Chuquisaca, 28 de dic 2025 (ATB Digital).- Chuquisaca redujo a menos de la mitad la cifra de muertes por cáncer, una enfermedad que si bien poco a poco deja de ser una “sentencia de muerte” todavía requiere de mayores esfuerzos del sistema de salud y de la propia población para enfrentarla.
En 2024, el Servicio Departamental de Salud (Salud) registró 123 fallecimientos por cáncer y en 2025 bajó a 55. En cuanto a pacientes nuevos, la cifra también se redujo de 648 casos, en 2024, a 525 casos, en 2025, hasta el 25 de diciembre.
El director del Instituto Chuquisaqueño de Oncología (ICO), Jorge Tango, afirma que tanto la reducción de la mortalidad, así como la detección de casos nuevos, “se debe básicamente al aumento de la cobertura de tratamientos, tanto quimioterapia, sea citostáticos, terapia monoclonal, cirugía oncológica y al seguimiento más constante de los pacientes”.
Por su parte, el director del Sedes, Juan José Fernández, sostiene que, a pesar de la disminución de la cifra de fallecidos y nuevos casos, persiste la necesidad de continuar con las estrategias de detección precoz y el tratamiento oportuno.
No se observa un cambio sustancial en el perfil epidemiológico ni demográfico del cáncer en Chuquisaca. Los datos muestran que el cáncer continúa afectando mayoritariamente a la población femenina, tanto en la incidencia de morbilidad como en mortalidad, y que los tumores malignos de órganos digestivos se mantienen como la principal causa de atención y decesos.
LEY PIONERA Y GRATUIDAD
El Sedes y el ICO en 2019 impulsaron la promulgación de la Ley Departamental 415 de 12 de julio de 2019, con el objetivo de implementar una cartera de prestaciones extraordinarias en salud por parte de la Gobernación, destinada al diagnóstico, estadiaje (o estadificación), tratamiento y seguimiento médico especializado contra el cáncer, además de establecer medidas de prevención y cribado (o tamizaje del cáncer.
“Esta ley departamental pionera en el ámbito nacional sirvió de modelo para que el Ministerio de Salud y Deportes (MSyD) elabore la Ley Nacional de Cáncer. Se está trabajando una propuesta de modificación de la Ley Departamental, ya que el SUS cubre todas las atenciones y servicios que figuraban en la misma”, explica Fernández.
Actualmente el Estado, a través del Sistema Único de salud y el Programa Nacional de Lucha Contra el Cáncer, provee de manera gratuita medicamentos generales para la atención a pacientes con cáncer en consulta externa, internación, pacientes que requieren medicación pre quirúrgica y postquirúrgica; asimismo, para la prevención de reacciones postquimioterapia.
En la parte específica de atención al cáncer, el SUS y el Programa Nacional de Lucha Contra el Cáncer suministran la medicación para realizar el tratamiento con quimioterapia, por ejemplo, el paclitaxel que sirve para tratar el cáncer de mama.
“Dentro del listado de medicamentos se cuenta con 50 citostáticos y cuatro monoclonales; estos últimos tienen altos costos, cubriendo de esta manera la quimioterapia e inmunoterapia”, destaca Fernández.
El Instituto de Oncología reporta un 5% de recuperación de pacientes
Las enfermedades oncológicas se clasifican en fases o estadios, que van del I hasta el IV, y son diferentes según los diversos tipos de tumores, que es lo que va a permitir a los especialistas valorar cuál es el tratamiento que se debe aplicar.
“Hay datos que nos preocupan bastante, sobre todo en lo que es el estadio en el que estamos empezando a ver a nuestros pacientes, es decir, cuando abrimos una historia clínica con un paciente nuevo, nos damos cuenta que la mayoría de nuestros pacientes están llegando en estadios avanzados”, afirma el director del Instituto Chuquisaqueño de Oncología (ICO), Jorge Tango.
Por ejemplo, en 2024, el 45% de los pacientes llegaron en estadio III y el 50% en estadio IV, “lo que implica que tengan mucha más comorbilidad, que tengan necesidad de internarse mucho más seguido y que la tasa de curación sea mínima”.
