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Las ventajas que la selección no sabe aprovechar

* ERIK LLANOS

Está claro que el nivel de nuestra selección alcanza solo para disputar no ser los últimos en una eliminatoria sudamericana donde Brasil está en la cima y Argentina le secunda, pese a ser campeona del mundo. Esa realidad es imposible cambiarla de la noche a la mañana. Tras el atisbo del mundial 1994, venimos enfrascados en intentos vagos y poco serios de cambios que en vez de avanzar parece que nos hunden más. Y las recetas no son mágicas. Hay temas que se pueden mejorar ya: infraestructura (principalmente canchas y centros de entrenamiento), formación de jugadores, pero sobre todo hacer más competitiva la división profesional sumergida desde hace mucho en una crisis que la actual Federación Boliviana de Fútbol es incapaz de poner en orden.

Sin embargo, pese a estas dificultades, estoy convencido que se pueden acortar las diferencias futbolísticas con el resto aprovechando dos ventajas que no las tiene ninguna selección sudamericana y que hasta ahora ninguna dirigencia y menos director técnico supo utilizarlas a favor: la localía en  La Paz y tener a los futbolistas de la selección jugando en Bolivia. Planeando estrategias responsables que involucren a todos los actores del fútbol (no solo dirigencia, futbolistas y cuerpo técnico; sino también clubes, periodistas, medios de comunicación, y en general toda la afición) y enfocadas en sacarle el máximo provecho a las dos ventajas que señalé, se puede lograr volver al mundial. Segun las tablas históricas de las eliminatorias,  se necesitan 20 puntos para alcanzar el séptimo lugar que ahora te da la opción del repechaje. Y esos 20 puntos se los puede obtener en La Paz con una buena planificación.

Lo recalco, cuando tus posibilidades futbolísticas de competir a la par con el resto de los países son difíciles, hay que buscar otras  formas que puedan acortar las diferencias. El nivel de nuestros futbolistas y sus limitaciones no van a cambiar, pero si se pueden mejorar en  otros aspectos como el físico y mental. Pero cuando insistes en convocar a jugadores sin ritmo,  con rendimientos  pobres y a ello le sumas decisiones técnicas equivocadas, la situación es crítica como la actual y te aferras solo a falsas ilusiones. 

Y la FBF tampoco ayuda con graves errores como lucrar al máximo con las transmisiones de los partidos de la selección y vender entradas a precios elevadísimos. Hay que llevar los partidos a la mayor cantidad de gente y eso significa ceder los derechos a la televisión abierta y motivar a la población a ver jugar a tu selección. Para el partido con Argentina, lastimosamente,  la motivación no es ver jugar a la verde, sino a la selección campeona del mundo de Messi.

* ERIK LLANOS ES PERIODISTA