Mundo, 21 de feb 2025 (ATB Digital).- Si hay un olor que no puedes decir que no es peculiar es el del gas natural. ¡Y menos mal! Gracias a ese distintivo hedor, nos es sencillo distinguir cuándo los sistemas de butano o propano no están funcionando de la manera óptima y, por lo tanto, cuándo debemos ponernos en estado de alarma. Pero no es ese el único caso de olores que están, de alguna forma, salvándonos la vida. ¿Te suena el de los huevos podridos o la cebolla en mal estado?
Pues bien, bienvenidos y bienvenidas al mundo del etanotiol, una de las moléculas más hediondas que existen…. Pero también una de las más útiles. Aunque su olor es francamente desagradable, este compuesto ha sido estratégicamente incorporado a ciertos gases para ayudarnos a detectar fugas y evitar, de esa forma, tragedias indeseadas.
¿Por qué nos gusta tanto el olor a lluvia?
EL OLOR QUE APRENDIMOS A EVITAR
Pero, ¿qué es exactamente esta apestosa molécula? Pues bien, aunque quizás el etanotiol no te suene demasiado, quizás si lo haga el nombre de su familia de compuestos: los tioles, conocidos por contener azufre y, en consecuencia, por poseer olores relativamente fuertes y desagradables. De hecho, en la naturaleza, muchos de esos compuestos pueden encontrarse alrededor de los animales en descomposición, en aguas estancadas o en alimentos podridos. Es decir, entornos nada apetecibles, ¿verdad?
Por ello, parece que no es tanta casualidad que los humanos hayamos “aprendido” a sentir un cierto rechazo hacia ese tipo de olores pues, al final, todo es cuestión de supervivencia. A lo largo de los años, nuestro cerebro ha evolucionado para interpretar estos aromas como una señal de peligro, alertándonos de esta forma de que algo podría ser tóxico o tendría la capacidad de hacernos daño.
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Un ejemplo muy común es el del olor a huevo podrido. Si alguna vez lo has olido, habrás experimentado el “poder” de un tiol. El etanotiol es, sin embargo, uno de los más fuertes: su olor es tan potente que, incluso en concentraciones mínimas, del orden unas pocas partes por mil millones, es perceptible para el olfato humano.
UN SALVAVIDAS EN LA INDUSTRIA DEL GAS
Ahora bien, aunque nuestra reacción sea alejarnos lo más posible de este tipo de hedores, alguien, en algún momento, tuvo una idea brillante: ¿por qué no darle un nuevo propósito? ¿por qué no sacarle partido a su intensidad y a la capacidad que tiene para generar una reacción inmediata en el cuerpo humano?
Modelo en 3D de la molécula de etanotiol.
Y esa famosa aplicación no tardó en aparecer: el gas butano y propano. Ambos, usados comúnmente en estufas, calentadores y sistemas de calefacción, presentan un gran problema para la seguridad: son inodoros e incoloros. Esto los convierte en compuestos realmente peligrosos porque, si hay una fuga, aparentemente, no hay manera de detectarlos en el ambiente. A no ser, claro está, que se les pueda añadir algo con un olor tan inconfundible que nadie pueda ignorarlo.
Y sí, aquí justo es donde aparece el etanotiol. Desde hace años, la industria del gas lo utiliza como un compuesto odorante, es decir, se añade en pequeñas cantidades al gas para que, en caso de que este presente una fuga, cualquiera pueda detectarlo de forma casi inmediata. Justamente ese “olor a gas” que todos identificamos, en realidad, no es del gas, sino del etanotiol o, a veces, de compuestos muy similares, como el metanotiol.
Se trata de una estrategia que, al final, a pesar de ser muy sencilla, ha salvado incontables vidas. Debemos pensar que una fuga de gas no detectada puede, en el mejor de los casos, provocar graves intoxicaciones o, en el peor, grandes explosiones con consecuencias catastróficas. Pero gracias al etanotiol, cualquier persona, sin importar el nivel de conocimientos, es capaz de darse cuenta de que algo anda mal y actuar a tiempo en base a ello.
EN MÁS SITIOS DE LOS QUE PIENSAS
Pero, si piensas que el papel del etanotiol se restringe al gas natural y a la seguridad doméstica, estás muy equivocado. Lejos de ello, por ejemplo, esta molécula se ha hecho un hueco también dentro de la industria del petróleo. En este sector, el etanotiol se emplea en algunos procesos de refinación y es capaz de actuar como marcador químico para detectar la existencia de fugas en los sistemas de almacenamiento o transporte de combustibles.
Por otro lado, debido a su potente olor, en la investigación científica suele utilizarse con el objetivo de entrenar a los equipos de detección de olores en experimentos sensoriales. Además, en el mundo de la seguridad, se ha investigado su posible uso en la detección de explosivos o de otras sustancias peligrosas. ¿No es curioso como un olor tan detestable puede encontrar su lugar entre nosotros con tanta facilidad?
FUENTE: MEDIOS INTERNACIONALES