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Después de 30 años capturan al “último Padrino”

Italia, 16 ene 2023 (ATB Digital).- Luego de 30 años en el anonimato, Matteo Messina, el capo de la mafia italiana —considerado el líder del grupo la Cosa Nostra— más buscado del mundo, fue capturado. Conocido como “Diabolik” y “el último padrino”, era prófugo de la justicia desde los años 90, y fue juzgado en ausencia por varios crímenes a cadena perpetua.

“Hoy, 16 de enero, los carabineros arrestaron al fugitivo Matteo Messina Denaro dentro de una estructura sanitaria en Palermo, donde había acudido a recibir tratamiento terapéutico”, comunicó Pasquale Angelosanto, general de la Policía.

En la siguiente nota conocerás quién es Messina, quien fue descrito como “extremadamente peligroso” y cuya captura ha sido celebrada como “una gran victoria para el Estado” por la primera ministra italiana Giorgia Meloni.

Matteo Messina, el ‘último padrino’ de la mafia italiana
Nacido el 26 de abril de 1962 en Castelvetrano, en el suroeste de Sicilia, desde niño formó parte de la organización debido a que su padre, Ciccio, era líder local del clan. Desde pequeño fue instruido para el manejo de las armas, por lo que a los 14 años ya era un experto y a los 18 cometió su primer asesinato.

Fue apodado Diabolik en referencia a una famosa tira cómica italiana y rápidamente se convirtió en el líder indiscutible de la sangrienta mafia siciliana Costa Nostra, especializada en tráfico de drogas, con presencia en el sector inmobiliario, energía eólica y las apuestas.

Asesino despiadado y amante del lujo
Messina fue el heredero del “capo de todos los capos”, el Toto Riini, conocido “La Bestia”, tras ser capturado en 1993. Firmó la alianza con el famoso clan de los Corleonesi, inmortalizado en la taquillera película “El Padrino” dirigida por Francis Ford Coppola.

Llamaba la atención por su pasión por los coches de lujo, los relojes y adornos de oro, pero se hizo más conocido aún por ser un líder de sangre fría y despiadado. Pese a los delitos, sus problemas con la ley recién comenzaron el 1989, cuando fue acusado de asociación ilícita.

Durante los años 90, ordenó el asesinato de los jueces Falcone y Borsellino, además de atentados en Roma, Milán y Florencia, con un total de diez muertos y un centenar de heridos. En julio de 1992 participó del asesinato de Mincenzo Milazzo, jefe del clan Alcamo.

En 1993, desapareció del ojo público y se convirtió en el más poderoso líder invisible de una organización criminal que movía millones de dólares, inclusive su rostro era desconocido por la mayoría de Italianos y oficiales de la Policía e inteligencia.

(La República)

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