Mundo, 30 de dic 2025 (ATB Digital).- La ciencia a finales del siglo XVI era muy distinta a la que podemos encontrar en la actualidad. La alquimia seguía vigente y trataba de transmutar metales y encontrar elixires para curar de todos los males. Además, la gente de la época seguía creyendo y realizando experimentos con los que probaban la generación espontánea de la vida. Todavía no existía la tabla periódica, y se pensaba que todo en el universo estaba formado por cuatro elementos principales: Fuego, agua, aire y tierra.
Pero la época en la que vivió Jan Baptista van Helmont hubo un cambio de mentalidad. La mente de los científicos ebullía con nuevas formas de explicar la naturaleza. Por suerte, Jan nació en el seno de una familia de la baja nobleza de la región de Flandes, con lo que tuvo los medios para poder dedicarse a estudiar. No era ajeno al pensamiento de la época, por lo que muchas de las ideas calaron en él, pero sí que fue capaz de mirar más allá de lo establecido y aventurarse a realizar todo tipo de investigaciones.
Varios de estos experimentos, en los que mezclaba compuestos químicos, resultaron en el descubrimiento de un nuevo concepto científico. Fue Jan quien describió que había sustancias de partículas más finas que la niebla, pero a la vez más densas que el aire. Al notar que se encontraba ante una revolución para la ciencia escribió el año 1640:
(A este aire, desconocido hasta el momento, lo llamo con el nuevo nombre de gas, que ni puede ser encerrado en recipientes, ni ser reducido a un cuerpo visible, a no ser extinguida su fuente)
Es decir, a Jan Baptista van Helmont se le atribuye el descubrimiento de los gases. La palabra que eligió, gas, proviene del griego kháos y refleja su naturaleza caótica y su capacidad de adaptarse al recipiente que lo contiene. Por ello, se le considera el padre de la química neumática (la que se centra en el estudio de los gases). Más adelante, Antoine Lavoisier popularizaría el término gas en el mundo de la química.
Jan Baptista van Helmont el científico que descubrió los gases
Su perspicacia le hizo darse cuenta de que diversas reacciones aparentemente distintas daban como resultado el mismo tipo de gas. Por ejemplo, se dio cuenta que al tratar con ácido la cal, al realizar una fermentación, o al quemar madera, se producía un gas al que denominó gas sylvestre. Y anotó que en su presencia no podía surgir la llama. En la actualidad, dicho gas es el que conocemos como dióxido de carbono o CO₂. Lamentablemente, debido a la rudimentaria tecnología de la época, nunca pudo afirmar exactamente de lo que se trataba, sólo que se trataba de un gas no comburente, y nunca lo pudo distinguir de otros gases con las mismas propiedades.
Aún así, a van Helmont se le considera el padre de la química neumática ya que, gracias a sus experimentos, futuros científicos estudiarían el aire como una mezcla de gases y no como un elemento.
La ciencia polifacética de van Helmont
Mucho antes de la química van Helmont estudió diversas ramas del conocimiento como la filosofía, la geografía, la teología y las leyes. Incluso se doctoró en medicina. Practicó esta profesión durante varios años y fue de gran ayuda en momentos de gran incertidumbre como la plaga de Amberes de 1605. Sin embargo, no se encontraba del todo contento con las prácticas de la época y por ello decidió dedicarse plenamente a la vida científica.
Ahora bien, en la ciencia de van Helmont no todo fueron gases. De hecho, su experimento más famoso tiene que ver con la botánica. Para llevarlo a cabo, el científico tomó una maceta con un peso y una cantidad concreta de tierra y plantó en ella un sauce. Durante 5 años de su vida, únicamente le añadió agua y, una vez finalizado el experimento, volvió a pesar tanto la tierra restante como el árbol por separado. El árbol, por su parte, había aumentado unos 75 kilogramos. Sin embargo, sólo se habían perdido unos 50 gramos de tierra de la maceta, por lo que dedujo que las plantas obtienen transforman el agua en madera.
Para los métodos y el conocimiento del que disponía, esta asunción era bastante acertada, ya que el proceso de la fotosíntesis no se descubriría hasta más de un siglo después. Ahora sabemos que es precisamente del CO₂, del gas que descubrió, de donde las plantas obtienen el carbono necesario para crear todas sus estructuras, y que el proceso es posible gracias a la energía del Sol.
Problemas con la inquisición
La obra escrita de van Helmont se condensa sobre todo de los últimos años de su vida. La única excepción es un tratado sobre la cura de heridas mediante magnetismo. Esta obra, publicada en 1621 llamó la atención de la Inquisición Española, puesto que en ella afirmaba que las supuestas propiedades milagrosas de las reliquias sagradas podían deberse al magnetismo. Además, a lo largo del tratado también expresa su desacuerdo con la orden de los Jesuitas, lo que le hizo ganarse enemigos poderosos y varios procesos judiciales eclesiásticos.
A lo largo de su vida se casó con Margaret van Ranst hija de una familia flamenca de alta alcurnia con la que tuvo 6 o 7 hijos. Tal día como hoy, 30 de diciembre, hace 381 años, el hombre de ciencias fallecía en su casa de Vilvoorde, en Bélgica, habiendo cumplido 64 años. Pero su legado sigue vivo en muchos de los químicos de renombre que le consideran uno de los pilares fundamentales en la transición desde la alquimia a la química.
Fuente: National Geographic