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Según la Universidad de Harvard, si quieres aprender, duerme bien

Mundo, 11 de agosto 2025 (ATB Digital).- El cerebro es esa máquina imperfecta que nos hace ser quienes somos. Todo cerebro es distinto de cualquier otro y, por ello, nos resulta especialmente complicado de entender. Los cerebros son un puzle infinito, donde 83 mil millones de piezas principales (las neuronas), y otras tantas (la glía), se conectan unas con otras para formar pensamientos, emociones y, en definitiva, vivir una vida completa.

Los cerebros también son plásticos. Según se forman conexiones, conocidas como sinapsis neuronales, el cerebro es capaz de recordar, aprender y olvidar. Por tanto, no es incorrecto afirmar que las experiencias y aprendizajes son capaces de modificar nuestra arquitectura cerebral y, con ello, cambiar nuestro cerebro para siempre.

Hasta la fecha no se conoce un límite para la cantidad de conocimiento que un cerebro puede absorber, y algunos investigadores creen que no existe o, que si existe, es virtualmente inalcanzable. Ahora bien, lo que sí que existen, y muchas, son técnicas que tratan de ayudar a personas de todo el mundo a aprender. De entre todas ellas, el área que recientemente más importancia ha cobrado es el sueño. Es decir, que es importante dedicar horas al estudio, pero tan importante como ellas es mantener una buena higiene del sueño para que dicho conocimiento quede fijado.

El estudio científico en el que te puedes dormir

La investigadora Dara Manoach, de la Universidad de Harvard desarrolló un experimento para probar la teoría que una buena siesta puede ayudar a asentar los conocimientos. Por ello, tomaron a 25 participantes y les pusieron a teclear una secuencia mientras monitorizaban constantemente su actividad cerebral. Mientras aprendían, su cerebro activaba las áreas motoras relacionadas con la actividad que estaban desarrollando. Es decir, los participantes estaban, efectivamente, aprendiendo a realizar la tarea.

Una vez finalizado el entrenamiento, les ofrecieron un lugar de descanso y siguieron monitorizando el cerebro mientras los participantes se echaban una siesta. En ese momento, pudieron observar cómo, durante el sueño, las áreas del cerebro relacionadas con la actividad que estaban realizando los voluntarios tenían unos patrones más rítmicos de actividad que el resto del cerebro. Unas pequeñas explosiones de energía llamadas husos del sueño. Una vez finalizada la siesta, pusieron de nuevo a los participantes a realizar la misma tarea.

A la segunda (después de la siesta) va la vencida

Al seguir midiendo la actividad cerebral, detectaron que, tras la siesta, los patrones neuronales cambiaron. Ahora ya no eran las áreas motoras las que estaban más activas, si no las áreas de planificación del movimiento. Manoach cree que estas diferencias en la actividad son necesarias para estabilizar y asentar la memoria y el conocimiento.

Por tanto, según la conclusión de estos investigadores, fue durante esta segunda etapa cuando los voluntarios estaban realmente consolidando la memoria de la actividad que realizaban. Así que destacan la importancia de dormir y que se generen husos del sueño (también conocido como ritmo sigma) en las regiones que se han estado entrenando durante un aprendizaje para que el cerebro pase de absorber información a asentarla.

La higiene del sueño, más importante de lo que se creía

Pero el sueño no es útil únicamente para el aprendizaje. Este estudio se suma a otros muchos que relacionan la importancia dormir correctamente para que el organismo funcione como debe. En la última década, el desarrollo de tecnologías que permiten adentrarse en la actividad neuronal ha sido clave para hallar conexiones entre la falta de sueño y diversas patologías. También se han encontrado relaciones en el otro sentido: acerca de cómo el insomnio puede ser un indicador del desarrollo de otras enfermedades, especialmente las neurodegenerativas.

Por ello, cuando se prescinde del sueño para realizar una actividad, puede que sea más perjudicial que beneficioso, especialmente a la larga. En los últimos años se le ha vuelto a dar al sueño la importancia que se merece y, desde las instituciones sanitarias se ha revalorizado la higiene del sueño que, junto con el deporte y la alimentación sana, forman la tríada de actividades más recomendadas por médicos y otro personas sanitario en todo el mundo. En pocas palabras, dormir bien no sólo ayuda a aprender, sino que también reduce el riesgo de dependencia al llegar a la vejez y, por tanto, supone una mayor calidad de vida.

Fuente: National Geographic

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