ATB RADIO

EN VIVO

ATB Digital
Internacional

Elecciones en Brasil: en la mayor favela de San Pablo le prenden velas a Lula da Silva

Elecciones en Brasil: en la mayor favela de San Pablo le prenden velas a Lula da Silva

San Pablo, 01 de octubre (ATB Digital).- En Heliópolis, la favela más grande de San Pablo con 220.000 habitantes,
la inflación de alimentos que se siente el doble que la que marca el
índice oficial ha motorizado parte del voto en contra del presidente Jair Bolsonaro
y es por eso que ninguna bandera con la cara del jefe del Estado flamea
en las pequeñas calles ni desde las ventanas de las casas “naranjas”
con ladrillo hueco a la vista sin revoque.

A horas de la elección más importante de la historia moderna
de Brasil, en un día gris lluvioso, el único color que flamea es el
rojo del Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inácio Lula da Silva,
que ha pisado fuerte en Heliópolis, ya que desde allí, antes de iniciar
la campaña, el exmandatario hizo un acto para pedir a los jóvenes de 16
años que se inscribieran ante la justicia electoral y poder votar en
2022.

“Heliópolis le va a responder a Lula. Queremos sacar a Bolsonaro, que no ha hecho nada por nuestra comunidad”, dijo
a Télam José Gilberto, un inmigrante interno del estado de Pernambuco,
dueño de un bar donde vende principalmente cachaca, el aguardiente
brasileño a base de caña de azúcar.

El bar, un viernes antes del anochecer, está vacío. Como la clientela
ha bajado considerablemente por la crisis económica se dedica, también,
a arreglar cocinas. “En la época de Lula había crédito para comprar
electrodomésticos, ahora todo se arregla hasta que no funcione más”,
comentó este brasileño que en el medio del bar de 5 metros cuadrados
donde como decoración tiene jaulas con los canarios que colecciona.

En
Brasil, las clases bajas son las que más sufrieron la inflación que
golpea al país desde 2021, sobre todo porque pese a la caída del precio
de los combustibles, los alimentos continuaron elevándose, en el marco
de la política no intervención declarada públicamente por el presidente
Bolsonaro. El 78% de las familias brasileñas están endeudadas.

El
precio de los alimentos de la canasta básica subió 25,3% en los últimos
doce meses, contra el 9% acumulado en el mismo período del índice
oficial de inflación IPCA.

La favela de Heliópolis tiene varios
distritos, una vida empujada por el consumo popular, las tiendas baratas
y posibilidad de comprar comida a un precio tres veces inferior que en
otros barrios de San Pablo.

El
comercio popular es el motor de la favela, donde trabajan las empleadas
domésticas, choferes, entregadores de comida y ascensoristas de las
empresas y las clases altas de San Pablo, la ciudad ícono de la
desigualdad, con 45.000 personas sin techo viviendo en las veredas.

En
todas las calles de Heliópolis, favela surgida en 1971 y ubicada en el
barrio de Ipiranga, hay banderas de Lula y del PT. No hay rastros de
Bolsonaro ni de sus candidatos a Gobernador de San Pablo o a diputados
como sí en otras partes de la ciudad. Heliópolis podría ser una ciudad
en sí misma, con grandes centros deportivos y un auditorio para la
orquesta sinfónica infantil. Es uno de los ejes de las políticas
sociales acumuladas entre gobiernos y organizaciones no gubernamenales.

Una motocicleta con la cara de Lula en parte delantera recibe a Télam
en la puerta de otro bar. El tránsito es intenso, hay automóviles de
todas las gamas, incluso entran Mercedes Benz que se mezclan con los
carros de los cartoneros que vuelven del centro de la ciudad para poder
vender lo que recolectaron.

“Nuestro día a día es
tranquilo dentro de la comunidad. Hay más violencia en el resto de la
ciudad, acá nos conocemos todos. Bolsonaro nos trajo dolores de cabeza,
hambre y complicaciones para el día a día”, dijo Lía Santos, encargada de la biblioteca infantil de Heliópolis.

Allí,
por ejemplo, hay charlas sobre la historia de Brasil para adolescentes y
espacio para que niños puedan llevarse prestados libros o escuchar
cuentos en el lugar. Al lado de la biblioteca brilla el restaurante Mac
Favela, todo un símbolo que tiene hamburguesas gigantes por 10 reales (2
dólares).

La economía popular brasileña tiene, sobre todo,
originalidad. No hay nada que el brasileño no pueda inventar. Es por eso
que el líder comunitario Marcelo Da Silva, de la
entidad Acción Comunitaria Nueva Heliópolis, logra financiar su proyecto
social para dar comida a las personas más pobres con la empresa de
logística Favela Express. La empresa nació en la pandemia para financiar
los proyectos sociales.

Muchos carteros que llevaban encomiendas
hechas por internet a Heliópolis sufrían robos al ingresar a la favela,
entonces grandes tiendas necesitaron encontrar un socio de logística
dentro de la comunidad. “Recibimos los paquetes por día y los
distribuimos con ocho automóviles. Ellos ganan en eficiencia y seguridad
a cambio del trabajo de logística que les ofrecemos para que esos
ingresos financien los proyectos sociales”, comentó el líder comunitario a Télam.

Los
salones de belleza se llenan a bajos precios los fines de semana para
uno de los deportes favoritos de las brasileñas, ir a pintarse las uñas,
teñirse las cejas con henna y ponerse pestañas postizas. El de las peluquerías populares es uno de los mayores emprendimientos de las favelas de todo Brasil.

Votante
del PT y de Lula, Zeca, dueño del bar Zequinha ubicado al lado de un
local donde se reparten folletos partidarios, lamenta que la crisis
redujo la clientela. De todos modos, arriesgó y reformó su bar porque
cree que el consumo popular, si vuelve Lula, también volverá.

El
discurso de Lula -criticado por sectores progresistas del PT- de que el
pueblo apenas quiere mejorar la vida para ser feliz con un pedazo de
picaña y una cerveza el fin de semana encaja perfectamente en
Heliópolis.

“Antes -dijo Zeca- la gente salía y pasaba varias
horas en el bar, mientras que ahora se quedan varias horas pero sin
consumir nada. Pocos pueden comerse una carne a la parrilla. Mucha gente
perdió el empleo y vive en la informalidad. Conozco a muchos que
volvieron al nordeste, de donde habían salido sus padres escapando del
hambre, porque en San Pablo ya no tienen lugar”.