La Paz, 25 sep 2023 (ATB Digital).- Emiliana Flores volvió a Bolivia luego de residir en Argentina por muchos años, pero sufrió un accidente de tránsito. Ingresó al Hospital Agramont de El Alto con fracturas en sus costillas y mandíbula, y falleció por infecciones y una neumonía. El nosocomio retuvo su cadáver por nueve horas.
La historia de la familia Flores Miranda se parece a la de muchos migrantes bolivianos, que buscaron oportunidades en otros países de la región. A pesar de haber pasado cerca de 40 años en Argentina, Emiliana deseaba regresar a su patria, donde volvería a usar pollera y sombrero borsalino.
Sin embargo, su vida culminaría en el Hospital Agramont, a donde la derivó el personal de Tránsito de la Policía Boliviana, luego de que la flota —Transporte Santiago Apóstol— en la que se transportaba sufriera un accidente cerca de Quime. Allí murieron siete personas y decenas resultaron heridas.
“Nuestra desgracia comienza el 2 de agosto”, así inicia su relato Gregoria Miranda, una de las hijas de Emiliana, quien llegó desde Argentina para cuidar a su madre. Junto a Gregoria está David, otro de los tres hermanos que recientemente perdieron a su madre. Javier es el tercer hijo.
“Nosotros no elegimos que se internara allí. Nunca nos resistimos a pagar o a seguir las órdenes de los médicos, aunque nos extrañaron en muchas oportunidades”, explicó Gregoria.
David, su hermano, es enfermero y uno de los primeros hechos que le llamaron la atención —después de que suspendieran la intervención de Emiliana por dos días, luego de que su glucemia registrara números altos, porque aparentemente el personal le dio de desayunar— es que los médicos insistieran en que la paciente atravesara dos cirugías el mismo día; una para reparar sus costillas rotas y otra, para reconstruir su mandíbula.
“Ella tiene diabetes, que está controlada, pero es una importante enfermedad de base, además de que ya tiene 70 años. Por precaución decidimos como familia que le operaran primero solo las costillas”, contó David.
Poco a poco las irregularidades y los malos tratos comenzaron a acumularse; el 17 de agosto le quitaron el drenaje que debía filtrar líquidos de sus pulmones. Ese mismo día descubrieron que Emiliana padece de una neumonía grave, que no le fue detectada. Ingresó a Terapia Intensiva y la entubaron al día siguiente. El 27 le hicieron una traqueotomía.
David señaló que iniciaron su tratamiento con antibióticos antes de saber exactamente qué bacteria había causado la neumonía y tardaron varios días en saber los resultados de los análisis que lo indicaban. A pesar de estar tomando medicación, el 29 descubrieron que sufría de infecciones.
Gregoria resumió cómo la situación fue agravándose: “Le daban a mi hermano la lista de medicamentos a comprar frente a mi madre, que se angustiaba con los gastos, lo que ya nos hizo más ruido”. Luego, primero les dijeron que su progenitora tenía cinco costillas rotas y pagaron por cinco placas de titanio; más adelante, luego de que se realizara la operación, afirmaron que en realidad eran seis y después no se dieron cuenta de que la paciente desarrolló una neumonía grave.
“Quiero pensar que el personal le limpiaba las heridas que resultaron de la operación; porque es muy extraño que desarrollara una infección cuando ya estaba tomando antibióticos muy fuertes debido a la neumonía, medicamentos que ya habían sido cambiados dos veces”, detalló David.
Tras un incidente con el doctor José Antonio V. S., quien habría reaccionado con ironía y sarcasmo a los pedidos de información de miembros de la familia, estos últimos decidieron recurrir a la Defensoría del Pueblo, para que les entregaran la historia clínica y les permitieran cambiar a Emiliana de hospital.
En una audiencia del 7 de septiembre, el Hospital Agramont se comprometió a hacerlo. Emiliana estuvo internada más de 30 días. Desde un inicio su familia debatió si debían cambiarla de centro médico, pero el Hospital Agramont nunca les entregó su historia médica, ni siquiera tras su fallecimiento.
El 11 de septiembre, los riñones de la paciente comenzaron a fallar —ya habían detectado que su estómago tenía algunos problemas— y los galenos les anunciaron que probablemente no sobreviviría la noche. Emiliana llegó hasta el 13 de septiembre.
“Llegamos los cuatro a su cuarto en Terapia Intensiva: Javier, mi papá, mi tío y yo”, detalló Gregoria. “Comenzamos a tocarla y ella estaba tibia, el doctor Viruez estaba en el cuarto y solo volcó hacia nosotros cuando personal que estaba ahí le indicó que ya habíamos llegado. Permitió que pensáramos que seguía con vida, solo para decirnos que ya había fallecido”.
Emiliana murió a las 07.00 y solo les permitieron retirar su cuerpo hasta las 17.00, aproximadamente, luego de que la familia firmara un compromiso de que se haría cargo de los más de Bs 100 mil que se debía, tras gastar una cifra similar, un poco más alta, en todos los medicamentos, estudios e insumos que requirió el centro médico.
El Juzgado de Sentencia Anticorrupción y de Violencia contra la Mujer 2° de El Alto declaró procedente la acción de libertad presentada por la Defensoría del Pueblo contra el Hospital Agramont. La justicia dictaminó que la dirección del nosocomio deberá dar disculpas públicas a la familia por retener ilegalmente los restos de Emiliana.
“Hasta ahora no han realizado las disculpas y lo más importante para nosotros es que nos den la historia clínica. Este hospital ya tiene muchos antecedentes y no queremos que le suceda a nadie más. Nada nos va a devolver a nuestra mamá, pero queremos dejar un precedente”, concluyó Gregoria.
Ahora El Pueblo