Mundo, 9 dic 2024 (ATB Digital).- La investigación científica, a menudo impulsada por la noble búsqueda del conocimiento, puede también ser un campo minado de dilemas éticos y riesgos potenciales. En un reciente estudio, científicos del Instituto Scripps en California han generado un encendido debate al publicar un método para aumentar la capacidad de transmisión del virus H5N1, conocido comúnmente como gripe aviar.
Este acto, aunque científicamente relevante, ha desatado alarmas sobre su posible mal uso y las implicaciones para la bioseguridad global.
El virus H5N1
El virus H5N1, que originalmente se identificó en aves, ha demostrado en casos excepcionales la capacidad de infectar a mamíferos, incluidos humanos. Este tipo de gripe ha causado estragos en granjas de Texas y Michigan, donde trabajadores agrícolas contrajeron el virus.
Aunque las infecciones humanas han sido raras y sus efectos, en la mayoría de los casos, leves, la posibilidad de mutaciones más peligrosas ha mantenido a la comunidad científica en alerta. En este contexto, los investigadores decidieron explorar cómo pequeñas modificaciones genéticas podrían influir en la transmisibilidad del virus.
Una investigación que divide opiniones
El estudio, publicado en la prestigiosa revista Science, detalla cómo la adición de ciertas mutaciones a la cepa H5N1 puede facilitar su adhesión a células humanas, lo que eleva su potencial para provocar enfermedades respiratorias y transmitirse a través de tos y estornudos.
Si bien los experimentos no implicaron el uso del virus completo, sino de proteínas aisladas, el trabajo ha sido criticado por no abordar suficientemente las preocupaciones de bioseguridad.
El H5N1 no es un recién llegado al radar de las autoridades de salud. Desde su detección inicial hace más de un siglo, ha causado brotes significativos entre aves y, ocasionalmente, infecciones humanas. Los expertos señalan que aunque este virus tiene un alto índice de mortalidad en humanos, su capacidad de transmisión entre personas sigue siendo limitada.
No obstante, los temores de que una mutación fortuita o deliberada pueda desatar una pandemia no son infundados. De hecho, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informó recientemente que el H5N1 ha comenzado a adaptarse para propagarse más fácilmente entre mamíferos. Aunque el riesgo para el público general aún se considera bajo, estos hallazgos subrayan la necesidad de vigilancia constante.
Ciencia versus seguridad
La controversia no solo refleja la complejidad del debate científico, sino también las dificultades para equilibrar el avance del conocimiento y la prevención de riesgos. Algunos investigadores defienden la importancia de estudios como este para comprender mejor las amenazas potenciales.
Por otro lado, voces críticas argumentan que la publicación de tales investigaciones podría inspirar a actores malintencionados o provocar accidentes en entornos de laboratorio menos controlados. Este debate se produce en un contexto global en el que aún se investiga el origen del Covid-19, con hipótesis que apuntan a posibles fallos de bioseguridad en laboratorios.
Sea como fuere, el estudio del Instituto Scripps ha puesto de manifiesto que, en un mundo interconectado y vulnerable, cada paso científico debe darse con cautela. La capacidad de modificar virus para anticipar sus posibles mutaciones puede ser una herramienta poderosa, pero su gestión exige transparencia, ética y un enfoque riguroso hacia la seguridad.
Si algo nos ha enseñado la reciente pandemia es que la preparación es esencial. Sin embargo, como concluyen algunos expertos, no está claro si esta investigación realmente agrega valor en términos de estrategias de biopreparación. El desafío ahora recae en encontrar formas de avanzar en el conocimiento sin comprometer la seguridad global.
FUENTE: NATIONAL GEOGRAPHIC