La Paz, 29 de abril 2022 (ATB Digital).- Un letrero de “Prohibido pescar” en el borde del desierto occidental
de Irak es una de las pocas pistas de que alguna vez fue el lago Sawa,
un humedal biodiverso y un hito recreativo.
La actividad humana y el cambio climático se han combinado para convertir el sitio en un páramo árido con montones de sal.
Los hoteles abandonados y las instalaciones turísticas aquí se
remontan a la década de 1990 cuando el lago salado, rodeado de bancos de
arena, estaba en su apogeo y era popular entre los recién casados y las
familias que venían a nadar y a hacer un picnic.
Pero hoy, el lago cerca de la ciudad de Samawa, al sur de la capital, Bagdad, está completamente seco.
Las botellas ensucian sus antiguos bancos y las bolsas de plástico
cuelgan de los arbustos quemados por el sol, mientras que dos pontones
se han reducido a óxido.