México, 17 de noviembre de 2022 (ATB Digital).- El presidente progresista de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), calificó de “racistas, clasistas, discriminadores, corruptos y sin escrúpulos morales” a la clase política extremista que, como el gobernador de Santa Cruz, Fernando Camacho, participará de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), una organización que pretende imponer su corriente neo-fascista en América Latina.
Sin medias tintas, les dijo a los organizadores y participantes de este evento extremista mediante Prensa Latina: “racistas, clasistas, discriminadores, corruptos, sin escrúpulos morales, partidarios de la violencia”, que deliberaran sobre los destinos políticos de América Latina del 18 al 19, en Ciudad México.
La reacción de AMLO encuentra justificativo en la calidad de sus participantes, la mayoría líderes pro-neoliberales y golpistas de extrema derecha como Ronald Reagan, Donald Trump, Eduardo Bolsonaro -hijo del presidente Jair Bolsonaro-, Lech Walesa, al que se adscribió, vía virtual, el gobernador Fernando Camacho, que acaba de santificar a los grupos para-policiales de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC), brazo armado del Comité pro Santa Cruz.
En Bolivia, el Frente Antifascista difundió un pronunciamiento público advirtiendo los alcances de esta conferencia de la CPAC, la más rancia extrema derechista y promovida por Estados Unidos, dijo:
“El evento en la Ciudad de México, organizado en apariencia por un personaje abiertamente conservador, ‘pro-vida’ y antifeminista, cuenta con el patrocinio y complicidad de los sectores más recalcitrantes y rancios de la derecha mexicana y se apresta a reunir a representantes de la extrema derecha mundial como el argentino Javier Milei; el ex candidato presidencial pinochetista chileno José Antonio Kast; el expresidente de Polonia Lech Walesa; el estratega de Donald Trump, acusado de fraude, Steve Bannon; el senador estadounidense Ted Cruz; Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz, en Bolivia, quien apoyó el golpe de Estado contra Evo Morales; el mandatario guatemalteco Alejandro Giammattei; el diputado federal Eduardo Bolsonaro, hijo de Jair Bolsonaro; Jay Aeba, presidente de la Unión Conservadora Japonesa; Gergely Gulyás, Ministro de Gobierno de Hungría y Valerie Huber, presidenta del Institute for Women’s Health, entre muchos otros”.
“Todos son figuras que responden a los intereses económicos inmediatos de la alta burguesía y a los designios imperialistas, que rechazan explícitamente los derechos humanos y combaten los avances hacia la igualdad social y la conservación ambiental en las Américas y el mundo”.
“Algunos han alentado el derrocamiento de gobiernos democráticos como el de Brasil (en 2016) y el de Bolivia (en 2019), instaurando en su lugar gobiernos no electos que causaron daños irreparables a sus sociedades. Promueven guerras mediáticas en los medios globales y redes sociales a través de fake news en aras de generar confusión, desesperanza, odio y polarización social. Incitan al lawfare para eliminar de las contiendas electorales a líderes de la izquierda democrática progresista y, desde los medios neoliberales, impulsan narrativas para que presidentes emanados de procesos democráticos mediante voto universal, libre, directo y secreto sean desconocidos y excluidos, llamándolos dictadores, como ha acontecido en el caso de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Su retórica incluso ha provocado ya peligrosos atentados como el sufrido recientemente por la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández”.
La actividad política, abiertamente opositora al gobierno democrático y popular de AMLO, despertó un particular interés en las redes sociales y el Diario de las Américas, comprometidos con golpes de Estado “blandos” y “duros”, contra gobiernos anti-neoliberales.
Prensa Latina reportó que de confirmarse, la CPAC se reuniría exactamente cuatro días antes de la Cumbre de la Alianza del Pacífico, ahora integrada en sus tres cuartas partes por gobiernos progresistas con México, Perú y Colombia, y solo Ecuador alejado de las tendencias dominantes en sus tres socios.
López Obrador quiere convertir esta última en una cita de presidentes, y a tal efecto invitó a los mandatarios de Chile, Gabriel Boric; de Argentina, Alberto Fernández, y de Brasil el electo Luiz Inácio Lula da Silva, de manera que en esos días México hospedará a una parte importante de la izquierda sudamericana.
Manifiesto 21 considera que no es casual el lugar escogido -México- ni la fecha para una reunión de la cual la CPAC no da detalles, ni presenta agenda, ni muchas precisiones como siempre hacen sus multimillonarios miembros en las citas -algunas dos veces en el año- desde 1974, fecha de fundación por la Unión Conservadora Estadounidense, con sede central en National Harbor, Maryland.
No es de extrañar que el discurso central entonces lo pronunciara Ronald Reagan que fue, al mismo tiempo, una plataforma en su campaña presidencial cuando logró su primer mandato (1981-1985) y sentó las bases para iniciar, junto con Margaret Thatcher, de Reino Unido, el nefasto período neoliberal.
El Frente Antifascista, del que Bolivia es miembro, manifestó que “es alarmante que este cónclave del neofascismo global se dé en México, país que ha emprendido un rumbo de transformación económica, social, cultural y política en favor de las grandes mayorías, y que despierta la furia y la oposición activa de poderosas élites locales enriquecidas ilícitamente con base en favoritismos gubernamentales, privatizaciones ilegítimas y descarada corrupción.
Ante el carácter abiertamente antidemocrático, antipopular, racista y desestabilizador de esta cumbre, el Frente Antifascista ha decidido ejercer su derecho a expresar, de manera pacífica, su rechazo colectivo a este evento y el programa ideológico que representa. No fomentamos el odio: pugnamos por la igualdad, la solidaridad, la unidad y la ternura entre nuestros pueblos latinoamericanos”.
Camacho confirmó su participación en esta conferencia de la extrema derecha, vía virtual, mientras reconforma sus siguientes movidas políticas en procura de socavar la estabilidad democrática y económica de Bolivia, mediante acciones de violencia desatadas en Santa Cruz contra sectores sociales que no están de acuerdo con sus demandas de “separatismo” y “federalismo”, alentadas por organizaciones como la CPAC de Estados Unidos.
(ABI)