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25 años de Trainspotting, la película que le voló la cabeza a una generación: drogas, censura y una banda sonora única

25 años de Trainspotting

EEUU, 23 feb 2021 (ATB Digital).- Basada en una novela que parecía imposible de ser llevada al cine logró
un éxito sorprendente. El esfuerzo físico y mental de Ewan McGregor para
obtener el papel. La extraordinaria escena inicial. Los problemas y los cortes
en las escenas de sexo y drogas en los Estados Unidos

La novela de Irvine Welsh
publicada en 1993 había provocado algún escándalo. Fue retirada de la lista
corta del Premio Man Booker tras la amenaza de dos de los jurados de renunciar
antes del fallo. Eso logró lo de siempre: mayor repercusión para el libro.

Danny Boyle y Andrew MacDonald se acercaron
a Welsh. Querían llevar su libro al cine aunque a priori la gran mayoría
pensara que era imposible de adaptar. Boyle le envió una carta al escritor. Le
dio un argumento casi irrebatible para quedarse con la opción. Escribió, a
manera de presentación, que MacDonald y el guionista John Hodge eran los mejores escoceses vivos después de Kenny Dalglish (ex jugador de fútbol)
y Alex Ferguson (en ese entonces
manager del Manchester United). La fundamentación escocesa-futbolera terminó de
convencer a Welsh.

Los tres se encontraron y tuvieron varias conversaciones. Se
entusiasmaban. Imaginaban escenas, tanteaban posibles castings, elegían
canciones. Pero cuando fueron a firmar el contrato de cesión de derechos se
encontraron con que el novelista ya había vendido su libro para adaptarse al cine.
Welsh no entendía qué había sucedido. Le costó darse cuenta que el productor
que le había hablado del libro y le había dicho que quería que la filmara
Boyle, no tenía nada que ver con los hombres con los que él estaba tratando.
Pero el que poseía los derechos, con elegancia, los vendió por el mismo precio
al que los adquirió. Así Trainspotting pudo filmarse.

Irvine Welsh, luego del éxito de la película, dijo: “Que adapten
una novela tuya al cine es todo ganancia. Te pagan muy buena plata, hacen
visible tu libro y existe la posibilidad de que la película sea excelente y que
todo lo que está bien me lo atribuyan como autor. Y si la película es mala, uno
queda indemne. La culpa siempre se la van a echar al director y al guionista”.
La presunción de prestigio del libro: siempre se cree que es mejor que la
película. La primera opción de Boyle para encarnar a Renton fue Ewan McGregor. No tenía otro actor en
la cabeza. Lo había dirigido en Tumbas al ras de la Tierra, su primera
película. Pero el productor no creía que él fuera el indicado. Un chico demasiado carilindo para encarnar a
alguien con problemas con la heroína.
Boyle sin embargo le pasó el guión
al actor. Le aclaró que sólo para que lo viera y diera su opinión, que todavía
no había sido elegido para el papel. McGregor quedó deslumbrado al terminar de
leerlo. Necesitaba ser Renton. Entendió que era uno de esos papeles que se
cruzan pocas veces en el camino de un actor. Casi dos meses después, Boyle y
Macdonald lo citaron a una reunión. Ewan
llegó rapado y con casi diez kilos menos. Ya estaba preparado para el papel.

La preparación para encarnar a Renton no sólo incluyó el cambio de
su aspecto físico. Habló con
especialistas en drogadicción, con adictos en recuperación y pasó varias
jornadas en un centro de rehabilitación.
En algún momento, con el
director pensaron en consumir heroína
como parte del trabajo
para encontrar al personaje; pero tras los días
que pasaron en la clínica con personas en tratamiento, se dieron cuenta que no
les traería ningún beneficio, que sólo banalizaba lo que estaban tratando.
Sintieron vergüenza de su idea inicial. Lo que sí hizo fue aprender el procedimiento de cómo calentar la
sustancia en una cuchara. En vez de heroína utilizaba terrones de azúcar.

Para la joven actriz Kelly
Macdonald
fue su primera actuación en cine. El equipo de producción
repartió flyers por las calles convocando al casting. Fueron cientos de chicas.
Cuando Danny Boyle pasó por la fila, entre todas las demás que lucían
esplendorosas, con sus mejores ropas y maquilladas, a él le llamó la atención
Kelly. Vio en ella, en su belleza algo
descuidada, en su soltura, lo que el personaje necesitaba.
Además
necesitaba que la actriz fuera mayor de edad (Kelly tenía 19) pero que
pareciera adolescente.

