Alfredo Marca Loa
En la actualidad, cada día se hace más evidente que la inteligencia artificial en nuestra vida cotidiana va experimentando diversos aspectos relacionados con actividades humanas, sobre todo en educación.
La forma de facilitar conocimientos está cambiando, y es una realidad que la implementación y el uso de la tecnología tiene que ver con ese cambio; esto es, innovación educativa que marca una diferencia a la hora de impartir y generar ciencias. Son retos y políticas de nuestro gobierno que busca una integralidad y una verdadera transversalidad de la tecnología en los diversos ejes del saber.
La IA es considerada como la automatización de actividades que vinculamos con procesos de pensamiento humano, con toma de decisiones, resolución de problemas y de enseñanza y aprendizaje. En este marco, la IA ha demostrado su capacidad para procesar grandes cantidades de datos y extraer información relevante, lo que ha llevado a avances significativos en la forma de cómo un individuo accede al conocimiento. Por lo mismo, la educación no ha sido ajena a esta revolución tecnológica y en el evento de Educa Innova se fue involucrando al docente en el uso e implementación de las TIC, es decir, en esa medida se incorporó la IA en la educación.
En consecuencia, podemos decir que la IA tiene incidencia en la educación, ya que promueve adecuar los materiales educativos, las actividades y las evaluaciones a las necesidades y preferencias individuales de cada estudiante. Ha facilitado la creación de entornos de aprendizaje interactivos, con simulaciones, juegos y herramientas digitales que los motivan y estimulan a la participación activa. Por lo demás, proporciona a los estudiantes diferentes tipos de retroalimentación, responder preguntas, brindar explicaciones detalladas sobre conceptos difíciles, acceso a la tutoría, automatización de tareas administrativas y logísticas en espacios educativos. Pero, también nos plantea retos y consideraciones éticas: como el conocimiento de la tecnología, las estrategias didácticas, la privacidad y seguridad de datos de los estudiantes, la equidad en el acceso a la tecnología y la dependencia excesiva de las máquinas; estos deben abordarse de manera responsable, cuidadosa y reflexiva por los actores involucrados.
Por último, cabe señalar que los procesos educativos tradicionales están siendo reinventados y redefinidos gracias a la capacidad operativa de la IA. La inteligencia artificial vendría a ser entonces parte de cada uno de los aspectos más importantes y funcionales para el desarrollo de las capacidades, potencialidades y habilidades. En este sentido, en la educación no debemos mirar la aparición de la IA como un elemento adverso, sino como un posible campo de estudio, herramienta de uso, posibilitador de nuevas estrategias para el aprendizaje, generador de nuevas preguntas para la investigación educativa y el saber.
Alfredo Marca Loa es director Distrital de Educación.