Tulio Ribeiro
Un conflicto es cada vez más claro para el mundo, la guerra entre países no es suficiente, los líderes de un mismo bando no se entienden. Las relaciones del presidente Biden con Israel son cada vez más incoherentes.
Sus objetivos son confusos y contradictorios, ignora a Irán, la mayor amenaza de la región. No logró un acuerdo de alto el fuego para los rehenes antes del Ramadán, y sus esfuerzos por aumentar la ayuda humanitaria a Gaza son mal concebidos e ineficaces, y trágicamente probablemente ayuden a Hamás más que a los inocentes. Biden, en sus ensoñaciones, se negó rotundamente a reconocer que el problema central no es la cantidad de asistencia disponible. Mientras tanto, es fundamental que las preocupaciones de seguridad impidan los envíos de ‘ayuda’ que traen armas, municiones y suministros.
Estas no son premisas carentes de importancia. Desde la Primera Guerra Mundial, en los orígenes de la ‘ayuda’ internacional estadounidense, los preceptos fundamentales han exigido que la ayuda se destine únicamente a los no combatientes y sea entregada por partes neutrales (o, al menos, estrechamente supervisadas) para evitar desvíos. La Comisión de Ayuda de Herbert Hoover en Bélgica estableció estas condiciones, cuyo objetivo era aumentar los flujos de ayuda dando a los donantes confianza en que la ayuda no se desviaría. Los principios humanitarios son correctos, pero actualmente no existen en Gaza las condiciones para implementarlos.
De hecho, en un análisis más profundo, el conflicto palestino-israelí en Gaza obligó al Presidente estadounidense a “realizar una maniobra difícil”, rompiendo relaciones con Benjamín Netanyahu, a quien conoce desde hace casi 50 años, informó la prensa estadounidense. La razón es el creciente descontento con la política seguida por el primer ministro israelí. Otros líderes estadounidenses se han enfrentado a una situación similar. Sin embargo, para el actual ocupante de la Casa Blanca, hay mucho en juego, dado el gran número de víctimas civiles y las próximas elecciones presidenciales.
“El presidente estadounidense, Joseph Biden, está llevando a cabo una maniobra astuta: rompió con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su estrategia militar en la Franja de Gaza, pero al mismo tiempo apoya a Israel y su lucha contra Hamás, que todavía mantiene rehenes”, informó Axios, citando a funcionarios estadounidenses. La publicación señala que antes de esto ninguno de los incidentes obligó al líder estadounidense a cambiar de rumbo en relación con el jefe del Gobierno israelí, “a quien conoce desde hace 50 años”. Sin embargo, los acontecimientos de las últimas semanas han hecho que Biden cambie de opinión. La guerra en el enclave se prolonga y cómo afecta a la reputación de Biden. “Si miramos hacia el futuro, la única salida real a la situación actual es la creación de dos Estados a lo largo del tiempo. Y lo digo como partidario de Israel durante toda mi carrera”, afirmó el 46º presidente de Estados Unidos. Según él, esto también cuenta con el apoyo de los vecinos de Israel en la región, incluido Riad. La discordia está bien estructurada.
Después del discurso de Biden, los periodistas pudieron grabar parte de la conversación de Biden con el senador demócrata de Colorado, Michael Bennett. “Le dije a Bibi (apodo de Benjamín Netanyahu) que vamos a tener un encuentro con usted de la serie Ven a Jesús”, explicó el Jefe de Estado. Posteriormente, el Presidente aclaró que, en su Estado natal, esta expresión significa “una reunión seria”. Continuó hablando: “Conozco a Bibi desde hace 50 años, y él entendió lo que quería decir”, añadió Biden. El Presidente también señaló que Netanyahu “no está ayudando a Israel tanto como perjudicándolo”. “Creo que es un gran error”, afirmó el líder de América del Norte, y destacó que “nunca abandonará a Israel” porque la defensa de este país de Oriente Medio “sigue siendo crucial”. El Presidente de Estados Unidos pidió a las autoridades israelíes que “prestaran más atención a las vidas de personas inocentes que están muriendo como resultado de las acciones que están tomando” en la Franja de Gaza. De hecho, se opone a la expansión de la operación terrestre de las FDI en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, donde unos 1,5 millones de palestinos se están refugiando. En su opinión, esto será una “línea roja” para Washington, sin especificar qué consecuencias podría tener para las autoridades israelíes. “Otros 30, no se debe permitir que los palestinos mueran como resultado de la lucha contra Hamás. Después de todo, hay otras maneras”, explicó Biden.
