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Las democracias con mujeres

Las democracias con mujeres

Soledad Buendía Herdoíza

La presencia de mujeres en la conducción de un país es una piedra angular de la democracia moderna y un indicador de la igualdad de género en la sociedad. El hecho de que las mujeres ocupen cargos de liderazgo político es un reflejo de la diversidad y la inclusión en la toma de decisiones, lo que fortalece la calidad de la democracia y promueve una representación más equitativa de la población.

En este contexto, la elección y reelección de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta de Argentina en 2011 marcó un hito no solo para el país, sino también para toda la región.

Cristina Fernández se convirtió en la primera mujer elegida como presidenta en la historia de Argentina. Su elección fue un momento histórico que demostró que las mujeres podían acceder a los más altos niveles de poder en la política de América Latina. Más allá de su género, también representó un cambio significativo en la política argentina, encabezando un gobierno que buscaba una mayor inclusión social y una agenda progresista.

La elección de Cristina Fernández en 2011 no solo fue importante por su significado histórico, sino también porque demostró la voluntad del pueblo de respaldar a una mujer para liderar el país. Su victoria en las urnas fue un mensaje claro de que las mujeres podían y debían ocupar posiciones de liderazgo en la política y que su capacidad no debía ser subestimada.

Además, la reelección en 2011 resalta la importancia de la continuidad en la política. Su gestión previa había logrado avances significativos en términos de crecimiento económico y programas sociales, y su reelección permitió continuar y profundizar esas políticas. Esto demuestra que las mujeres no solo pueden acceder al poder, sino que además pueden ejercerlo con éxito y liderar proyectos políticos a largo plazo.

El fortalecimiento del peronismo como posición política en Argentina es un elemento clave en esta discusión. La presencia de Cristina Fernández en la presidencia contribuyó a consolidar al peronismo como una fuerza política sólida y duradera en el tiempo. Su liderazgo carismático y su enfoque en las necesidades de los sectores más vulnerables resonaron en una parte significativa de la población.

La experiencia de Argentina, con el liderazgo de una mujer, ofrece lecciones valiosas sobre el valor de la igualdad de género en la política y la necesidad de seguir avanzando hacia una sociedad más justa e inclusiva, y motiva para que otras mujeres sigan luchando por construir gobiernos paritarios y disputen el poder, como en México, que tendrá a dos mujeres encabezando las preferencias electorales para 2024.

Soledad Buendía Herdoíza es ingeniera y política ecuatoriana