Internacional, 16 de ene 2024 (ATB Digital).- El frío trae consigo la aparición de los resfriados y con ellos, la temida tos y los temidos mocos. De hecho, la mucosidad nasal es el síntoma más frecuente en los pacientes que se constipan, seguido de la nariz tapada (consecuencia de los mocos), del cansancio y del dolor de garganta y cabeza. Es cierto que hay resfriados que cursan sin mucosidad pero la mayoría de ellos, sobre todo en épocas de frío, se presentan con este síntoma.
Como informa a CuídatePlus María Sanz Almazán, miembro del Grupo de Trabajo de Patología Respiratoria de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), “el catarro común es una infección de la vía respiratoria superior, generalmente producido por virus, autolimitado en el tiempo, que puede cursar con diferente sintomatología como mucosidad, tos, dolor de garganta, dolor de cabeza, estornudos, fiebre, etc”. La diferencia principal entre un resfriado sin mocos y otro con mocos está en “la orientación terapéutica, ya que el objetivo del tratamiento siempre será paliar los síntomas, no tratar la causa en sí; es decir, que el tratamiento de un catarro con mocos o sin mocos es diferente”.
Entonces ¿qué tratamientos hay para los mocos? ¿se deben eliminar? Según la especialista, “los mocos son una secreción producida por las glándulas mucosas y submucosas de la nariz, cuya función es proteger a la vía aérea de agentes infecciosos, de la contaminación, el polvo, agentes irritantes, etc. además de regular la temperatura y la humedad de la nariz”.
Por tanto, podemos decir que nuestro organismo produce mucosidad de forma fisiológica, sin embargo, “cuando existe inflamación de la mucosa, como por ejemplo en las infecciones o alergias, aumenta la producción de mucosidad y puede volverse más espesa, siendo en ocasiones muy molesto”.
Consejos para eliminar el moco
Como se ha mencionado anteriormente no hay tratamiento para curar el resfriado pero sí los síntomas, como los mocos. En este caso, según explica a CuídatePlus Lucía Galán, más conocida como Lucía Mi Pediatra, el principal consejo será “beber mucha agua”. Como señala la experta, “la hidratación a base de agua, es una de las recomendaciones sobre las que más estudios científicos existen”.
Otros consejos son:
Lavados nasales con suero fisiológico
Medidas posturales y de confort: elevar la cabecera de la cama, posición más incorporada, etc.
Humidificación del ambiente
Evitar contacto con agentes irritantes: humo, polvo, agentes tóxicos, etc.
No tomar nada para eliminar la tos. Si eliminamos la tos, será más difícil expulsar el moco. El uso de mucolíticos ¿sí o no?
En muchas ocasiones, la búsqueda urgente de tratamientos o de medidas que alivien la mucosidad hace que muchas personas acudan a la farmacia a comprar un mucolítico. Estos medicamentos, tal y como explica a CuídatePlus, Judit Carrera, del Centro de Información del Medicamento (CIM) del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, tienen “la capacidad de modificar la producción, secreción, naturaleza y composición del moco y/o interactuar con el epitelio mucociliar”. Un mucolítico “tiene como principal función disminuir la viscosidad de la secreción bronquial para conseguir facilitar la expulsión del esputo pero también busca reducir la hipersecreción bronquial”.
Su acción varía en función del tipo de mucolítico. Así, detalla la farmacéutica, “algunos actúan rompiendo directamente la estructura química de determinados componentes del moco, otros alterando la composición de las secreciones glandulares y mucosas y/o su contenido en agua, y, por último, otros presentan cierta acción surfactante”.
Según esto, los mucolíticos “estarían indicados para el tratamiento sintomático de procesos de las vías respiratorias superiores que se manifiesten con un exceso de secreción mucosa, como es el caso del resfriado común, la gripe, etc.”, informa Sanz Almazán.
