Mundo, 21 de agosto 2025 (ATB Digital).- Una noche de fútbol terminó en pesadilla en Avellaneda: el partido entre Independiente y Universidad de Chile por la Copa Sudamericana fue suspendido tras violentos incidentes protagonizados por la parcialidad visitante, que derivaron en una brutal cacería por parte de la barra disidente del Rojo, dejando un saldo de heridos, detenidos y una imagen desoladora del deporte.
Lo que debía ser un encuentro vibrante de octavos de final terminó en escándalo. Hinchas de Universidad de Chile, ubicados en la Tribuna Sur Alta del estadio Libertadores de América, iniciaron disturbios rompiendo baños, arrancando butacas y arrojando proyectiles hacia las bandejas inferiores. El primer tiempo se vio interrumpido por las agresiones y el segundo no pudo comenzar a tiempo: la policía ordenó el desalojo tras una escalada de violencia que incluyó incendios, bombas de estruendo y caos generalizado.
Pero lo peor llegó después: una facción disidente de la barra brava de Independiente irrumpió en la tribuna visitante, atacando brutalmente a los pocos chilenos que permanecían en el lugar. Hubo golpes, desnudamientos, sangre, corridas y hasta un hincha que cayó desde la grada. Mientras la seguridad brillaba por su ausencia, el partido fue suspendido y más de 300 fanáticos trasandinos fueron detenidos. La situación fue tan grave que el presidente chileno, Gabriel Boric, exigió garantías para sus compatriotas y responsabilizó a las autoridades por la falta de control.
Fuente: Sala de Redacción ATB Digital