La Paz, 13 de agosto 2025 (ATB Digital).- A unos pasos del mercado central de Desaguadero, en Perú, donde los cortes de carne de vaca cuelgan sin refrigeración y las bolsas de papas se apilan en el suelo, Imelda vende productos que llegan desde Bolivia.
En un puesto callejero, atiende a los compradores que cruzan de un lado al otro de la frontera por el puente internacional que conecta las dos localidades vecinas, ambas llamadas Desaguadero y separadas por un río que lleva el mismo nombre.
Además de naranjas y bananas, Imelda ofrece las codiciadas botellas de aceite de soya refinado que llegan de Santa Cruz de la Sierra, departamento de Bolivia, y que se venden en el sur de Perú al doble del precio del que se consiguen en La Paz.
El aceite es uno de tantos alimentos básicos, como el arroz, los huevos o el pollo, que, aunque se producen en Bolivia, pueden llegar a escasear en los supermercados del país o encontrarse a precios demasiado altos.
Esto se entiende en medio de la delicada situación económica que vive Bolivia que ha llevado a una inflación interanual del 25%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Imelda acepta la devaluada moneda boliviana por el aceite cruceño que vende. Pero convierte los bolivianos a soles peruanos al tipo de cambio paralelo y redondea el monto en su favor.
En la frontera, la crisis de dólares de Bolivia no solo afecta a los bolivianos, sino también a los peruanos que viven en la zona y que ven cómo los problemas del otro lado del puente impactan en su economía.
Fuente: Opinión