ABC7, había sufrido un accidente momentos antes de aquel ataque y fue llevado al mismo hospital donde a las 23:15 el ex beatle perdió la vida. “Era una noche muy fría de diciembre, yo tenía una moto y conducía a través de Central Park, cuando me golpeó un taxi y salí volando por encima del manillar”, recordó el periodista en una reciente entrevista con la agencia de noticias EFE sobre la experiencia de haber sido testigo del hecho que aún lamenta.

No pasó mucho tiempo para que los rumores que indicaban que “un beatle había recibido un disparo” comenzaran a recorrer las calles de la ciudad cosmopolita y llegara a los oídos de Joe Urschel, reportero para el Detroit Free Press; los de Jim Farber —crítico musical del New York Daily News que en 1980 se graduaba de la universidad y escribía artículos para la revista Circus, y a Donna Cornachio, entonces pasante de WCBS en la mesa de asignaciones y a cargo de contestar el teléfono de la redacción.

Ellos fueron los primeros en poner en palabras el dolor con el que amanecería los Estados Unidos y enlutaría al mundo: sus canciones sonaban en todos los programas radiales y las tapas de todas las ediciones de los diarios más importantes del globo terráqueo daban cuenta de la muerte de una de las personalidades más influyente del siglo XX.

El recuerdo del periodista y fanático de Los Beatles que fue testigo de la muerte de John Lennon

A días de cumplirse 40 años del asesinato del creador del grupo que marcó el rumbo de la música, Alan Weiss revivió las últimas horas del frío 8 de diciembre de 1980 en las que luego de un accidente fue llevado a la sala de emergencias del Hospital Roosevelt. “Yo estaba tumbado en la camilla, y detrás de mí se abre una puerta y aparece un hombre gritando: ¡tenemos una herida de bala! ¡Una herida de bala en el pecho!”, recordó su sobresalto cuando los dos agentes que ingresaron al herido en brazos se pararon a su lado y uno le dijo al otro: “¿Puedes creerlo? ¡John Lennon!”.

Aún aturdido por el golpe de la caída, el periodista intentó indagarlos, pero se negaron a contestarle mientras se autoconvencía de haber escuchado mal y que se trataba de otra persona.

Pese a sus golpes y pensando profesionalmente, intentó sin éxito comunicarse con el canal para alertar sobre lo que había escuchado, pero cada vez que preguntaba si se trataba del compositor de la bella Imagine le mentían que no.

Fue el ingreso de una mujer asiática devastada lo que develó la incógnita: “Lloraba nerviosa en el brazo de un agente de la policía. Toda mi vida fui fanático de Los Beatles y sabía quién era Yoko Ono aunque no estaba completamente seguro de que fuera ella”, admitió.

El productor de noticias insistió, ahora con éxito, en una nueva comunicación con la redacción del canal ABC7. Al relatar lo que había presenciado un compañero le confirmó que circulaba información sobre un ataque frente al Dakota. Regresó a la camilla donde esperaba que volvieran a revisar sus heridas, de las que ya se había olvidado.

Apenas se sentó pudo ver al interior de la sala donde desde hacía varios minutos intentaban reanimar a Lennon. “Aunque ya han pasado 40 años, es una escena que nunca olvidaré. Lennon estaba tumbado, le habían quitado toda la ropa. Estaba sobre su espalda, sus pies mirando hacia la puerta, y rodeándole en semicírculo todo el personal médico que le trataba, y su pecho completamente abierto”.

“Había sangre por todas partes y uno de los médicos tenía sus manos dentro del pecho de Lennon y podía ver, por cómo estaba moviéndolas, que estaba bombeando su corazón”, describió la última imagen que vio antes de que lo trasladaran a una sala común del hospital donde sonaba la canción All my loving, de Los Beatles.

“La canción termina y al minuto se oyen los gritos de una mujer: ‘¡Oh,no! ¡Oh, no!’ Y se abren las puertas de una habitación y veo salir a Yoko Ono llorando desconsolada en los brazos del productor musical David Geffen”.

La noticia se la confirmó a Weiss la médica que revisaba sus golpes y pudo convencerla para que lo dejara usar el teléfono del hospital porque “solo trataba de ser buen periodista”. Llamó a la redacción del canal para contar la triste noticia y se convirtió así en el primer reportero en informar que John Lennon había muerto.

Cómo llegó la información sobre el ataque a Lennon a otras redacciones

Alan Weiss lo vivó en primera persona y fue testigo directo de uno de los hechos bisagras del último siglo. Pero para el resto de sus colegas de 1980, cuando aún no existían los teléfonos celulares ni los correos electrónicos, chequear la información requería salir de inmediato hasta el lugar del hecho mientras en la redacción quedaban otros periodistas ampliando datos por medio de incansables llamadas telefónicas, muchas veces ayudados por una interminable guía telefónica.

“Recibí una llamada del editor nocturno diciendo que John Lennon había recibido un disparo y que casi seguro iba a morir”, recordó hace unos años Joe Urschel, entonces reportero para el Detroit Free Press. “Me dijo: ‘Estamos dejando espacio en la edición para un reconocimiento’ y preguntó si yo podría escribir algo en 20 minutos y llamarlo para dictarle las líneas… Creo que escribí entre 800 y 1.000 palabras y se las dicté a uno de los capturistas nocturnos”, reveló.

