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Sixto Rodríguez o el documental más hermoso

Sixto Rodríguez o el documental más hermoso

* RICHARD SÁNCHEZ

Mientras trabajaba de albañil en Detroit, al otro lado del mundo sus canciones eran coreadas por millones y usadas como símbolo en luchas sociales, marcando a toda una generación.

Lo habían catalogado el cantautor como más importante, de igual talla que Bod Dylan y más popular que Elvis Presley en Sudáfrica pero él no lo sabía.

La increíble historia de Sixto Rodríguez fue dada a conocer al mundo gracias al documental Searching for Sugar Man (Buscando a Sugar Man) y que ganó un premio Oscar el 2023.

Jesús Sixto Díaz Rodríguez era un músico estadounidense de origen mexicano. Sus padres nacieron en San Luis Potosí. Mientras hacía trabajos de oficina y en construcciones, forjó su carrera musical desde los 16 años. Grabó su primer disco Cold Fact en 1970, gracias a que unos productores lo encontraron tocando en uno de los tantos bares que existen en Detroit. Un año después, grabó Coming From Reality. Pese a su talento, carisma y perseverancia, no logró el éxito anhelado en EEUU. Sí tuvo buena aceptación en Australia, en donde hizo un par de giras en 1979 y 1981.

Sin embargo, era en Sudáfrica donde Sixto Rodríguez se había convertido en una leyenda y él no lo supo hasta 50 años después. Tras la salida de su disco debut, cuenta la leyenda que una muchacha llevó ese disco hasta Sudáfrica donde vivía su novio. Los temas encantaron al círculo de amigos pero al no poder conseguirlos en alguna discográfica empezaron a piratearlos.

Esas copias circularon más y más y las letras, que hablaban de la rabia ante la desigualdad, de denuncia al racismo, de rebelarse con lo que no está bien, se convirtieron en himnos de los jóvenes que estaban en contra el apartheid, la segregación racial y de organización territorial aplicada de forma sistemática y legal en África del Sur. Sí, el racismo era legal en el país de Nelson Mandela hasta los inicios de la década del 90.

Sin embargo, en ese país nadie sabía nada del autor. El mito trascendió a la persona, como suele ocurrir en estos casos, y se decía que Sixto se subió al escenario, se roció con gasolina y se prendió fuego. El suicidio más impactante en el mundo de la música que sólo pudo ocurrir en la imaginación. Otros afirmaban que se metió un balazo o que murió por sobredosis.

Y es esto que retrata el documental: la búsqueda de Sixto Rodríguez a través de la ruta de las regalías que nunca le pagaron durante años al artista, su revancha ante los escenarios donde varios soñadores no lo dejaron morir y lo mantuvieron vivo a través de su canto revolucionario.

Al año siguiente de haber ganador el Oscar a mejor documental, su director sueco Malik Bendjelloul, de apenas 36 años, se suicidó, víctima de una severa depresión. Tal vez resulte incomprensible cómo el autor de una obra que rinde homenaje a la vida, a la resistencia, a la música haya decidido ese rumbo, pero los misterios del ser humano son profundos.

El pasado 8 de agosto, Sixto Rodríguez, de 81 años, murió. Nos queda su canto y de Malik nos queda el documental más hermoso.

* Richard Sánchez es periodista