La Paz, 05 de dic 2023 (ATB Digital).-El presidente en ejercicio, Andrónico Rodríguez, entregó el bastón de mando al vicepresidente David Choquehuanca, que retornó de Dubái, donde participó en la 28° Conferencia de Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-28).
El también titular de la Cámara de Senadores, ejerció por al menos 12 horas la Presidencia del país, luego de recibir, de manos del presidente Luis Arce, el mismo bastón de mando. Eso ocurrió poco antes que el mandatario emprenda viaje a Brasil, a la 62º Cumbre de presidentes del Mercado Común del Sur (Mercosur) en Río de Janeiro.
El viaje de Arce coincide con la aprobación del Congreso de Brasil del ingreso pleno de Bolivia al bloque comercial. Se prevé que en ese encuentro el presidente Luis Inázio Lula da Silva entregue la ley que permite la adhesión boliviana.
Por su parte, Choquehuanca lideró la delegación boliviana que participó de la COP-28. Dicho equipo estuvo conformado por los ministros de Relaciones Exteriores, Celinda Sosa; de Medio Ambiente y Agua, Rubén Méndez, y de Planificación del Desarrollo, Sergio Cusicanqui; y el viceministro de Relaciones Exteriores, Freddy Mamani.
“Se practican múltiples sabotajes contra la vida. Los mayores sabotajes son el hackeo de la información genética de la Madre Tierra, para reemplazar la vida natural por la vida sintética. La sustitución de la inteligencia natural por la inteligencia artificial. La creación de la doctrina y dogma del cambio climático para reafirmar los mandamientos y paradigmas occidentales y capitalistas como leyes universales”, remarcó Choquehuanca en su alocución el 3 de diciembre.
Es la segunda vez que el senador cochabambino de 35 años asume el mando del país en forma interina. La primera vez fue el 19 de septiembre. Entonces, el mandatario viajó a la apertura de la 77 sesión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En coincidencia, Choquehuanca se encontraba de viaje en Europa, desde el 16 de septiembre de ese mes.
Fuente: La Razón