Por su parte, Jim Farber —crítico musical del New York Daily News que ese mismo años se graduaba de la universidad y escribía artículos para la revista Circus— salía de un concierto cuando comenzaron los rumores sobre el ataque al exbeatle.

Dudó, pero los fuertes rumores lo terminaron llevando a la puerta del Dakota donde Lennon había sido baleado. “Había cientos de personas y durante toda la noche caminé y hablé con la gente que estaba allí”.

Quien también recibió un llamado de alerta fue Donna Cornachio, entonces pasante de WCBS que trabajaba en la mesa de asignaciones de la redacción y debía contestar el teléfono. La mujer recordó que aquella noche “los llamados fueron múltiples y por distintos temas” y que la desconfianza en la veracidad siempre estaba.

“Apenas habíamos comenzado las noticias de las 11 PM cuando recibí una llamada de un informante que dijo que uno de los Beatles había recibido un tiro (…) Yo era una estudiante universitaria y ni siquiera sabía que uno de Los Beatles vivía en Nueva York, así que pensé que era una broma”.

Fue tal la reacción de Donna por esa llamada que su jefe le preguntó de qué se trataba. “Le dije que un chiflado llamó para decir que uno de los Beatles había recibido un disparo”. Reconociendo que fue incrédula y que su jefe era un hombre “más experimentado y con mayor edad, me encargó los teléfonos (…) Llamé al distrito que correspondía al Dakota y el policía respondió: ‘No puedo confirmarlo ni negarlo’ y colgó. Supimos que había algo”.

Un equipo de WCBS fue hasta el Dakota y otro al hospital donde Alan Weiss ya había visto a Lennon ensangrentado mientras la pasante seguía chequeando la información por teléfono. “Con un directorio telefónico llamé a los vecinos del edificio para saber si alguien había escuchado disparos, monitoreaba el hilo de cables de noticias, pero no teníamos ninguna confirmación”.

Al terminar su turno, se marchó antes de que la noticia fuera confirmada. A la mañana siguiente el llanto de su hermana la hizo saber que aquel llamado que recibió había sido cierto.

Lunes 8 de diciembre de 1980 a las 23:15, la fecha y hora que quedó estampada en el acta de defunción de John Lennon firmada por el doctor Stephen Lynn.

Al día siguiente, Yoko Ono solo avisó: “No hay funeral para John” y recordó que su recién fallecido esposo “amaba y rezaba por la raza humana. Por favor, hagan lo mismo por él”.

El cuerpo de John Lennon fue incinerado en el Cementerio Ferncliff, en Hartsdale, Nueva York. Yoko esparció sus cenizas en Central Park, donde luego se creó el monumento conmemorativo Strawberry Fields.

La crítica de Weiss a los medios por el manejo de la información

Ante EFE, 40 años después de la noche en la que John Lennon murió baleado por un joven de 25 años que a las 16:30 de aquel 8 de diciembre se acercó a pedirle un autógrafo y que lo esperó durante todo el día para cumplir su objetivo por la noche, Alan Weiss criticó cómo todos los medios manejaron esa noticia, él incluido.

“Esta historia me afectó como no lo hizo otra. Primero, porque rara vez estaba en el lugar de los hechos cuando sucedía una tragedia. Normalmente como periodista llegas cuando ya ha pasado… Además, era un fan de Los Beatles, me encantaban, crecí con ellos, fueron el grupo musical más importante de mi vida. Creo que la mayoría de la gente está de acuerdo en que fue el más importante de la historia”, aseguró.

Por ello pidió recordar que Lennon “usó su estatus para hacer el bien, exigiendo el fin de la guerra de Vietnam o comprando chalecos antibalas para la Policía de Nueva York cuando aún no eran obligatorios” y consideró como un grave error haber dado a conocer el nombre del asesino del creador de varios de los discos fundamentales en la historia del rock.

“Creo que ahí fue cuando nosotros como periodistas decepcionamos al país y al mundo. Debemos tener una mayor disciplina para no permitir que la gente nos manipule… (El asesino de Lennon) no compuso canciones, ni música, ni creó un plan para la paz, ni le salvó la vida a alguien. Acabó con la vida de alguien y por una razón egoísta: salir en los periódicos y cadenas de televisión y radios de todo el mundo”, recordó sobre el afán de gloria del que mató al hombre que además de retomar su carrera musical, tras cinco años dedicados a su familia y a la crianza de su segundo hijo Sean, se posicionaba como líder político social y antibelicista.

Weiss se niega a nombrarlo y así seguir cumpliendo con el siniestro sueño del hombre a quien el 19 de agosto de este año, una comisión de libertad bajo palabra, que le negó la libertad condicional por 11ª vez.

“No sé si lo has notado, pero no he usado su nombre en la conversación. No soy muy consistente en ello a veces, (…) pero estoy tratando más y más de aprender de mis errores” y reclama: “Debería pudrirse en la cárcel hasta el fin de sus días”.

(Infobae)

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