Mundo, 21 de may 2025 (ATB Digital) .- El queso manchego, emblema inconfundible del patrimonio culinario español, atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente.
Pese a su ilustre Denominación de Origen Protegida (DOP), que lo ha llevado a conquistar paladares desde Estados Unidos hasta Japón, hoy se encuentra en el ojo de un huracán sanitario que amenaza su reputación internacional. La causa: la detección de Listeria monocytogenes en un lote específico del “Manchego Entrepinares”, comercializado por la firma Cordier Food Group en Bélgica.
La Red de Alerta Alimentaria Europea (RASFF), en colaboración con la Agencia Federal para la Seguridad de la Cadena Alimentaria de Bélgica (FAVV), ha catalogado esta situación como una “grave amenaza para la salud pública”.
El lote en cuestión (número B95613, con fecha de caducidad 28/04/2025) ha sido retirado de la venta y se ha instado a los consumidores a no ingerir el producto y a devolverlo al punto de compra para obtener el reembolso correspondiente.
Cadena de incidentes
Este episodio se inscribe en una preocupante secuencia de incidentes alimentarios que han encendido las alarmas a nivel europeo. Apenas unas semanas antes, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) reportaba la presencia de cuerpos extraños –concretamente fragmentos de caucho– en conservas vegetales de origen neerlandés.
Todo ello sugiere una vigilancia cada vez más necesaria sobre la cadena de suministro alimentaria en el continente.
¿Qué es la listeria?
Pero ¿qué es exactamente la Listeria monocytogenes, esa bacteria que ha puesto en jaque a uno de los productos más venerados del repertorio lácteo ibérico? La listeria es un microorganismo que habita en ambientes naturales como el suelo y el agua, y que puede infiltrarse en diversos alimentos, especialmente los elaborados con leche cruda o sin pasteurizar.
A diferencia de otras bacterias, tiene la inquietante capacidad de sobrevivir y multiplicarse incluso en temperaturas de refrigeración.
Su peligrosidad radica en la enfermedad que causa: la listeriosis. Esta infección puede ser leve en personas sanas, pero representa un peligro grave para embarazadas, recién nacidos, ancianos y personas inmunodeprimidas.
Los síntomas abarcan fiebre, escalofríos, dolor muscular, náuseas, vómitos y, en casos severos, meningitis o septicemia. En contextos vulnerables, puede incluso derivar en consecuencias fatales si no se diagnostica y trata a tiempo con antibióticos.
Leche no pasteurizada
Este caso también reabre un debate importante sobre el uso de leche cruda en la producción de quesos. Si bien esta práctica preserva características organolépticas únicas –sabores y aromas que definen la identidad de productos como el manchego tradicional– también conlleva riesgos sanitarios, especialmente si no se siguen con rigor protocolos de higiene y control microbiológico.
En algunos países, el uso de leche no pasteurizada está incluso restringido o prohibido para ciertos alimentos.
¿Qué hacer ante una alerta como esta?
Para los consumidores, la lección más inmediata pasa por adoptar precauciones sencillas pero eficaces: evitar productos de origen dudoso, prestar atención a las fechas de caducidad y seguir pautas básicas de higiene y conservación.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) aconsejan consumir cuanto antes los alimentos listos para comer, calentar bien las sobras, evitar lácteos no pasteurizados y lavar cuidadosamente frutas y verduras crudas.
En paralelo, las autoridades sanitarias continúan con las investigaciones para determinar el origen exacto de la contaminación. Aunque, de momento, no se han reportado casos graves vinculados directamente con el lote afectado, la preocupación sigue latente. La industria alimentaria, por su parte, se enfrenta una vez más al desafío de mantener un equilibrio entre la excelencia de sus productos y la inquebrantable seguridad que exigen los consumidores del siglo XXI.
Fuente: National Geographic