Si bien hay tratamientos quimioterápicos tipo paliativo, que es lo que estos pacientes llegan a necesitar, “nuestra tasa de recuperación de pacientes es bastante limitada por este tema; entonces, estamos viendo la posibilidad de presentar proyectos o planes para trabajar en el tema de prevención”, añade el galeno.
Esa tasa de recuperación asciende al 5% de los pacientes con cáncer que fueron diagnosticados en estadios I y II.
Tango cree que la causa de la detección tardía de casos tiene que ver en gran medida con la idiosincrasia de la población. “Hay bastante miedo, el paciente escucha la palabra cáncer y la asocia directamente con muerte. Por eso muchos no se hacen los chequeos necesarios, cuando bien se sabe que el cáncer en etapas tempranas tiene tasas de curación reales y concretas”, remarca.
ATENCIÓN HUMANIZADA
El ICO pregona la “atención humanizada” en todas sus áreas y busca ser referente en el buen trato al paciente con el que llega a generar vínculos y empatía. “Ese tipo de relación para una institución de estas características es sumamente importante; entonces, tenemos esa parte humana que estamos queriendo que sea también una carta de presentación propia, una bioética institucional clara de cómo nos enfocamos con el paciente, cómo lo tratamos, más allá de lo técnico y es algo que queremos replicar en las diferentes áreas y ser referentes también en este tema”, destaca Tango.
Cinco de cada diez salen victoriosos en el Instituto “Dr. Cupertino Arteaga”
De cada diez pacientes oncológicos que acuden al Instituto de Cancerología “Dr. Cupertino Arteaga”, la mitad le gana la batalla a esta temida enfermedad.
“Se recuperan aproximadamente cinco (de cada diez) gracias a los adelantos (en medicina) de hoy en día. Tenemos radioterapia, la quimioterapia que ha revolucionado mucho, la inmunoterapia, aunque este es un tratamiento sumamente caro, pero todo eso nos permite recuperar (una vida saludable) o mantenerlos vivos durante mucho tiempo”, destaca Róger Corrales, director del Instituto de Cancerología.
El médico recuerda que antes la cifra de pacientes recuperados era baja: tres de cada diez.
Las personas logran vencer al cáncer porque iniciaron oportunamente el tratamiento. En cambio los pacientes graves fueron diagnosticados con la enfermedad en etapas clínicas avanzadas.
“Por ejemplo, en el cáncer de próstata, los varones vienen ya con metástasis ósea, que ya es enfermedad diseminada. Un pequeño porcentaje, un 15-20%, se hace el diagnóstico en estadios curables I y II. A ellos se los cura”, manifiesta Corrales.
El médico llamó a la ciudadanía a tomar mayor conciencia con este mal y acudir a sus controles.
“Seguimos diagnosticando cánceres en etapas avanzadas debido a un descuido de los pacientes que no se hacen sus controles. La mujer no se hace el Papanicolau, las mamografías y las ecografías mamarias. El varón no se hace el examen de sangre para determinar el PSA (Prueba del Antígeno Prostático Específico), la ecografía prostática, etcétera”, remarca.
Este año, el Instituto de Cancerología “Dr. Cupertino Arteaga” detectó 390 pacientes con cáncer, de los cuales 141 corresponden a varones y 249 a mujeres.
En el sexo femenino, el cáncer de cuello uterino es la patología con mayor incidencia en Sucre, seguida del cáncer de la glándula mamaria. En el sexo masculino, el cáncer más frecuente que se atiende en el Instituto es el de la glándula prostática y le siguen los linfomas y los carcinomas de las vías digestivas, según Corrales.
Calvimontes: Médicos especialistas se van
Los oncólogos son médicos especializados en el diagnóstico, tratamiento y manejo de personas con cáncer. En Sucre, no hay ni diez de estos especialistas.
Según el presidente del Colegio Médico de Chuquisaca, Franco Calvimontes, en la capital hay entre seis y siete oncólogos clínicos y solamente dos oncólogos quirúrgicos.
“Los oncólogos clínicos son los que hacen el tratamiento con medicamentos, con quimioterapia, radioterapia, etcétera. Y los quirúrgicos son los que operan los cánceres”, explica el representante de los médicos en el departamento.
