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Milei y los grupos de poder

Milei y los grupos de poder

Miguel Ángel Marañón Urquidi

A principios del presente milenio algunos gobiernos populares de izquierda (socialismo del siglo XXI) empezaron a ganar elecciones y tomar el poder en varios países sudamericanos, logrando cambios políticos, económicos y sobre todo sociales, expresados en que los grupos de poder tradicionales (empresarios privados y familias “notables” ) ya no accedían a cargos jerárquicos como cancillerías, ministerios y embajadas.

Estos grupos de poder tradicionales buscaron y buscan recuperar esos espacios perdidos mediante denuncias de corrupción. Tratan de convencer a los ciudadanos que la economía está prácticamente en el abismo, que todo es una ilusión y otras muletillas que cuando llegan las elecciones prácticamente no tienen influencia en los votantes.

Últimamente surgió la figura del libertario Javier Milei, que resume las expresiones y objetivos que tienen los grupos de poder (sobre todo de derecha). Al igual que su discurso, trata de imponerse con insultos y con descalificativos, como el de llamar “comunistas ignorantes” a los que no piensan como él, no dejándoles hablar e interrumpiendo a gritos las posiciones contrarias a su vieja teoría liberal.

Trata de imponer que su ideología liberal es nueva. En su discurso indica que la Humanidad tiene que hacer desaparecer a los bancos centrales, a la casta política y a los comunistas, para que, de esta forma, exista la sociedad libre. Olvida que este discurso lo manejaba Adolf Hitler, quien decía que debía liberarse a Alemania de los partidos políticos tradicionales que causaron el atraso económico e industrial (1 de febrero de 1933); así también liberarse de los homosexuales, gitanos, comunistas y de los judíos. Lamentablemente, eso no solo quedó en discurso y se llevó a cabo con los resultados que la Humanidad conoce.

A nivel latinoamericano, las dictaduras militares que hicieron crujir a sus pueblos tenían el mismo discurso de Milei, sobre todo Pinochet, que profesaba que deberíamos liberarnos de los comunistas. Discursos que pasaron a los hechos, causando luto, pena y dolor.

Inventa datos como que el comunismo o socialismo (para él lo mismo) asesinó a más 150 millones de personas (nadie sabe cómo obtuvo ese dato), pero olvida decir que las naciones que profesan el liberalismo hicieron desaparecer naciones y pueblos enteros. Ahí tenemos como ejemplo los apaches norteamericanos; ni qué decir de los pueblos originarios de Europa.

Indica que, si es gobierno, no tendrá trato con países como China, Cuba y otros considerados dictatoriales, porque no dejan a sus ciudadanos expresarse. Pero fomentará los lazos con países liberales donde los policías o ciudadanos de características anglosajones matan a negros, a latinos, a otras minorías raciales, y son liberados como si nada.

Habla de libertad en la comunicación y no dice nada de los países que apoyan a Ucrania que prohibieron la emisión de medios de comunicación rusos como Sputnik y Rusia Today. ¿Será que la libertad que profesa son las libertades que le convienen?

La Humanidad tiene que estar atenta a la causa de estos libertarios, que cuando toman el poder llevan su discurso de odio a los hechos y cuando los organismos internacionales reaccionan estos ya causaron la muerte de miles de ciudadanos. La Humanidad no puede darse el lujo de repetir esta parte de la Historia.

Miguel Ángel Marañón Urquidi es periodista