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La ciencia del ‘vision board’: ¿realmente lograrás tus objetivos para 2025?

La ciencia del 'vision board': ¿realmente lograrás tus objetivos para 2025?

Mundo, 19 de dic 2024 (ATB Digital).- “Manifestar” es la palabra del año 2024, según el Diccionario de Cambridge. Y no precisamente por la acepción conocida en todas las generaciones: aquella que se refiere a tomar parte en una protesta pública. Sino más bien por una definición que apela al ámbito C, y que algunos traducen como “pedirle al universo lo que uno desea”, o “moldear la realidad con el pensamiento”.

En cualquier caso, esta práctica se ha vuelto tendencia en el último tiempo, junto a otras que derivan de ella o se complementan, como la pronunciación diaria de afirmaciones positivas, la meditación (que, tal y como te contamos en este artículo para suscriptores, está más que avalada por la ciencia) y, más recientemente, la creación de un vision (o visual) board, que se traduce al español como “tablero de visualización”. ¿En qué consiste exactamente esta actividad tan popular en redes sociales?

Probablemente no sea nada que no hayas hecho antes: a simple vista, el resultado es lo que conocemos como collage. Sin embargo, el ejercicio va más allá de recortar y pegar fotografías que nos gusten en una cartulina. Se trata de un método para tener siempre visibles los objetivos personales; es decir, de elegir imágenes y frases relacionadas con esas metas que nos impulsen a lograrlas en un futuro. Algo así como una representación gráfica de los clásicos propósitos de Año Nuevo. 

Eso sí, el vision board parece ser ahora una alternativa más atractiva para las nuevas generaciones, que dedican las últimas semanas del año a reunirse y llevar a cabo este pasatiempo, probablemente sin saber que hay algo de ciencia en él. Y es que, aunque muchas cuestiones que atañen al campo del desarrollo personal no están respaldadas por la evidencia, expertos de prestigiosas instituciones ya han comenzado a investigar acerca de su eficacia. Esto es lo que sabemos hasta ahora.

Neuroplasticidad: la delgada línea entre imaginar y hacer

La visualización —entendida como “pensar en aquello que deseamos”— encuentra su base científica en el concepto de neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para reorganizarse formando nuevas conexiones neuronales. Según un estudio elaborado por Álvaro Pascual-Leone, neurocientífico y catedrático de Harvard, imaginar activamente el logro de un objetivo activa las mismas áreas del cerebro que la acción real. Esta activación fortalece las redes neuronales asociadas con el comportamiento deseado, lo que puede aumentar las probabilidades de llevarlo a cabo.

En el deporte, por ejemplo, este método se ha investigado ampliamente. Varios estudios han mostrado que el entrenamiento mental —es decir, la intervención de imágenes cognitivas, sin acción real— puede traducirse posteriormente en una ligera mejora del rendimiento físico, siempre condicionada por las capacidades previas del atleta: de ello hay evidencia en el ámbito de la fuerza e incluso del fútbol, pero todavía queda mucho por indagar.

Y llevando esto al concepto que nos interesa, si el objetivo que estamos visualizando a través del vision board además nos genera emociones positivas, nuestro cerebro liberará dopamina, el neurotransmisor relacionado con el placer y, aún más interesante, la motivación.

un cerebro con objetivos: ¿los lograremos en 2025 gracias al vision board?

Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué ocurre en nuestro cerebro cuando nos fijamos un objetivo? En línea con las innovadoras investigaciones de Pascual-Leone, que se desarrollaron desde la última década del siglo XX, ahora la psicología tiene respuestas precisas para esta cuestión: si bien el cerebro sigue siendo un gran misterio para la ciencia, los mecanismos neuronales detrás de los propósitos de Año Nuevo (y, más recientemente, de los vision boardcada vez están más claros

Todo ello sucede en una minuciosa coreografía protagonizada por tres regiones claves de nuestro cerebro. Nos lo cuenta Diego Redolar, profesor de Psicología en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y autor del libro La mujer ciega que podía ver con su lengua (Penguin, 2024): “Cuando planteamos metas a largo plazo, se activa una región en nuestro cerebro llamada corteza prefrontal dorsolateral. Esta, al contrario que la corteza prefrontal ventromedial, no recibe información del núcleo accumbens, el circuito de recompensa y gratificación”. 

En el caso de las personas más racionales, es posible que una simple lista de propósitos sea suficiente para ponerse en acción. Sin embargo, la mayoría de seres humanos buscamos la gratificación a corto plazo, y por eso el vision board es una buena herramienta: Redolar explica que “al poner incluir en él citas inspiradoras e imágenes —el contenido visual gusta mucho a nuestro cerebro—, se refuerza el vínculo entre el núcleo accumbens y la corteza prefrontal ventromedial, que promueve que algo que a priori es a largo plazo se perciba como a corto plazo, aumentando así nuestras posibilidades de éxito”.

En otras palabras, además de motivarnos, el vision board nos ayuda a dividir nuestros objetivos en pasos concretos y alcanzables: al incorporar este estímulo visual en nuestra rutina diaria (colocado estratégicamente en un lugar visible), podemos medir más fácilmente su consecución y reforzar de esta forma nuestro compromiso emocional con dichas metas.

Y es que, si 2025 pudiera ser el año en que logres lo que tanto deseas, y la ciencia ya te ha dado el visto bueno, ¿a qué estás esperando para intentarlo?

FUENTE: MEDIOS LOCALES

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