Mundo, 24 de dic 2024 (ATB Digital).- En el imaginario colectivo de los aficionados han existido de siempre dos afirmaciones sobre el deporte: que es sano y que andar no se puede considerar una modalidad más. Sin embargo, el paso de los años y la llegada a la sociedad actual han conseguido ponerlas en duda.
Por un lado, la gente que alcanza y sobrepasa la cincuentena con un espíritu competitivo lo hace con el cuerpo molido a lesiones y no pocas molestias. Esto les deriva al golf, la natación, el senderismo o la bicicleta, en el mejor de los casos. Y, por otro, los éxitos recurrentes de la marcha atlética han provocado que se adquiera cada vez una mayor conciencia de la importancia de esta modalidad, como indica José Antonio Carrillo, el entrenador de los olímpicos españoles. «No solo es la disciplina atlética con más metales en los Juegos (8), si no que somos referentes para otras modalidades como las vallas o el triple. Las anteversión y retrovesión de las caderas que nosotros desarrollamos las tienen en cuenta, cada vez más, los técnicos de otras pruebas para mejorar su rendimiento».

El mantra de que andar no es deporte lo rebate el preparador diciendo que «un marchador camina a 15 km por hora, más rápido que cualquier corredor de más de 800 metros en pista. Si esto lo mantenemos durante veinte o cuarenta kilómetros, pueden imaginarse el esfuerzo que supone», apunta orgulloso.
De manera que nadie duda ya que se pueden obtener las bondades del deporte y evitar a la vez lesiones caminando a buen ritmo. Así que, como quien no quiere la cosa, surgió la necesidad de crear juegos adaptados a los mayores en los que su integridad no sufriera peligro.
Fuente: ABC