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Una historia pionera: animales en el espacio

Una historia pionera: animales en el espacio

Mundo, 29 de dic de 2024.- Cuando hablamos de la conquista del espacio, solemos pensar en nombres como Yuri Gagarin, Neil Armstrong o Valentina Tereshkova. Pero detrás de estas figuras icónicas hubo pioneros silenciosos, con patas, colas e incluso plumas, que desafiaron lo desconocido para permitir los avances de la humanidad en el cosmos. Entre ellos, destaca Laika, la perra soviética que se convirtió en el primer ser vivo en orbitar la Tierra en 1957. Sin embargo, su historia es solo una pieza de un mosaico más amplio de animales extraordinarios que dejaron su huella en la historia espacial.

Pioneros de cuatro patas en el espacio

Laika fue seleccionada entre un grupo de perras callejeras de Moscú, elegidas por su resistencia, tamaño compacto y temperamento dócil. Los científicos creían que estos animales callejeros serían más aptos para soportar las condiciones extremas de los vuelos espaciales. Entrenadas para soportar confinamiento, vibraciones intensas y aceleraciones brutales, estas perras demostraron una valentía que les garantizó un lugar en los anales de la historia.

Aunque Laika nunca regresó, su sacrificio no fue en vano. Misiones posteriores como la de Belka y Strelka en 1960 lograron devolver a sus pasajeros con vida, marcando un hito en la exploración espacial y demostrando que era posible sobrevivir a un vuelo orbital. Incluso la política se entrelazó con estas misiones cuando una descendiente de Strelka fue regalada a Caroline Kennedy, hija del presidente de los Estados Unidos, durante la Guerra Fría.

Chimpancés y monos: aliados en la carrera espacial

Mientras la Unión Soviética confiaba en sus cosmoperras, Estados Unidos optó por entrenar a primates para sus misiones espaciales. Uno de los nombres más destacados es Ham, un chimpancé que en 1961 completó un vuelo suborbital a bordo de un cohete Mercury-Redstone. Este “astrochimpancé” demostró que era posible realizar tareas básicas en condiciones de ingravidez, un paso crucial antes del primer vuelo tripulado por un humano.

Pero no todos los vuelos de los primates terminaron bien. Enos, otro chimpancé, fue sometido a pruebas aún más exigentes, incluida la exposición a fallos técnicos que le causaron sufrimiento innecesario. Su misión, sin embargo, sentó las bases para el vuelo orbital de John Glenn, el primer estadounidense en orbitar la Tierra.

Fuente: MY

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