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Descubiertas nuevas pruebas de la primera extinción masiva de animales en la Tierra

Descubiertas nuevas pruebas de la primera extinción masiva de animales en la Tierra

Mundo, 11 nov 2022 (ATB Digital).- En la Tierra han tenido lugar cinco eventos importantes de extinción masiva, es decir, fenómenos en los que desaparecieron sin descendencia una gran cantidad de especies a lo largo de un tiempo acotado. Estas extinciones han definido los períodos geológicos del Ordovícico (hace 443 millones de años), el Devónico Tardío (hace 372 millones de años), el Pérmico (hace 252 millones de años), el Triásico (hace 201 millones de años) y el Cretácico (hace 66 millones de años).

Sin embargo, el paleobiólogo del Virginia Tech Scott Evans y sus colegas han realizado una amplia recopilación de datos sobre fósiles raros que datan del Ediacárico, que comienza hace unos 635 millones de años y finaliza hace 542 (justo antes de la famosa explosión del Cámbrico). Lo que han confirmado estos investigadores son profundos cambios repentinos en la biodiversidad, lo cual evidencia un probable episodio de extinción masiva en el que un 80 por ciento de las especies parecieron desvanecerse. Es decir, una extinción masiva anterior a las identificadas hasta ahora.

Posible causa: reducción de oxígeno del océano

Los organismos ediacáricos solían ser blandos, una forma (en gran parte inmóvil) de la vida marina que tenía aspecto de discos, tubos o frondas. Es decir, que no se sabe mucho acerca de ellos porque apenas produjeron conchas o esqueletos: casi toda la información procede de huellas de sus formas preservadas en arena o ceniza. Por lo tanto, la baja resolución del registro fósil hace que la desaparición de los organismos ediacáricos sea en parte un misterio y objeto de debate desde hace décadas. Sin embargo, estos nuevos hallazgos refuerzan la hipótesis de la extinción masiva, un acontecimiento probablemente causado por diversos motivos, entre los que se encuentran la fragmentación de los supercontinentes, una crisis de nutrientes disponibles, fluctuaciones en la composición de la atmósfera o cambios en la química de los océanos.

Este último factor parece el más relevante porque muchas de las criaturas que sobrevivieron al evento de extinción fueron organismos grandes, parecidos a los helechos, lo que podría ser una señal de que estos animales se estaban adaptando para afrontar con una reducción del oxígeno oceánico (al maximizar las proporciones relativas de células en contacto directo con el agua de mar, se habrían adaptado comparativamente mejor para sobrevivir en entornos con poco oxígeno). Esta teoría, de hecho, refuerza la evidencia geoquímica de un estudio de 2018 que había encontrado signos de anoxia oceánica que cubría más del 20 por ciento del fondo marino al final del período Ediacárico.

Hipótesis de Medea

Estos eventos de extinción masiva, que cada vez parecen más comunes en la historia de la Tierra, contradicen en parte la hipótesis de Gaia (popularizada por el ambientalista James Lovelock), que define la biosfera como un sistema bondadoso que se autorregula para favorecer la vida. Al contrario, más bien afianza la hipótesis contraria, la de Medea (popularizada por el paleontólogo Peter Ward), en la que la biosfera no existe en armonía ni tiene como objetivo preservar la vida.

Fuente: National Geographic

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