Es importante señalar que no hay que confundir los mucolíticos con los expectorantes. Ambos “se utilizan para favorecer la eliminación de la mucosidad en la vía respiratoria, pero se diferencian en el mecanismo de acción”. Los mucolíticos “modifican la consistencia del moco, lo fluidifican; mientras que los expectorantes estimulan la eliminación del esputo, aumentando la concentración de agua del mismo o activando el reflejo de la tos”. El objetivo de los expectorantes “es transformar una tos seca en una tos productiva, capaz de eliminar mucosidad”.
Tipos de mucolíticos
Existen diferentes grupos de mucolíticos, pero si nos vamos a la práctica clínica los más utilizados son:
Acetilcisteína y carbocisteína
Bromhexina y ambroxol
Menos extendidos son la dornasa alfa y mesna, indicados en el tratamiento de la fibrosis quísticaEstos se comercializan en diferentes formatos como: jarabes, comprimidos efervescentes, sobres, comprimidos dispersables, supositorios, solución para inhalación bucal, cápsulas y soluciones inyectables.
En el caso de la “carbocisteína y de la acetilcisteína también están indicados en enfermedades respiratorias crónicas que precisan fluidificación de la mucosidad como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, bronquiectasias, fibrosis quística, etc.”, señala la doctora.
¿Cómo debería ser su uso?
En general, existen numerosos principios activos, con multitud de presentaciones diferentes y diferentes fabricantes, por lo que, “lo más adecuado sería consultar al farmacéutico clínico y/o consultar la ficha técnica de cada producto para utilizarlos de forma correcta”, explica la doctora.
Según la farmacéutica, “a la hora de recomendar un mucolítico su uso irá ligado a la mejoría de la sintomatología del paciente y principalmente serán, en la mayoría de casos, tratamientos de corta duración”. Así, tal y como indica en sus fichas técnicas, “si el paciente no mejora o empeora después de 5 días de tratamiento, se debe evaluar la situación clínica antes de continuar el tratamiento”.
Generalmente “su uso va acompañado de otras medidas higiénico dietéticas encaradas a facilitar la expulsión de flema y fluidificarlo”.
Es importante recordar que estos medicamentos no deben usarse con otros para la tos, ya que si se inhibe la tos y hacemos que el moco se vuelva más líquido puede que se retenga en los pulmones y que no sea posible su expulsión. Este es un motivo más para consultar con el médico antes de utilizar un medicamento de este tipo por libre.
Y es que, muchos de estos medicamentos se venden en la farmacia sin receta, de ahí la importancia de conocer para qué se usa y los signos de alerta que nos tienen que indicar cuándo debemos acudir a urgencias. En este sentido, tal y como indica Lucía Mi Pediatra, “los síntomas de alarma son la fiebre mantenida más de 3 o 4 días, moco maloliente, dolor frontal, que puede complicarse con sinusitis, y tos que dificulta el descanso o respiración acelerada”.
Cuándo no se recomienda su uso
Aunque los mucolíticos son fármacos que presentan “buena tolerancia” siempre se debe tener en cuenta que “en determinadas patologías su uso no sería indicado como es el caso de:
Pacientes asmáticos
Con insuficiencia respiratoria grave
Con úlcera gastroduodenal.
Insuficiencia renal e insuficiencia hepática. Su uso tampoco se recomendaría a niños menores de 2 años, “por riesgo de obstrucción bronquial”, informa la experta de SEMG, al igual que “es preferible evitar su uso durante embarazo y lactancia, y en caso de ser necesario siempre será bajo prescripción y supervisión médica”, añade la farmacéutica.
En el caso de los niños ¿estarían indicados?
La utilización de mucolíticos en menores de 2 años “está contraindicada, ya que se ha relacionado con aparición de obstrucción bronquial debido al aumento de la producción de secreción”, informa la doctora.
Los estudios han demostrado que acetilcisteína y carbocisteína son seguros aunque “pueden tener una eficacia limitada cuando se utilizan en infecciones respiratorias agudas, por lo que siempre será preferible la recomendación de medidas higiénicas que mejoren los síntomas”, concluye la experta.
Fuente: Cuidate Plus