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Las pajitas de plástico afectan a los tiburones, pese a los esfuerzos contra la contaminación marina, advierten expertos

Las pajitas de plástico afectan a los tiburones, pese a los esfuerzos contra la contaminación marina, advierten expertos

Mundo, 12 de feb 2025 (ATB Digital).- Los tiburones, ya sea por ingestión directa al confundir los microplásticos con alimento, o de forma indirecta al consumir peces contaminados, están acumulando estos residuos en sus organismos. 

En una declaración que quedará grabada en la memoria colectiva, Donald Trump, con su habitual desdén por la corrección política, ha sentenciado: “No creo que el plástico afecte mucho a los tiburones”. 

Con estas palabras, el presidente estadounidense marcó el regreso de las pajitas de plástico, firmando una orden ejecutiva que pone fin a la imposición de las alternativas biodegradables en edificios federales

En su visión, la cruzada contra el plástico es poco más que un capricho de activistas ambientales, y su administración apuesta por devolver a los ciudadanos el derecho a utilizar pajitas funcionales, aunque ello suponga un retroceso en los esfuerzos por mitigar la contaminación marina.

Sin embargo, la realidad desmiente su afirmación. Los plásticos, y en especial los microplásticos derivados de su descomposición, representan una amenaza silenciosa pero devastadora para los océanos. Y entre sus víctimas más vulnerables se encuentran los tiburones, especies longevas y esenciales para el equilibrio marino, que acumulan estas partículas tóxicas en sus organismos con consecuencias aún no completamente comprendidas.

Estados Unidos y su giro hacia el pasado

La orden ejecutiva de Trump revierte las iniciativas medioambientales de su predecesor, Joe Biden, quien había impulsado una reducción del uso de plásticos de un solo uso y respaldado acuerdos internacionales para limitar su producción. 

Con esta decisión, el gobierno estadounidense no solo elimina la restricción a las pajitas de papel edificios federales, sino que también encarga la elaboración de una estrategia nacional para erradicar su uso en todo el país. El argumento detrás de esta medida se basa en estudios que sugieren que las pajitas de papel contienen sustancias químicas potencialmente dañinas, como los PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), que pueden filtrarse en las bebidas. 

Además, se alega que su producción genera una huella de carbono mayor que la del plástico. Sin embargo, estas afirmaciones ignoran el problema de fondo: los plásticos persisten en el medio ambiente durante siglos, fragmentándose en partículas microscópicas que se infiltran en los ecosistemas y la cadena alimentaria global.

Estas diminutas partículas, que ingresan en el agua a través del desgaste de plásticos más grandes, el vertido de productos industriales y el lavado de textiles sintéticos, afectan la salud de múltiples especies marinas.

Y los tiburones, ya sea por ingestión directa al confundir los microplásticos con alimento, o de forma indirecta al consumir peces contaminados, están acumulando estos residuos en sus organismos. 

Los efectos devastadores del plástico en los depredadores marinos

Las consecuencias de esta contaminación son múltiples y potencialmente catastróficas. Entre los efectos más preocupantes se encuentran:

  • Lesiones internas y obstrucciones digestivas: los microplásticos pueden causar daños en el sistema digestivo de los tiburones, provocando infecciones, úlceras y bloqueos que dificultan la absorción de nutrientes.
  • Bioacumulación de toxinas: los plásticos actúan como esponjas que absorben contaminantes químicos del océano, como metales pesados y pesticidas, que luego se liberan en los tejidos de los tiburones al ser ingeridos.
  • Alteraciones hormonales: algunos componentes plásticos funcionan como disruptores endocrinos, interfiriendo en los sistemas hormonales de los tiburones y afectando su reproducción y desarrollo.
  • Reducción de la esperanza de vida y de la tasa de reproducción: la acumulación de contaminantes en los organismos de los tiburones puede comprometer su supervivencia a largo plazo, acelerando su declive poblacional.

La combinación de estos factores es particularmente alarmante en especies que ya afrontan amenazas como la sobrepesca y la destrucción de hábitats. Los tiburones, que desempeñan un papel crucial en la regulación de los ecosistemas marinos, están viendo comprometido su futuro debido a la omnipresencia de los plásticos en el océano.

Europa: un modelo de regulación estricta

Mientras Estados Unidos revive el plástico como bandera de resistencia cultural, Europa mantiene su postura firme contra los plásticos de un solo uso. Desde 2021, la Unión Europea prohíbe la venta de pajitas, cubiertos, platos y bastoncillos de plástico, en un esfuerzo por reducir la contaminación marina. Además, los Estados miembros están obligados a reciclar al menos el 90% de las botellas plásticas para 2029 y a incrementar el uso de materiales reciclados en su fabricación.

El Parlamento Europeo aprobó estas medidas con una abrumadora mayoría, argumentando que los plásticos representan el 70% de los desechos marinos y que su impacto ambiental tiene un coste estimado de 22.000 millones de euros en la región. A diferencia de la postura estadounidense, que considera la regulación medioambiental como una restricción innecesaria, Europa ha adoptado un enfoque de responsabilidad extendida, exigiendo a los fabricantes asumir los costes de gestión y limpieza de los residuos plásticos.

El dilema global: avanzar o retroceder

El regreso de las pajitas de plástico en Estados Unidos simboliza algo más que una simple preferencia de consumo; representa una encrucijada en la lucha contra la contaminación. Mientras algunos países avanzan hacia un futuro más sostenible, otros parecen empeñados en revivir prácticas que comprometen la salud del planeta.

La ciencia ha demostrado que el plástico no es inocuo, ni para los tiburones ni para el resto del ecosistema marino. Las decisiones políticas que minimizan este problema no solo ponen en riesgo a la biodiversidad, sino que también perpetúan un modelo de consumo que ignora las consecuencias a largo plazo. La verdadera pregunta no es si el plástico afecta o no a los tiburones, sino cuántas especies más deberán pagar el precio antes de que la humanidad tome en serio la crisis ambiental que ha propiciado.

FUENTE: MEDIOS INTERNACIONALES

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