La Paz, 15 de mar 2024 (ATB Digital).- Al planear unas vacaciones, todos se han planteado alguna vez en buscar lugares poco convencionales que permitan evitar las aglomeraciones turísticas. Rusia cuenta con una variedad de destinos que cumplen este criterio, al tiempo que ofrecen nuevas experiencias e impresiones y tienen la capacidad de sorprender y cautivar al viajero a un módico precio.
Un lista recopilada por RBC recomienda ocho ciudades poco conocidas del país, una pequeña selección de los muchos lugares que merece la pena visitar en el gigante euroasiático.
Situada en el sur de la Siberia occidental, a orillas del río Irtysh, con sus playas de arena, centenares de bañistas, pescadores e instalaciones futuristas en su malecón y calles peatonales, Omsk produce la impresión de una ciudad permanentemente en fiesta en verano.
Esta urbe es conocida por su cultura cafetera: la variedad y calidad de su oferta de cafeterías y pastelerías hacen imposible pasar de largo.
Asimismo, su amplia red de ciclovías facilita la circulación por las calles, donde se pueden encontrar modernas instalaciones de arte, como cristales interactivos.
Ciudad académica en medio de Siberia, donde uno de cada cinco residentes, es decir, más de 100.000 personas, es estudiante. Gracias a sus seis centros estatales de educación superior, se erige como un foco de juventud, ciencia y diversidad cultural, donde se puede ver a estudiantes y profesores procedentes no solo de diversas partes de Rusia, sino de todo el mundo.
Una atmósfera especial reina en los campus de las universidades Médica y Politécnica, que atraen a los aficionados a pasear por callejones con encanto, mientras que el parque Láguerny, con sus bellas vistas al río Tom, es uno de los lugares favoritos para las parejas.
El perfil arquitectónico de la ciudad conserva las huellas de diversas épocas, combinando antiguos edificios de mercaderes con centros comerciales e instalaciones industriales de la época soviética. Así, la cuadra Yelán es un ejemplo de arquitectura modernista de madera de principios del siglo pasado, donde cada casa, con su diseño único, es hermosa y singular. Por esta manzana no pueden circular autos y se puede explorar cómodamente a pie o en tranvía.
Un importante museo de arte, donde se exhiben obras de grandes artistas clásicos mundiales, y una decena de teatros brindan una rica oferta cultural para residentes y visitantes.
Polo de antiguas migraciones euroasiáticas, Oremburgo refleja la fusión de las culturas que transitaron por esta zona. Aquí se encuentra el puente Europa-Asia, por el que se puede pasar atravesando el río Ural de un continente al otro, aunque algunos geógrafos discrepan de esta idea.
Uno de los atractivos de la ciudad es el monumento del Reno sármata, cuya nariz ha quedado pulida por innumerables pasos de manos de turistas y residentes, que la tocan en busca de buena suerte.
Este puesto avanzado del Imperio ruso era conocido por la producción de sal y de jaspe y por el famoso chal de Oremburgo, que se hace de lana de una raza especial de cabra y que en la actualidad sigue siendo objeto de deseo de muchas mujeres de Rusia y el extranjero. Existe la leyenda de que un empresario llevó una manada de cabras hasta Francia para fabricarlo allí, pero el cambio de clima a uno más suave afectó negativamente a la calidad de la lana, frustrando completamente la empresa.
La urbe tiene también una importancia simbólica en la creación del idioma ruso clásico y así lo refleja el monumento dedicado al célebre poeta Alexánder Pushkin y a Vladímir Dal, lexicógrafo y autor del Diccionario de la lengua rusa viva. Los dos pilares de la filología rusa se encontraron allí en 1883.
Importante puerto en el extremo noroeste de Rusia y la mayor urbe del mundo, situada al norte del círculo polar ártico. Por ello, el calificativo de “el más septentrional del mundo” se puede aplicar a muchos de los lugares de interés de la ciudad, desde a su centro de arte moderno hasta a su planetario.
