Santa Cruz, 19 de oct 2023 (ATB Digital).- En la zona metropolitana se llega a atender hasta 20 emergencias por día, lo que demanda más recursos y desgaste en los que operan en primera línea. Ven falta de conciencia en la población y debilidad en las sanciones.
La desesperación de los vecinos del séptimo anillo, zona norte, se apoderó el martes ante el temor de que un incendio en un lote baldío se propague a las viviendas, pero la respuesta inmediata de los bomberos logró controlar la emergencia.
Esto ocurrió cuando apenas terminaban de atender el incendio en el nuevo mercado Los Pozos, donde los bomberos trabajaron 12 horas continuas.
“Lamentablemente este año ha habido un incremento sustancial en los incendios de interfase. Hay días que en que solo nuestra unidad ha atendido hasta diez emergencias. Este año ha sido caótico, peor que otros. Es duro, pero está nuestra vocación de servicio”, dice Álvaro Castillo, comandante de los bomberos voluntarios UUBR, para ejemplificar lo que está ocurriendo con los incendios en la ciudad y sus alrededores, que incluso son recurrentes en los mismos puntos.
Las unidades de bomberos que operan en el área urbana coinciden en que los incendios de interfase se han cuadruplicado este año, llegando a atender por día hasta 20 emergencias que se reportan en distintas zonas de la ciudad, lo que demanda mayor esfuerzo y recursos a los bomberos, por lo que en ocasiones apenas se dan abasto para asistirlos.
Según datos de la Gobernación, en lo que va del año se han registrado 382 siniestros en el departamento, de los cuales alrededor de 300 fueron de interfase, es decir, en zonas periurbanas o de transición entre lo urbano y rural, y que tienen en común que amenazan viviendas o estructuras. La mayoría de estos se registraron en el área metropolitana.
En esta región, los incendios son más recurrentes en la capital cruceña y zonas colindantes, como Ciudad Satélite, Valle Sánchez, alrededores de Viru Viru, Parque Latinoamericano, Cotoca, La Guardia y Porongo. Hay lugares que se han quemado hasta tres veces en un solo mes.
Entre los motivos, los bomberos voluntarios señalan que altas temperaturas, los fuertes vientos, pero sobre todo la inconciencia ciudadana, además de la inacción del aparato público y fallas en las normas, son los detonantes para que esto ocurra. A esto se suma otro factor, que está en investigación, de que gente deliberadamente está prendiendo fuego a pastizales y lotes baldíos.
Castillo insiste en que una de las debilidades es la normativa, que es muy sesgada, ya que establece sanciones (multas) solo en caso de que el infractor sea encontrado infraganti o que algún vecino haga una denuncia formal. Cree que se debe ajustar la norma para multar a los dueños de los terrenos baldíos amontados o que se considere la reversión de los lotes de engorde que no son atendidos.
También se refiere a las dificultades a las que se enfrentan a la hora de apagar un incendio, como las que vivieron el martes en el nuevo Los Pozos, donde los hidrantes no estaban habilitados y los gabinetes internos contra incendio, que almacenan a las mangueras, se encontraban obstruidos con la mercadería.
Enrique Bruno, comandante de Fundasol, coincide en que los incendios urbanos se han cuadruplicado. “La situación es sumamente extrema, no solo con incendios interfase, sino en industrias, mercados y viviendas, todo se está quemando”, indicó.
Lamenta que la falta de educación es un problema serio, porque la mayoría de los incendios son provocados.
Señala que existe una norma municipal para sancionar a los infractores, pero lamentablemente no se la aplica. “Hay que promover la ley para que las personas la cumplan. Es importante la norma, la fiscalización y la educación”, puntualizó.
El bombero de Fundasol asegura que los factores predomínates para que se inicien los incendios de interfase son la quema de basura y que los malvivientes también prenden fuego en matorrales.