Como la cantidad de oncólogos es insuficiente, los centros especializados hacen lo que pueden.
“En el área quirúrgica muchas patologías oncológicas no están siendo operadas por oncólogos, sino por otro tipo de especialistas; por ejemplo, un cáncer de hueso es operado por traumatólogos y un cáncer de próstata, por urológos”, señala.
¿Por qué no hay médicos oncólogos? “Son varios factores; uno de ellos, porque mucha gente no se forma en esa área. Lo otro, los oncólogos que viven acá no encuentran un lugar donde trabajar, no hay ítems para poderlos contratar y terminan yéndose a otras ciudades”, responde.
ETAPAS DEL CÁNCER
Las etapas del cáncer se utilizan para describir la gravedad y la progresión de la enfermedad. Aunque el sistema de estadificación puede variar según el tipo de cáncer, generalmente sigue un patrón similar.
ETAPA 0
También conocida como carnicoma in situ, en esta etapa las células cancero-sas están presentes solo en el lugar donde comenzaron y no se han disemina-do a tejidos cercanos.
ETAPA I
El cáncer es pequeño y se limita al órgano o tejido de origen, sin haberse di-seminado a los ganglios linfáticos y otros órganos.
ETAPA II
El cáncer es más grande que en la etapa I pero aún está localizado. Puede ha-ber diseminación a los ganglios linfáticos cercanos, pero no a órganos distan-tes.
ETAPA III
El cáncer se ha diseminado a tejidos cercanos y a los ganglios linfáticos regio-nales, pero no a órganos distantes.
ETAPA IV
También conocida como cáncer avanzado o metastásico, en esta etapa el cáncer se ha diseminado a órganos distantes a través del torrente sanguíneo o el sistema linfático.
Fuente: @drjoseramirez_onco
TESTIMONIO DE UNA MUJER QUE LUCHÓ CONTRA EL CÁNCER
Yuli: “Señor, ¿hasta qué punto voy a seguir…?”
Primero enfermó su madre y luego ella, quien cayó dos veces en la enfermedad
“El cáncer ya no es una sentencia de muerte”, lo dice nada menos que una sobreviviente que cayó dos veces en la enfermedad: Yuli.
Julieta nació en Tarija, donde actualmente radica. Tiene 39 años de edad y es secretaria en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe Diócesis.
Ella, así como su madre Valentina (70 años), son testimonio vivo de que realmente el cáncer tiene cura.
A Yuli le detectaron cáncer de ovario hace ocho años en el “Cupertino Arteaga”, en Sucre. Llegó desde Tarija, donde “no sabían lo que tenía, pensaban que era un embarazo ectópico o apéndice”.
Cuatro años antes su madre había sido diagnosticada con cáncer de vagina tras una prueba de Papanicolaou.
“Mi mami, a Dios gracias, está acompañándome hoy en día. Ella ha sido un ejemplo para mí, pues ha preparado mi camino para saber cómo afrontar esta enfermedad”, recuerda la ahora psicóloga de profesión.
Yuli dice que después de que a uno le diagnostican con cáncer lo primero que siente es el miedo a morir.
“Otro miedo tenía que ver con la parte económica, porque con mi mamita nos endeudamos bastante, pero mire que hasta el año pasado hemos podido saldar todas nuestras deudas”, afirma.
La lucha contra el cáncer fue muy complicada para Yuli, que cayó dos veces con la enfermedad. “Primero me dieron de alta en enero del 2018 y ni al mes tuve otro tumor mucho más grande”, recuerda. “Cuando recaí ahí de verdad decaí, era la segunda vez y como ya di todo, dije: ‘Señor, ¿hasta qué punto voy a seguir (…)? Me cansé’”, añade la sobreviviente.
Casi resignada, pues Yuli estuvo a punto de levantar las manos porque ya estaban muy endeudados, pasa por una última operación en la que le extirparon el apéndice y su vesícula el año 2020. “Me sacaron 55 centímetros de intestino, perdí otros órganos, pero gracias a Dios salimos adelante con mi familia”, dice.
Yuli agradeció al personal del Instituto Cupertino Arteaga, al albergue Fuluca, al sacerdote Juan Vega Baldiviezo (+) y a las personas que rezaron por su recuperación.
