Willy Maydana – La airada defensa de algunos usuarios de Tik Tok a Sebastián Marset es un signo de estos tiempos alborotados, en los que, lo que antes significaba una cosa, hoy significa otra. Al parecer las nuevas generaciones asimilan de una manera diferente el tráfico de cocaína y a sus actores.
Ante la sorpresa de ancianos que tienen más de 35 años, pareciera existir una identificación con quienes admiten públicamente dedicarse al tráfico de cocaína.
La desaforada defensa a Marset, “blanquea” el asunto, hasta pareciera que es algo “bueno”, dedicarse a la venta de estupefacientes.
Quizá las nuevas generaciones han resignificado esta actividad, dándole otro contenido, otra carga de significados que, quienes ya tenemos algunos años no alcanzamos a entender.
Cabe aclarar, a riesgo de caer en la obviedad, que comerciar con cocaína, no es como vender calzados o frutas y verduras.
Ciertamente el paso de los años, lo resignifica todo, pero jamás podrá convertirse en una actividad lícita, secuestrar niños, violarlos o aberraciones semejantes.
¿En qué momento se nos torció el entendimiento, el mundo se dio vueltas y empezamos a admirar aquello que, a todas luces, ayer nomás, era algo detestable?
Sebastián Marset, no es un anti héroe, no es el Guasón que, a su modo, se opone a un sistema que nos oprime a todos.
No ofrece la vía de la resistencia “creativa” a las injusticias, sino todo lo contrario, propone escapar de ellas.
La cocaína es una evasión de la realidad, precisamente lo que el sistema necesita para eternizarse.
Quiero creer que esta admiración por Marset, se debe a que este sujeto, se burla de la policía que lo ayudó a escapar, porque su destino estaba jugado y “alguien que sabía”, le extendió la mano, tuvo que haber sido algún policía.
Pero ese detalle no lo hace menos narcotraficante.
No lo hace un héroe, mucho menos un anti héroe.
Willy Maydana es comunicador