Mundo, 09 de nov 2025 (ATB Digital).- Es 2017 y dos técnicos del laboratorio de patología del Hospital Queen’s de Londres esperan con impaciencia el correo del día.
En un buen día, este laboratorio puede recibir 50 paquetes individuales bien sellados, cada uno con un tesoro en su interior: una pequeña muestra de heces de bebé, cuidadosamente recogidas por sus padres de los pañales de los recién nacidos.
Estos técnicos son la pieza clave del estudio Baby Biome, cuyo objetivo es comprender cómo la microbiota intestinal del bebé —los billones de microbios que viven en su tracto digestivo— afecta a su salud futura. Entre 2016 y 2017, el laboratorio analizó las heces de 3.500 recién nacidos.
Los resultados fueron muy reveladores.
“No es hasta tres o cuatro días después del nacimiento que se empieza a notar una buena presencia de microbios en el intestino, por lo que la colonización tarda un par de días”, explica Nigel Field, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas del University College London (UCL), quien dirige el proyecto Baby Biome.
“Al nacer, somos prácticamente estériles. Por lo tanto, es un momento extraordinario para el sistema inmunitario, ya que hasta entonces, todas las superficies del cuerpo no entran en contacto con microbios”.
Todos, una vez pasados los primeros días de vida, desarrollamos una microbiota intestinal.
Los científicos creen ahora que esta comunidad de bacterias, hongos y virus desempeña un papel vital en nuestra salud. En la edad adulta, ayudan a descomponer la fibra difícil de digerir y proporcionan las enzimas necesarias para sintetizar ciertas vitaminas.
Fuente: BBC
