WILLY MAYDANA – Recientemente se difundieron unos videos falsos, sobre la explosión de una planta de litio. Unos días antes, dijeron que las gallinas se extinguirían y que los huevos llegarían a costar un ojo de la cara, que el dólar sería un triste recuerdo en las billeteras vacías de la gente, que la gasolina se agotaría, que Argentina ya no nos compraría gas y que moriríamos de hambre. La lista sigue hasta el infinito.
En marzo de 2006, el periódico La Prensa (extinto), publicó en su tapa principal, que una institución internacional, calificó a Bolivia como el país más corrupto del continente; pero el informe era del año 2005, cuando el MAS aun no era gobierno.
En junio de 2006, Luis Arce Catacora, entonces ministro de economía, salió a desmentir una versión del empresario político, Samuel Doria Medina, sobre una supuesta implementación de un “corralito bancario”, para retener los ahorros de los bolivianos. El MAS estaba apenas cinco meses en el gobierno, pero la guerra de las fake news, había comenzado varios meses antes.
Desde un inicio, quienes mejor comprendieron la importancia de la batalla cultural, fueron los miembros de la oposición, que ciertamente, perdían sucesivamente elecciones, pero poco a poco, con paciencia, buen humor y millones de dólares, fueron colonizando el sentido común de la población.
La utilización de niños en esta guerra de baja intensidad es más que evidente: “Hay un bebé muerto en Chaparina”, “Evo Morales tiene un hijo con Gabriela Zapata”, “Morales es el padre del hijo, de la hija de la ministra Chacollo”, publicaron.
Estos guerrilleros anónimos, que disparan infamias desde la comodidad de sus sillones, corroen lentamente la credibilidad de todo, pero sobre todo la credibilidad del gobierno.
FAKES NEWS: LA GUERRA POR OTROS MEDIOS
