Armando Aquino Huerta
Lo hecho durante el golpe de Estado de 2019, el gobierno de facto de Jeanine Añez, los 36 días de paro indefinido delictivo, los delitos cometidos por la aprehensión y detención preventiva de Luis Fernando Camacho, gobernador de Santa Cruz, los fracasos de los cabildos ilegales y del proceso revocatorio contra el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, sus gritos orgullosos de ¡Los collas deben irse de Santa Cruz! y ¡Santa Cruz jamás de los jamases va a ser masista!
Sus falacias de que la economía del país está en crisis por falta de dólares, las mentiras cínicas contra el D.S. 5143 que establecía la modernización de Derechos Reales para proteger la propiedad privada, el absurdo de decir que no hay voluntad política para realizar las judiciales (que debieron realizarse en 2023), y otras estupideces publicitadas por los medios de comunicación nacionales e internacionales como el hecho de pedir la renuncia del Presidente y Vicepresidente de las bolivianas y bolivianos, prueban que los opositores y la nueva derecha fascista están creando problemas políticos para dar un golpe de Estado como solución final a sus fracasos.
Para ello dichos políticos ya escogieron temas sensibles como la economía, salud, hidrocarburos, transporte, gas, elección de magistrados, autoprorrogados, propiedad privada, el censo, relaciones internacionales, distribución de escaños para las próximas elecciones —entre otros—, y vienen desinformando, engañando y manipulando al pueblo boliviano, poniendo en práctica lo que decía Joseph Goebbels asesorando a Adolf Hitler: “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”.
Querer convulsionar el país con esas falacias y mentiras para dar un golpe al gobierno constitucional y legítimo de Luis Arce Catacora, David Choquehuanca, ministros, viceministros, diputados y senadores aymaras y quechuas que con ponchos y polleras gobiernan entregando obras casi todos los días, solucionando los problemas y el descalabro que dejaron los golpistas de 2019 y el gobierno de facto de Jeanine Añez equivale a desconocer la democracia y ser enemigo de la Patria por intereses personales y de grupo.
Si a ello añadimos la nueva composición de la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz —donde los políticos de CREEMOS, seguidores de Luis Fernando Camacho no tienen ninguna comisión y reconocieron diciendo “Ya la gobernación ha sido tomada”—; se puede ver que LOS COLLAS DE SANTA CRUZ que festejan con ponchos y polleras las fiestas departamentales y patronales son mayoría indiscutible en Santa Cruz —se mire con el cristal con que se mire—. Quedando así demostrado que SANTA CRUZ YA ES MASISTA, respondiendo al grito soberbio ¡Santa Cruz jamás de los jamases va a ser masista!
Por todo ello los opositores y la nueva derecha fascista están empeñados en difundir más noticias falsas recurriendo sistemáticamente a las redes sociales, los guerreros digitales, y la industria de la desinformación, publicando como si fueran noticias de interés social, mellando el honor y la dignidad de las autoridades de gobierno, denunciando hechos de corrupción inexistentes para dañar la imagen del Organo Ejecutivo para manipular al pueblo, convulsionar el País y dar un golpe de Estado con mentiras increíbles; solo falta que digan, las piezas de oro de la boca serán extraídas.
Para lo cual desean unirse desesperadamente todos contra el MAS-IPSP como sea, retomando sus planes del federalismo y de “la media luna”, anunciando marchas, bloqueos y paros para que sus líderes detenidos preventivamente sean puestos en libertad, y sus líderes que aún están libres no sean aprehendidos, y todos queden impunes; lo cual constituye conducta antipatriótica y delictiva, propia de los enemigos de la democracia y de la Patria.
Pero, la mayoría de las bolivianas y los bolivianos que ya saben leer y escribir y consiguientemente saben que a la nueva derecha fascista no le interesa los derechos del pueblo, sino sus intereses personales y de grupo, se han dado cuenta de esas delictivas intenciones y han rechazado tales marchas, bloqueos y paros.
Situación que demuestra a todas luces que la democracia boliviana está en peligro permanente, porque los opositores y la nueva derecha fascista son incapaces de darse cuenta de que el 90% de las bolivianas y los bolivianos ya no les creen; consiguientemente es urgente evitar el plan golpista, aplicando la ley y nada más que la ley. Al respecto conviene leer Como funciona el mundo y ¿Quién domina el mundo?, de Noam Chomsky.