Tras pasar por esta dolorosa experiencia, Julieta asegura que el cáncer “ya no es sinónimo de muerte” sino “una enfermedad más” que tiene tratamiento efectivo si se la detecta en fase temprana.
VIO SUFRIR A SU MADRE, AHORA VIVE PARA AYUDAR
Marina, la enfermera de los pacientes con cáncer
Cuando Marina llevó a su madre a La Paz, un médico oncólogo la “sentenció” con tres meses de vida a doña Simona, pero ella estuvo casi cuatro años más junto a su familia.
“Me acuerdo que el médico me la sentenció con tres meses de vida en 2006, dijo: ‘no, ya no (hay solución), (el cáncer) está en sus pulmones y le doy tres meses de vida. Le vamos a hacer (tratamiento) para matar los tumores que estaban debajo de su axila, le podemos hacer radiación y te la llevas’. Pero por obra y gracia de Dios, ella estuvo tres años y eso, casi cuatro años, todavía conmigo”, dice Marina.
Al año siguiente, ambas buscaron atención en Sucre y fue así que llegaron al Instituto de Cancerología “Dr. Cupertino Arteaga”.
“El tratamiento de mi mamá duró seis meses y en ese entonces las quimioterapias no eran ayudadas por el Estado”, recuerda Marina.
Simona estuvo bien por un tiempo, pero después la enfermedad se esparció en todo su cuerpo y falleció en 2010 a la edad de 54 años.
Marina, de 22 años, después de perder a su madre se quedó al cuidado de sus hermanos menores en Camargo, de donde son oriundos.
Una vez que sus hermanos salieron bachilleres, ella decidió volver a Sucre para formarse como enfermera y así lo consiguió.
“Viendo el sufrimiento de mi madre y la motivación de ayudar a las personas, opté por estudiar una carrera de salud”, afirma Marina.
Ella y su mamá también fueron acogidas en la Casa Albergue de la Fundación de Lucha Contra el Cáncer (Fuluca), donde ahora se encarga de atender a los pacientes oncológicos.
Marina afirma que muchos pacientes con cáncer fallecen más por depresión.
“Por ejemplo, mi madre no ha muerto de la enfermedad, murió de depresión porque ella dejó de comer, no recibía ni morfina. Sentía que nadie le quería, se dejó morir poco a poco. Era como una velita que empezó a desvanecerse y llegó un momento en que su cuerpo ya se descompensó y falleció”, remarca la enfermera.
Por eso, Marina está convencida que con los pacientes hay que trabajar mucho la parte psicológica, tanto en lo psíquico como en lo somático.
“Si estas bien del cuerpo tu mente igual está bien. Si estás mal de tu mente, igual estará tu cuerpo, por eso es psíquico y somático. Los dos trabajan por igual”, recalca.
DEPRESIÓN
Marina Rocabado
ENFERMERA
Mi madre no ha muerto de la enfermedad, murió de depresión”.
LA CASA ALBERGUE DE LA FUNDACIÓN DE LUCHA CONTRA EL CÁNCER BRINDA AYUDA SOCIAL
Un refugio para pacientes oncológicos
La Casa Albergue acoge a personas de escasos recursos económicos que llegan de diferentes provincias y de otros departamentos del país para ser atendidas en el Instituto de Cancerología “Dr. Cupertino Arteaga” y en el Instituto Chuquisaqueño de Oncología (ICO).
“En la Casa Albergue se les da comida, atención de enfermería, servicios básicos, ayuda con algunos medicamentos y hasta ayudas para transporte”, dice Sussy Sandoval de Lagrava, presidenta de la Fundación de Lucha Contra el Cáncer (Fuluca).
La Casa Albergue cuenta con 17 camas, pero a veces reciben hasta 25 personas, varias de ellas se acomodan en los pasillos.
“Habilitamos camas hasta debajo de las gradas, el paciente llega con un acompañante, porque no recibimos solo a pacientes oncológicos, sino también a sus acompañantes”, explica Sandoval.
El tiempo de estadía es muy variable. Hay quienes se quedan una noche, otros permanecieron hasta dos años y medio, como Kimberly, una adolescente de 17 años que llegó de Cochabamba.
Fuente: Correo del Sur