El primer día de rodaje la jornada fue larga y a ella recién le
tocó actuar por la madrugada. Su inexperiencia le jugó una mala pasada. Como no
conocía a nadie trató de seguir a los demás. Los varones del equipo tomaban mucha cerveza y ella los copió. Además
le parecía un buen método para aplacar los nervios. Pero ellos ya habían
terminado su participación por ese día. Así que cuando ella se tuvo que parar frente a la cámara apenas podía hacerlo.
Al menos le sirvió para atenuar la tensión del debut. Otro traspié que se debió
a su falta de experiencia: invitó a su
madre y a su hermano al set justo el día que debía filmar la escena de sexo con
Ewan McGregor.

La escena inicial agarra del cuello al espectador y lo mete de
lleno en la historia: “Elegí un trabajo. Elegí una carrera. Elegí una familia.
Elegí una maldita televisión inmensa. Elegí lavarropas, autos, un reproductor
de música. Elegí buena salud, colesterol bajo, un buen dentista (…) Elegí tu
futuro. Elegí la vida… ¿Pero por qué yo querría hacer algo así? Elijo no elegir
la vida. Elijo algo diferente. ¿Las razones? No hay razones. ¿Quién necesita
razones cuando tiene heroína?”.

Todo esto con Lust for Life de Iggy Pop de fondo con esa batería adictiva que da inicio al tema,
una fuga alocada del personaje principal y la introducción de los otros en un
bizarro partido de fútbol. Danny Boyle reconoció que el video de Spike Jonze
para Sabotage de los Beastie Boys fue una influencia clave en esa
secuencia.

Tras el estreno de Trainspotting se reinstaló la discusión
que se había iniciado con la aparición de libro. Aunque en este caso, dado el
éxito del film, la polémica fue masiva. El argumento que esgrimían los que
estaban en contra decían que Trainspotting
incitaba al consumo de droga
, que lo que hacía era empujar a los jóvenes
hacia las sustancias. Uno de los voceros más impetuosos fue Bob Dole candidato presidencial
republicano en Estados Unidos. Desde el Just say no de Nancy Reagan el tema era una bandera
de los republicanos. Pero todo el énfasis de Dole se diluyó y se vio ridículo
cuando ante las preguntas de los periodistas debió reconocer que nunca había visto la película.

Otra vez Welsh: “Que los
imbéciles hablen mal de tu libro, siempre es un honor. Y siempre es
conveniente”.

El estreno en Estados Unidos, luego de las repercusiones
británicas, terminó de redondear el fenómeno. El costo de la campaña
promocional fue superior al presupuesto de la película. Weinstein y Miramax instalaron Trainspotting como el nuevo Pulp
Fiction
.
Pero no sólo gastaron en publicidad.

En los cines norteamericanos se estrenó
una versión diferente de la película. Pequeños cortes evitaron que la
calificación fuera R (Restricted) con el daño en la taquilla que hubiera
significado.

Se cortó algún fotograma que impidió ver un fugaz desnudo frontal de Ewan McGregor, la escena de sexo fue
más breve -para que no se notara que la chica disfrutaba tanto según los
censores- y se eliminó el primer plano de la aguja entrando en el brazo. La
otra diferencia entre las versiones a ambos lados del Atlántico fue que los
actores doblaron varias partes de diálogo para que el tono cerrado escocés no
fuera tan evidente y resultara más sencillo de entender para el público de
Estados Unidos; de ese modo también evitaban recurrir al subtitulado que tanto
molesta a esas audiencias.

Esa escena, casi quirúrgica, casi entomológica, de la aguja ingresando con lentitud en el brazo,
quebrando la piel y haciendo salir sangre fue realizada con un brazo de utilería, creado con
materiales especiales para que pareciera uno real.

Danny Boyle utiliza muchas referencias cinéfilas, las va sembrando
a lo largo de la película. El referente más presente, posiblemente, sea La
Naranja Mecánica, pero también hay citas a Érase una Vez en América,
Taxi Driver y otros films.

La película es escocesa por donde se la mire. En esos años había
triunfado otro film escocés: Corazón Valiente. Pero Trainspotting está bien lejos de ese épica algo forzada y
subrayada.
Y si Kenny Dalglish había
sido utilizado como referente, como motivo de convicción en la carta de
presentación, al comienzo del proyecto, vuelva a aparecer, a su modo, en el
film. Dalglish es el jugador que hace
la pared antes de que Archie Gemmill haga ese gol extraordinario en el Mundial
78 y que aparece en la película.