La directora de Emergencia Municipal y Gestión de Riesgo, Mary Luz Farfán, asegura que hay varias estaciones de bomberos voluntarios y la Policía, con las que se coordina. “Entre los meses de septiembre, octubre y parte de noviembre siempre es alto el número de incendios en la ciudad, a pesar de que hay sanciones establecidas en la ley municipal 1184”, recalcó.
Explica que, cuando una persona quema en su propio predio, la sanción va entre cuatro y nueve salarios mínimos nacionales. Y cuando lo hace en un área protegida o un predio ajeno, la multa sube hasta 20 salarios mínimos nacionales.
Asegura que muchos infractores no son sancionados, porque nadie formaliza la denuncia.
Hace notar que, por lo general, los incendios son provocados por la quema de basura o pastizales, pero también hay situaciones que ocurren con plásticos o trozos de vidrio que, con el calor, pueden originar un incendio por el llamado “efecto lupa”.
El desgaste y los equipos
Un bombero es un héroe porque arriesga su vida, ya que se enfrenta a situaciones de peligro y devastación. Por ello, necesita preparación física y mental, pero también equipos de protección personal y de seguridad adecuados. “Si no tenemos los equipos necesarios, nuestros bomberos terminan lesionados.
Los que tenemos aguantan hasta 400 grados centígrados. Pese a ser de segunda mano, son buenos. Estimamos que pueden durar unos dos años más”, dice Castillo, quien hace notar que ellos tocan puertas para contar con equipos de protección, ya que no reciben apoyo de ningún tipo del aparato público, ni con combustible, ni con materiales y menos con recursos económicos.
Por su lado, el comandante de Fundasol considera que el aumento de los incendios también demanda más recursos.
“Se nos han incrementado los gastos enormemente sin tener una fuente de reposición, por eso en vez de ir mejorando vamos a ir empeorando. Los bomberos voluntarios, que atendemos más del 60 por ciento de las emergencias, no recibimos nada, solo reciben combustible oficialmente Bomberos de la Policía, que el Estado les provee y los del municipio, de parte de la Alcaldía. También les dotan de equipos, indumentaria de protección personal, mangueras, mantenimiento y otros”, indica.
Asegura que los bomberos voluntarios pueden prestar auxilio con la ayuda de la población, pero cada vez se les hace más difícil cubrir sus necesidades y servicios.
En la ciudad hay varias estaciones de bomberos voluntarios, entre ellas Fundasol, UUBR, Jenecherú, Sar Bolivia y Rescate Urbano.
Fundasol cuenta con cinco carros bomberos, aunque uno está descompuesto y también deben buscar recursos para repararlo.
Sus vidas en peligro
Son bastantes cuidadosos a la hora de atender una contingencia y siempre tienen una unidad de respuesta que brinda atención oportuna a los que sienten los efectos del humo y el calor, pero eso no evita que con el tiempo el cuerpo le pase factura. El grupo UUBR está conformado por 70 voluntarios y se turnan para cubrir las 24 horas, en dos turnos.
Castillo lleva 26 años como voluntario en tareas de riesgo y desde de 2007 forma parte de UUBR. Tiene cuatros hijos y los dos mayores siguen sus pasos en esa labor.
Como todos los bomberos se ha enfrentado a situaciones peligrosas. En una ocasión estaba ayudando en el rescate de un cuerpo en una laguna y quedó atascado en una llanta. “Tuve que hacer una maniobra para no morir en el agua”, cuenta.
Por su lado, Bruno, a sus 68 años, recuerda que lleva 31 años como bombero y formó el primer equipo de voluntarios.
“Cada vez que un bombero va a un incendio está totalmente expuesto, porque hay accidentes que pueden ocurrir en ese instante, pero también va acumulando muchos químicos y por eso después sufre de cáncer.
Uno siempre está expuesto, aunque vaya a un pequeño incendio de pastizales, porque absorbe todos los químicos, peor que en Bolivia no todos contamos con el equipo de protección personal adecuado”, lamentó Bruno.
Los voluntarios insisten en que urge una política que permita mejorar las condiciones de las estaciones y que se facilite el ingreso de la ayuda externa.
(EL DEBER)