Mundo, 08 de abr 2025 (ATB Digital).- Aunque se trata de un comportamiento natural que tiene explicación científica, el autor destaca que podemos vencerlo incorporando unas sencillas prácticas.
La vida es una suma de cambios constantes e inevitables. Cómo los afrontemos, sin embargo, puede ser determinante para nuestro bienestar personal: quienes los abrazan experimentarán la satisfacción que produce superar el miedo y la ansiedad ante lo desconocido, y quienes se resisten a ellos podrían estar impulsando su propia infelicidad.
Pongamos un ejemplo: alguien que ha vivido años en la misma ciudad, con una rutina estable y una relación de pareja que ya no le aporta felicidad, puede sentir vértigo ante la idea de mudarse o terminar esa relación. Pero al dar el paso y asumir ese reto podría descubrir una nueva versión de sí mismo, más plena, más libre y más auténtica.
Y en este sentido, Arthur C. Brooks, experto de Harvard, tiene algo que decir: aunque el impulso de permanecer en el mismo estado es evolutivamente natural (más adelante te explicamos por qué), un elevado grado de resistencia al cambio “puede afectar tu vida de manera negativa”, tal y como ha demostrado la ciencia en los últimos años.
La resistencia al cambio tiene explicación científica
El comportamiento de resistirse al cambio encuentra en el lenguaje popular, al menos en el español, su último refugio. Lo de que “más vale malo conocido que bueno por conocer” ha quedado obsoleto en la medida en que expertos como Brooks han respondido a una pregunta fundamental que surge precisamente de esa expresión: ¿acaso es mejor permanecer en una relación o en un trabajo no satisfactorio por comodidad, que atreverse a ir en busca de algo más (incluso si no sabemos qué)?
Por otro lado, cuando hablamos de ciencia, el enunciado cobra cierto sentido: de acuerdo con las investigaciones citadas por el experto, el rechazo al cambio tiene su raíz en una preferencia natural al aburrimiento sobre la sorpresa, en la aversión al estrés que provoca lo desconocido, y en las pocas ganas de invertir energía en el proceso de adaptación.
Todo ello, a su vez, apunta a patrones heredados de la evolución: “Es casi seguro que la gente desarrolló una resistencia al cambio en primer lugar porque conduce a la estabilidad en la toma de decisiones, y eso hace que vivir en grupos sociales sea más fácil”, señala Brooks.
Así, las circunstancias para decidir cambiar o no pueden ser infinitas en tanto que dependen de cada situación personal. Pero lo que sostiene Arthur C. Brooks es que entender que este comportamiento “está codificado en tus genes” puede ayudarnos a no ser esclavos de él, y de esta forma tomar las riendas de nuestra propia felicidad.
3 consejos para abrazar el cambio y ser más feliz
En otras palabras, el autor destaca que es posible vencer a este comportamiento natural si aprendemos a identificarlo y luego incorporamos en nuestra rutina algunas prácticas sencillas. Brooks las resume en 3:
Concentrarse en el proceso y no en el resultado: cuando nos enfocamos únicamente en el destino, el cambio puede parecer abrumador o inalcanzable. En cambio, si ponemos atención en cada paso —por pequeño que sea—, nos permitimos avanzar con mayor ligereza y claridad. Disfrutar del camino y valorar el aprendizaje que cada fase aporta es clave para sostener el cambio a largo plazo.
Practicar la absorción consciente: esto implica sumergirse plenamente en el momento presente, prestando atención a lo que ocurre a nuestro alrededor y dentro de nosotros. Según Brooks, esta práctica puede ayudarnos a reducir la ansiedad ante lo incierto y a conectar con nuevas experiencias desde una actitud abierta y receptiva.
Fuente: National Geograpic España