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Reconstruyen el rostro de un simio que vivió hace 12 millones de años

España, 19 de oct 2023 (ATB Digital).- Lo encontraron por casualidad en 2002 durante las obras de un vertedero en la localidad de Els Hostalets de Pierola, en Barcelona, y resultó ser un valioso fósil en la historia de la evolución humana. Formalmente bautizado como Pierolapithecus catalaunicus y popularmente conocido como Pau, este gran simio extinto que vivió en Cataluña hace unos 12 millones de años saltó a la fama el 18 de noviembre de 2004, cuando esta especie fue descrita en la prestigiosa revista Science.

Sólo se encontraron fósiles de un individuo, restos de un esqueleto parcial con el que han podido ensamblar buena parte del cráneo de un gran simio que vivió en la actual Cuenca del Vallès-Penedès, por aquella época una densa y húmeda selva tropical. Según el análisis del equipo liderado por Salvador Moyà-Solá, del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), podría tratarse del antecesor común de los humanos y de los grandes simios actuales (gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes). De esa época crucial para entender de dónde venimos, el Mioceno medio, se han encontrado pocos fósiles, de ahí la gran importancia que adquirió Pierolapithecus catalaunicus.

Dos décadas después de su hallazgo en el yacimiento de Can Mata, los restos de Pau, que estaban en relativo buen estado para el tiempo que tienen pero fragmentados y deteriorados, han sido sometidos a un lifting tecnológico para revelar en detalle cómo era su verdadero rostro. Para ello, los fósiles han pasado por modernos escáneres que han permitido reconstruir su aspecto en tres dimensiones, en el marco de una investigación realizada conjuntamente por científicos del Instituto Miquel Crusafont, del Museo Americano de Historia Natural y del Brooklyin College. Los resultados se publican este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Pau pertenece a un grupo de individuos conocidos como primates hominoideos, pesaba unos 35 kilogramos, medía entre uno y 1,2 metros de altura y probablemente era un macho, según las estimaciones de los paleontólogos, que creen que proviene de África. Sus caninos son prominentes y grandes y el desgaste de su dentadura revela que murió joven. Aunque se desconoce la causa, sí han podido averiguar que carnívoros carroñeros de su entorno o lo mataron o aprovecharon sus restos cuando había muerto, pues sus huesos largos quedaron desmenuzados.

Sus descubridores lo consideraron el representante más antiguo conocido de la familia Hominidae (el grupo que incluye a humanos, chimpancés, orangutanes, gorilas y bonobos), con unas características corporales modernas: un tórax ancho y estrecho entre hombro y pecho, los omóplatos situados en la espalda, una clavícula larga, las vértebras de la zona lumbar más acortadas y una disposición característica de la articulación entre el antebrazo y la muñeca, tal y como detallan en su página web los científicos del ICP.

DEBATE CIENTÍFICO
Los estudios previos apuntaban también a que tenía pulgar relativamente largo en relación con la longitud de la mano, como pasa también en los humanos. Es decir, reúne los rasgos básicos de diseño corporal modernos que identifican a los miembros de nuestra familia y considerando que vivió hace unos 11,9 millones de años, se describió como la prueba más antigua de ese diseño corporal que dio origen a nuestro grupo.

Pero pese a lo que se ha averiguado, no hay consenso científico sobre dónde situar a este gran simio, si como uno de los homínidos más primitivos (donde se incluyen a todos los grandes simios), o como uno de los primeros homininos (una subfamilia en la que se incluye a los humanos).

Con la nueva reconstrucción publicada este lunes, que han comparado con los cráneos de otras especies, han visto que Pau comparte similitudes en la forma y el tamaño general de la cara tanto con los grandes simios extintos y vivos, pero también tiene rasgos faciales distintos que no se encuentran en otros simios del Mioceno Medio, unos resultados que respaldarían la idea de que esta especie representa uno de los primeros miembros de la familia de los grandes simios y de los humanos.

“Un resultado interesante del modelado evolutivo del estudio es que el cráneo de Pierolapithecus tiene una forma y un tamaño más cercanos al ancestro a partir del cual evolucionaron los grandes simios y los humanos”, ha explicado Sergio Almécija, coautor del estudio. El deseo de los palentólogos es encontrar restos de otros individuos de esta misma especie que puedan esclarecer su lugar en el árbol evolutivo.

(El Mundo)

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