La Paz, 21 de feb 2025 (ATB Digital).- Un operativo realizado en la zona de Villa Fátima de la ciudad de La Paz terminó con la identificación de un bar que funcionaba a “puerta cerrada”, pese a no tener ni licencia de funcionamiento. La comuna intervino la actividad económica, así como las cientas de botellas de bebidas alcohólicas que se vendían allí.
“En respuesta inmediata al llamado del Comando Departamental de La Paz, se realizó el apoyo al personal policial”, señala el reporte de la Intendencia del macrodistrito Periférica.
De acuerdo con la Alcaldía, la intervención se realizó el viernes y se identificó que este recinto funcionaba “a puerta cerrada”; y de “manera clandestina, sin licencia de funcionamiento”, según una nota institucional.
VILLA FÁTIMA
Una vez dentro, el personal encontró y decomisó 22 botellas de bebidas alcohólicas sin registro sanitario, 106 unidades de 330 mililitros de cervezas, 132 unidades de 620 mililitros de cerveza y 672 unidades de 620 mililitros de cerveza Paceña.
“Para precautelar la seguridad ciudadana, los controles se intensificarán”, advirtió la municipalidad.
Al igual que controles en actividades económicas irregulares, también la Alcaldía aseguró seguimiento de los eventos que se realizan en locales y garajes; que se han incrementado por las previas a la festividad del Señor Jesús del Gran Poder.
Por otro lado, la noche de este viernes, también equipos municipales se desplegaron en inmediaciones de la inauguración de los Puentes Unión del Bicentenario. La apertura de la obra, que conecta a las zonas de Villa Copacabana y Barrio Gráfico, se realizó con música en vivo; pero finalizadas las presentaciones se desalojó a los presentes.
“Uno de los puntos críticos donde varios grupos de personas se habían concentrado para consumir bebidas alcohólicas fue el área verde ubicado cerca del Hospital Luis Uría. Efectivos policiales intervinieron el lugar para garantizar la tranquilidad de los vecinos pese a la actitud agresiva de los casuales bebedores”, detalló el gobierno municipal.
Fuente: La Razón