El Alto, 5 abr 2021 (ATB Digital).- Desde que salió del colegio, mi hijo quería ser militar y murió en manos de un militar, así Virginia Quispe resume lo acontecido con su hijo, Ronald Quispe Ticona, quién fue asesinado por un impacto de bala en el estómago durante la represión y posterior masacre de Senkata en 2019.
“Mi hijo fue a visitarme a mi casa el domingo en la noche, pero el martes salió, después me llama mi hermano y me dice: ‘tu hijo está muerto’; no podía creer, cómo me van a decir eso, después me vuelvo a mi cuarto y mi hija había estado revolcándose viendo en el celular y mi hijo siempre había estado muerto, le dispararon en su estómago”, recordó con dolor Virginia, entrevistada por el programa Somos Democracia, una alianza de medios estatales.
También recordó que el papá fue en busca del cuerpo de su hijo y lo encontró en la iglesia de Senkata, junto al de otro fallecido, y le confirmó el deceso a su compañera. “Cuando entro a Ventilla encuentro a mi hijo muerto, grave siempre he llorado y mi esposo se había desmayado”, recordó.
Al día siguiente debía desarrollarle la autopsia y ahí es cuando los encargados de hacer este procedimiento pretendieron esconder el proyectil que le extrajeron del estómago.
“En la autopsia, yo me oculté y pude ver a mi hijo, cómo le han sacado de la barriga la bala, mi hermano menor estaba ahí cuando querían ocultar y les dijo: ‘¿por qué quieren hacer eso?’, y exigió que se lo entregue. ‘Voy a llamar al pueblo’, les dijo, y de ahí recién parece que le han entregado”, testimonió.
También recuerda con dolor cómo los militares y policías le decían que su hijo era un delincuente y que se hizo matar por Bs 200 que le habrían pagado. “Para mi hijo quiero justicia, quería estudiar, voy a ser militar, voy a ganar y te voy a criar, todo vas a tener mami, me decía”, recordó, mostrando entre sus manos documentos que demuestran el hijo ejemplar que era Ronald.
(Agencia Boliviana de Información)