Gemmill era un pelado bajito algo panzón que corría con pasos
cortos, como si siempre estuviera trotando, como si le estuviera prohibida por
mandato natural la posibilidad de tomar velocidad. Si alguien lo cruzaba por la calle hubiera creído que se trataba de un
gris oficinista y no de un extraordinario volante europeo.
En Mendoza,
Argentina, en junio de 1978, frente a Holanda hizo un gol maravilloso, el mejor
de ese Mundial. Tomó la pelota a unos metros del área, abierto por la derecha;
un enganche brusco y pasa un defensor holandés de largo, dos corren a cerrarlo,
él la puntea por un lado -los hace chocar- y a toda velocidad (podía correr:
resultó el rey del engaño) sale por el otro para reencontrarse con la pelota
dentro del área cuando el arquero sale a toda velocidad. Gemmill que parecía
que corría sentado en el aire, inclinó el cuerpo para un lado y con borde
interno, haciendo que la pelota haga una suave comba la pasó por arriba del
arquero para que sea un golazo. El personaje de Renton luego de tener
relaciones sexuales con el de Kelly Macdonald dice exhausto y transpirado sobre
la cama: “No había sentido algo igual
desde aquel gol de Gemmil”.

Pero esta variada presencia escocesa en los creadores y en la
película misma choca con el parlamento de Renton cuando uno de sus amigos le
pregunta si no se enorgullece de un hermoso paisaje rural escocés: “Odio ser escocés. Somos la peor mierda del
mundo. Ni siquiera nos colonizó un país decente, sino esos putos de los
ingleses”.
La falta de corrección política, el nulo nacionalismo, la
sorpresivo pero certera ilustración del pensamiento de esos jóvenes de ese
tiempo es la gran virtud de la película. Irvine Welsh había dicho que su único temor era que la adaptación
se pareciera a una película de Ken
Loach
; es decir, quería evitar el realismo triste, la crítica social con
moralina.

Pero quienes decían que la
película ensalzaba las drogas o que incitaba a su consumo, se olvidaban que
Boyle muestra que la droga produce situaciones horrendas
, que empuja al
abismo, que degrada de una manera única. Pero lo hace sin perder la gracia, sin
sumergirse en la moralina, sin olvidar que cuenta la vida de jóvenes.

La adaptación, sacrificando personajes y situaciones y encontrando
una trama donde parece no haberla, logra trasladar de manera notable el
ambiente del libro (aunque para el lector latinoamericano la novela sea
complicada de leer por culpa de la traducción: sus páginas están repletas de follones,
chungos, molas y capullos
) .

Trainspotting tuvo una segunda parte. El
equipo creativo y el elenco volvió a reunirse en 2017.
La película fue
una adaptación -muy libre- de Porno, la novela de Irvine Welsh que
continúa la historia. No tuvo ni el mismo suceso que la primera ni, por
supuesto, similar impacto cultural.

La original, de la que hoy se cumplen 25 años de su estreno en
Inglaterra, se convirtió en la película
de mejor rendimiento económico de 1996
. Su presupuesto fue menor a los
dos millones de dólares y termino recaudando, sólo en salas, casi cien. El
rodaje ocupó siete semanas, Boyle sabía que el presupuesto no se podía estirar.
El impacto cultural del film fue inmediato.

Para eso también colaboró la
banda sonora
que mezclaba a los grupos ingleses del momento como Blur y Pulp, excelentes exponentes de
la electrónica como Underworld y
Born Slippy (que terminó sus
días como impensada canción mundialista) y clásicos como Iggy Pop y Lou Reed cuyo Perfect
Day
pareció especialmente escrita para la escena del colapso por una
sobredosis. El CD de la banda de sonido fue
uno de los soundtracks más vendidos de la historia.
Tal fue su éxito que
se editó un segundo volumen con el lábil criterio de agrupar canciones que
inspiraron la película o que podrían haber estado en ella.

Trainspotting logró atravesar un cuarto de siglo gracias a su falta de
solemnidad, a que sus creadores evitaron el maniqueísmo, a su apuesta a dejar
atrás lugares comunes. Una película que muestra un mundo complicado sin la
pretensión de dictar cátedra, asumiendo sus contradicciones y sin desdeñar algo
de encanto y esperanza, aún entre la podredumbre y el dolor.

(infobae)

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