Mundo, 23 junio 2025 (ATB Digital).— Para quienes han visto la película Rocky, imaginar al personaje sin el rostro de Sylvester Stallone parece imposible. Sin embargo, el camino que llevó a ese emblemático púgil desde el papel en blanco hasta la pantalla grande resulta tan inesperado como inspirador.

“No va de boxeo, es una historia de amor”, afirma Stallone en el documental Sly, que repasa su vida y el nacimiento de su obra más famosa.
El nacimiento de Rocky es inseparable de una noche de marzo de 1975, cuando Sylvester Stallone presenció el combate que Muhammad Ali sostuvo contra Chuck Wepner. Según detalla el documental, ese enfrentamiento marcó un punto de inflexión.
Wepner no era favorito ni estrella: apenas un retador, que supuestamente solo iba a resistir unos pocos asaltos. Para sorpresa de todos, no solo desafió las probabilidades, sino que incluso llegó a tumbar a Ali temporalmente. Esta pelea, señala Forbes, le hizo a Stallone ver “un hombre que, por un momento, se volvió magnífico”, pese a ser considerado un desahuciado. El simbolismo de resistir aunque la derrota parezca segura anidó en la mente del actor.
Este instante se transformó en inspiración para escribir, en apenas tres días, un guion centrado más en la integridad del protagonista que en el éxito o el fracaso deportivo.
Stallone destacó que Rocky era un hombre corriente encarando los embates de la vida, una figura “dispuesta a sostenerse en pie y llegar hasta el último asalto”.
El guion inicial, de 90 páginas, tomaba elementos de la realidad e imprimía una sensibilidad inusual para el género. Como precisa Forbes, solo una parte del texto se utilizó finalmente, pero la base conceptual, la del hombre común superando límites aparentemente infranqueables, se mantuvo en la versión que llegó a la pantalla.
Sylvester Stallone antes de Rocky: de la precariedad a la apuesta total
Para comprender la creación de Rocky también es fundamental conocer el contexto en el que se encontraba Sylvester Stallone.
Antes de ese giro decisivo, el actor transitaba la industria desde la periferia, sumando pequeñas apariciones en películas y trabajos al margen del cine.
Según cuenta Far Out, Stallone había aceptado un empleo en la industria del cine erótico y se desempeñó en labores como acomodador y limpiador de zoológicos. Estos trabajos, relata la misma fuente, solo servían para cubrir lo básico mientras persistía en su aspiración de ser actor y guionista.
La falta de oportunidades marcaba su existencia diaria. Far Out recoge el caso de la audición para El Padrino en la que ni siquiera fue seleccionado como extra, a pesar de tratarse de una fiesta multitudinaria de ambiente italiano.
Esta seguidilla de rechazos y la fragilidad económica lo empujaban hacia la desesperación. Como refleja Collider, incluso la participación en The Lords of Flatbush, su único papel relevante previo, fue insuficiente para estabilizar sus finanzas.
La falta de recursos, paradójicamente, le otorgó una claridad absoluta sobre su propio deseo: quería ser Rocky y no estaba dispuesto a negociar ese sueño por dinero. La historia personal de Stallone y la película que escribió se fundieron; ambos atravesaban la experiencia de tocar fondo y apostar todo a una última carta.
El compromiso fue tal que, aunque los estudios ofrecieron cifras elevadas a cambio de ceder el papel protagónico a un actor con mayor renombre, Stallone se negó tajantemente. No quiso resignar el derecho a contar e interpretar su propia historia.
Decidió aguantar contra todo pronóstico, comportándose, en la vida real, con la misma obstinación y coraje que dotó a su icónico personaje. Así, la vulnerabilidad y el espíritu de lucha que mostraba Rocky nacían de la experiencia real del actor, integrando los reveses y las pequeñas victorias cotidianas en un relato que desbordó la ficción para instalarse en la memoria colectiva.
Fuente: Infobae