Posteriormente, el Primer ministro israelí concedió una entrevista a la edición americana de ‘Político’ y afirmó que sabía exactamente a qué se refería el Presidente estadounidense. “Pero si estamos hablando del hecho de que estoy siguiendo una política que va en contra de la mayoría del público israelí y que perjudica los intereses de Israel, entonces está equivocado en ambos aspectos”, dijo Netanyahu, citando “el apoyo de una parte significativa de la población israelí”. Redoblando sus esfuerzos y aumentando la discordia, el jefe del Gobierno israelí anunció también su voluntad de cruzar la “línea roja” trazada por el líder estadounidense. “Vamos [a Rafah]. No vamos a renunciar a esto. Después de todo, también tengo una ‘línea roja’ para que el 7 de octubre no vuelva a suceder y nunca vuelva a suceder”, dijo Netanyahu. Según el líder israelí, las FDI lograron destruir tres cuartas partes de los batallones de Hamás y no tardarán más de dos meses en completar la operación en Gaza. El primer ministro añadió que se opone categóricamente a la creación de un Estado palestino independiente, y luego “del ataque de octubre de Hamás, una parte importante de los israelíes siente lo mismo”.
Debilitando aun más a Biden y ayudando al expresidente Donald Trump, el conflicto en Oriente Medio se convirtió en uno de los temas principales de la campaña presidencial. El ‘supermartes’, algunos votantes demócratas decidieron mostrar su descontento con Biden, y en siete estados donde se podía votar “contra todos” el electorado se mostró muy activo a la hora de recurrir a esta opción. Las tasas más altas de dos dígitos se registraron en Minnesota, Massachusetts y Carolina del Norte. Desde Pronto, los votantes protestaron por el apoyo incondicional del Presidente estadounidense a Israel en la guerra contra Hamás en la Franja de Gaza.
Como muestran las últimas encuestas de opinión, se perfila un panorama sombrío para el actual propietario de la Casa Blanca. En caso de pelea entre Biden y Trump, el actual líder recibirá entre un 2% y un 8% menos. Por lo tanto, ahora Biden se ve obligado a coquetear con una parte del electorado que se opone al apoyo a Israel, lo que claramente no es del agrado de Benjamín Netanyahu. Se escucha constantemente retórica contra Israel, pero en la práctica nada cambia: en el Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos defiende a los israelíes, mientras suministra activamente armas para ataques en la Franja de Gaza. No son solo Israel y la Franja de Gaza los perjudicados, sino también El Cairo; es difícil predecir cómo afectará la situación en Rafah a Egipto como Estado. Si más de un millón de personas que se encuentran actualmente allí huyen de Gaza al país vecino, pocos pueden predecir las consecuencias, opina el experto. Egipto está experimentando problemas extremadamente graves con su economía. Una presión adicional que no hace más que empeorar la situación es la tensión en torno al estrecho de Bab el-Mandeb y la reducción del flujo de tráfico a través del Canal de Suez, lo que solo conducirá a una nueva caída de los ingresos de la economía egipcia.
Ante una negociación es importante comprender que si la actual administración estadounidense, representada por Biden, de repente toma algunas acciones antiisraelíes, los republicanos se aprovecharán inmediatamente. La posición de Trump hacia Israel es conocida: si Biden da marcha atrás y toma medidas destinadas a presionar a Israel, Trump se aprovechará de ello. Está claro que a Biden no le gusta lo que está pasando, pero tiene un margen de maniobra muy limitado. Se está intentando crear algún tipo de fondo de información para presionar a Netanyahu, pero hasta ahora no ha tenido éxito. Ha habido filtraciones de que Estados Unidos está coqueteando con la oposición israelí. El 4 de marzo, Benny Gantz, miembro del gabinete militar de Israel y exministro de Defensa, viajó a Washington sin que el primer ministro Netanyahu aceptara el viaje.
Para líderes como Netanyahu, los métodos de presión funcionan de manera extremadamente ineficaz, debido al grado de locura. El gobierno de Biden se encuentra en una situación difícil, según las encuestas, no tiene muchas posibilidades de ganar las elecciones. Una serie de problemas internos, que el gobierno del líder estadounidense no pudo afrontar o incluso agravaron, llevaron a que Trump probablemente gane, considera el politólogo. Ya no se trata, o quizás nunca lo fue, de salvar vidas, para Biden o Trump, sino de poder gobernar la mayor potencia mundial sin el peso de perder por culpa de Israel y la locura de Netanyahu.
A partir del 7 de octubre hubo informes de que Hamás acaparó y desvió suministros importantes, y estos incidentes no hicieron más que aumentar con el tiempo. A Biden, debilitado y maltrecho internamente, no parece importarle ni entender que su enfoque ya no es decididamente menos humanitario. Su acción recurre a trucos de señalización de virtudes y trucos publicitarios en lugar de centrarse en cuestiones urgentes de seguridad, dada su inminente derrota electoral a finales de año. La asistencia aérea en Gaza, especialmente mientras Biden la está implementando, es un ejemplo de esto. Incluso se produjeron muertes debido a que el paracaídas no se abrió y las cajas golpearon a las personas.