Las dos instalaciones se encuentran en una biblioteca científica regional reconvertida en centro multifuncional con un cine, sala de conferencias e incluso un bibliotecario robótico.
Situada en la desembocadura del río Kola cerca del mar de Barents, la ciudad está estrechamente ligada al mundo de la navegación. Uno de sus imanes turísticos es el rompehielos nuclear Lenin, el primero de la historia. Ya fuera de funcionamiento tras expirar su tiempo de servicio, está amarrado en el centro de la urbe y funciona como un museo: los visitantes pueden explorar el interior de este singular buque, ver la sala de oficiales, la sala de radio, la sala de navegación e incluso los reactores nucleares que propulsaban la nave.
Múrmansk también cuenta con un oceanario, que además de exhibir espectáculos protagonizados por focas del Ártico, se dedica al trabajo científico estudiando la vida de los mamíferos marinos.
Cerca del oceanario se ubica un emotivo monumento dedicado al gato Semión, que según la leyenda escapó mientras sus dueños se mudaban de Moscú a Múrmansk y reapareció seis años más tarde.
Esta ciudad del distrito autónomo de Janty-Mansi destaca por un museo de la historia y cultura de los pueblos del extremo norte que habitan esta región, como los janti y los evenks, entre otros. Aquí se puede entrar a una tradicional vivienda temporal de los pastores nómadas de renos, ver las herramientas de los antiguos habitantes de estas tierras o sentirse como un chamán siberiano. La instalación ofrece una exposición al aire libre, un auténtico campamento janti.
Esa región debe su desarrollo al descubrimiento de yacimientos de petróleo y gas natural, de ahí su monumento a los geólogos y el nombre del parque público en conmemoración de la producción de las primeras 500 millones de toneladas de crudo, el lugar favorito de paseo de los residentes locales.
También es conocido como las puertas sureñas de Yamal, una región famosa por su naturaleza y la hospitalidad de las gentes del norte. En la temporada de calor, los lagos Janto y Svétloye, situados en las inmediaciones de la ciudad, se convierten en un lugar favorito de recreo en medio de los pinares que rodean sus orillas. Las playas de arena de Janto le han valido el apodo de las ‘Maldivas de Yamal’.
En el complejo etnográfico Núm., uno puede familiarizarse con la cultura y tradiciones de los pueblos autóctonos de la región, los janti y los nenets. Allí se puede conocer la artesanía local, ver renos o pasar una noche en un ‘chum’ acomodado para huéspedes.
El complejo está situado en el territorio del parque más grande y moderno de Yamal. Hace unos años, se construyeron en el lugar rutas de paseo, zonas de juego, objetos de arte e instalaciones de iluminación ornamental.
En Noyabrsk hay dos esculturas de mosquitos gigantes, uno de tres metros y otro de dos, uno de los cuales ha ganado en repetidas ocasiones concursos al monumento más insólito del país.
Situada en la parte europea de Rusia, Riazán ha conservado su espíritu provincial de hace 100 años, lo que le confiere una autenticidad perdida hace tiempo en las grandes urbes.
Este apacible híbrido de ciudad y pueblo parece dedicar especial atención a los placeres mundanos, de ahí que acoja un Museo de la Piruleta y una Galería del Pan de Jengibre.
Los aficionados a la poesía encontrarán diversos sitios de interés vinculados con el famoso poeta ruso Serguéi Yesenin quien en sus versos ensalzó esta región, su lugar natal.
Originariamente, siendo esta zona parte del Kanato de Siberia, Tiumén fue la primera ciudad rusa en esa región que se convirtió en un importante centro comercial de tráfico de pieles.
La historia política y económica de esa ciudad hace imposible observar todos los atractivos en un día. Algunos guías sostienen que no le alcanzaría una semana para ver todos en la ciudad y sus alrededores.
Entre los más frecuentados se encuentra el amplio malecón del río Turá, el popular paseo Tsvetnói, la plaza de Gastos siberianos con una avenida flanqueada por estatuas de hierro fundido, fuentes termales y muchos más.
Fuente: RT