La Paz, 04 de mar 2024 (ATB Digital).- Sabemos que pasamos demasiado tiempo en interiores, pero puede que cuantificar ese mal hábito nos haga ser más conscientes de la necesidad de cambiarlo: “Pasamos el 90% del día en interiores y hace 15 años solo se pasaba un 10 %”, afirma tajante Nicola Elliott, experta en bienestar y creadora de la marca NEOM.
Un crecimiento exponencial relacionado estrechamente con un ritmo de vida sedentario y una sobre dependencia de pantallas y nuevas tecnologías que nos está restando calidad de vida. De hecho, Francisco Gómez Moreno, experto en fisioterapia, osteopatía y nutrición de Clínica Palasiet, nos propone reflexionar sobre ello: “Si nos ponemos a pensar cuánto tiempo estamos conectados actualmente con la naturaleza a diario, veremos que es muy poco o nulo. La gente suele vivir en pisos, va a su puesto de trabajo en medios de transporte sentados y cerrados y posiblemente su trabajo sea en otro local cerrado. Y tiene que volver a su casa en el mismo transporte y después de esto su actividad física es en un gimnasio también cerrado, cuando la hay”. Sin duda, una descripción real que se aleja de las dos horas que deberíamos pasar al día al aire libre en un mundo ideal. Pero estos datos no tienen por qué hacernos caer en el dramatismo, sino en la reflexión de ese exceso, en las consecuencias que puede tener y en las diferentes maneras de evitarlo.
La luz natural es necesaria para dormir mejor por la noche
“El día fabrica la noche y al momento del sueño hay que llegar descansado. Durante el día tiene que haber actividad física, luz natural, contacto social, gratitud, amabilidad, una limitación del exceso de pantallas y rutinas adecuadas en las horas previas para tener un descanso de calidad”, apunta el doctor Javier Albares, experto en sueño. Y precisamente por eso, el trastorno del insomnio está tan relacionado con el estilo de vida que llevamos y con la falta de luz natural. “Pasamos cada vez más tiempo en interiores y vivimos sin luz natural y todo ello, junto con el exceso de pantallas, la sobre información y la multitarea, favorece la falta de sincronización de nuestros relojes biológicos”, explica. Y todo ello afecta al estado de ánimo y al funcionamiento de nuestros órganos internos.
La vida en interiores afecta al proceso de envejecimiento
Uno de los denominadores comunes de las personas más longevas de las denominadas zonas azules del planeta donde hay una mayor esperanza de vida es pasar tiempo al aire libre. Y es que la luz regula los ritmos circadianos, directamente relacionados con los procesos de envejecimiento. “Los ciclos circadianos son variaciones en intervalos regulares de tiempo –normalmente un día– de ciertas funciones fisiológica del organismo. El estado de vigilia/sueño junto con la temperatura, el apetito, la digestión, la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la mayoría de los sistemas hormonales, inflamatorios y reparativos presentan este tipo de oscilaciones, cuyo funcionamiento correcto es vital para mantener la calidad de vida y la armonía del proceso de envejecimiento”, explica el doctor Vicente Mera en su libro Joven a cualquier edad, insistiendo en que la luz solar es uno de los controladores más obvios de estos ciclos. Y solo un dato más: según explica el doctor Olivier Courtin-Clarins en su libro Guess my age if you can, la privación del sueño, que también ocasiona la falta de luz natural, afecta al estrés oxidativo y al metabolismo.
Y a la forma en la que comemos
Pasar tanto tiempo en interiores desemboca en varios hechos en cadena porque el insomnio, por ejemplo, afecta también a la hormonas relacionadas con las sensación de hambre y saciedad, de manera que esa falta de luz solar empeora los hábitos frente a la mesa. “Existe una estrecha relación entre los trastornos del sueño y la alimentación. Por ejemplo, por los problemas con la liberación de la hormona de la saciedad, llamada leptina, que se libera en la fase de sueño profundo”, explica Mera.
La falta de luz natural afecta al estado de ánimo
Basta con reflexionar sobre cómo nos sentimos después de pasar un día al aire libre para entender de qué manera nos afecta el exceso de interiores a nuestro estado de ánimo y humor. “La luz natural es fundamental para regular nuestros diferentes ritmos biológicos y el estado de ánimo, ya que también influye en los niveles de serotonina”, explica Albares. A lo que la psicóloga Pilar Conde añade: “Estar al aire libre facilita la regulación emocional, disminuye niveles de estrés y de ansiedad, así como mejora nuestro estado de ánimo y nuestros hábitos de sueño y alimentación”.
Cómo reducir el tiempo que pasamos en interiores
No es fácil, pero existen algunas alternativas para conseguirlo:
- Caminar más: teniendo en cuenta que el sedentarismo se ha instalado en nuestra vida –nuestros antepasados caminaban entre 10 y 16 kilómetros al día y nosotros solo 2,4, según la media–, intentar caminar más a diario es fundamental en todos los aspectos, también para pasar más tiempo al aire libre. De hecho, Elliott aconseja exponerse al menos 30 minutos a la luz natural antes de las 10 de la mañana, por lo que ir al trabajo caminando puede ser una buena alternativa.
- Prácticar grounding o, lo que es lo mismo, estar descalzos en contacto con la tierra. El experto de Palasiet aconseja también hacer esta práctica viendo amanecer en la playa o simplemente intentar ver atardecer mirando directamente al sol. “Es algo que nos conecta con nuestro día y, además, le dice al cerebro que el día se acaba, esto mantiene los biorritnos en el tiempo de forma regular“.
- Participar en iniciativas medioambientales: igual algo tan sencillo como participar en programas de recogida de plástico en el bosque puede ayudarnos a estar en contacto con la naturaleza e incrementar esa exposición a la luz natural. Además, los estudios confirman la correlación entre el sentimiento de felicidad y las iniciativas medioambientales de los países.
Fuente: Vogue españa