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La no tan sorpresiva aparición del yuan en la microeconomía boliviana

Rolando Montecinos – El socio comercial más importante de todo el mundo está a punto de cambiar la conservadora forma de intercambio comercial que la humanidad ha conocido. Después de la Segunda Guerra Mundial y por más de 8 décadas, el dólar ha sido el poderoso patrón económico que gobernaba sobre las demás monedas, pero súbitamente se anuncia el posible final de su casi glorioso reinado.

Amparado en el final de la Segunda Guerra Mundial, el dólar se posicionó como el símbolo mayor de la economía y el retrato de Benjamin Franklin fue conocido por casi todos los habitantes del planeta, que poco o nada sabían de historia norteamericana, pero aprendieron a identificarlo casi siempre para evitar ser víctimas de los falsificadores.

El poderoso patrón, el dólar, acuñó su protagonismo superando a la libra esterlina por 2 razones: se convirtió en la mejor alternativa para las reservas de divisas, los bancos centrales de más de un centenar de países escogieron al dólar para guardar su riqueza y los contratos de venta de materias primas, el petróleo y los minerales se venden y compran en dólares.

La casi virtuosa historia del dólar hoy palidece frente a la frenética escalada de un competidor que se creía invisible: el yuan, que es en realidad la unidad básica del renminbi, nombre de la moneda china.

Todo parece ser cuestión de oportunidades. Estados Unidos es un mal ejemplo, tiene una deuda de 30,93 billones de dólares, el 124% de su PIB, lo que deja ver que no es un buen administrador. Además, la Reserva Federal ha aumentado las tasas de interés, lo que ha hecho más atractivo llevar los dólares a Estados Unidos, dejando al mundo con menos billetes circulando.

Mientras China intenta que su moneda, el renminbi, refleje su posición de potencia mundial. Ha establecido convenios de intercambio de divisas con muchos países, entre ellos Canadá, el Reino Unido, Chile y Brasil. Y su presidente, Xi Jinping, ha promovido un sistema de negociación en Shanghái que permite comprar petróleo en la moneda china, todos golpes directos a la hegemonía del dólar.

Pero no solo eso, China tiene la logística más importante de distribución del planeta y pleno dominio de los mercados en Latinoamérica y África, con todo eso es fácil anticipar el futuro de su moneda en las transacciones.

Bolivia decidió darle a sus habitantes acceso a esta divisa para tenerla como potencial forma de ahorro o simplemente para facilitar los negocios de importación de productos, siguiendo el ejemplo de Rusia, Brasil y Argentina.

Pero dejar de lado al dólar como el favorito no es ni rápido ni sencillo; que los bancos del mundo lo cambien como la forma de guardar sus divisas está lejos de pensar. Todavía el 62% de las reservas del mundo están en dólares y menos del 5% en yuanes, pero la venta de materias primas cuenta una historia diferente. Rusia cambió la lógica de pago por el petróleo y otros países siguen su ejemplo.

Pero la estocada final la veremos cuando el comercio en nuestros mercados haya decidido dejar de lado a Franklin y prefiera ver a Mao en los billetes de sus ahorros. Entre tanto, los colosos de la economía mundial siguen en el arte de generar acuerdos para posicionar y mantener su moneda.

Rolando Montecinos es periodista