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El Salvador conmemora el levantamiento indígena de 1932 contra el régimen militar

El Salvador conmemora el levantamiento indígena de 1932 contra el régimen militar

El Salvador, 29 de ene 2024 (ATB Digital).- En enero de cada año se reúnen comunidades indígenas salvadoreñas en el lugar conocido como El Llanito, en el municipio de Izalco del departamento de Sonsonate (noroeste) para conmemorar el levantamiento indígena de 1932 contra el régimen militar del general Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944).

Hernández Martínez, respaldado entonces por el Gobierno de Estados Unidos, tomó el poder mediante un golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de Arturo Araujo, el 2 de diciembre de 1931.

En aquel entonces, las malas condiciones de vida que tenía la mayoría de la población, que era explotada en las grandes plantaciones de café, ocasionaron que desde las regiones occidentales del país centroamericano se levantara un gran movimiento indígena.

Este movimiento de pueblos originarios se unió al levantamiento del Partido Comunista Salvadoreño para reclamar el fraude electoral y el golpe de Estado.

Levantamiento indígena

La dictadura militar respaldada desde el exterior por Washington decretó el exterminio de todo aquel que se opusiera y participara en el levantamiento social que inició el 22 de enero de 1932.

El Gobierno de El Salvador reprimió el movimiento con el Ejército. En las siguientes semanas los militares ocuparon las regiones con levantamientos, lo que ocasionó un número aún indeterminado de entre 10.000 y 30.000 muertos, muchos de ellos de origen indígena.

De esta manera, los pueblos indígenas de El Salvador se reúnen cada año para levantar una voz de esperanza y recordar que pese a las miles de muertes, los militares no lograron exterminarlos.

El consejero mayor del Consejo Indígena de Centroamérica, Amadeo Martínez, comentó en ese sentido a Xinhua que la lucha de los pueblos originarios de El Salvador aún continúa.

«Ellos quisieron exterminarnos (…) lo que provocó el racismo, la exclusión, la marginación que a estos momentos todavía persiste. Todavía en estos momentos estamos reivindicando nuestros derechos, nuestra identidad cultural», dijo Martínez.

1932

«En 1932, cuando Maximiliano Hernández Martínez, él recibió todo el apoyo de los Estados Unidos y algo era bien clave para ellos. El despojo de las tierras, el despojo de las tierras comunales», recordó el consejero mayor.

El activista indígena expresó que a partir de ahí «empezó también una persecución para todos los que hablaban el idioma náhuatl».

En similar sentido fue el comentario de la indígena náhuat-pipil, Beti Pérez. Para quien la lucha de los pueblos originarios salvadoreños persiste en contra de la exclusión, el racismo y las influencias externas que buscan el desplazamiento de sus tierras ancestrales.

«Las influencias políticas de algunos Estados de la región persisten. Algunas han decaído, otras crecen, pero (…) algunos Estados mantienen hegemonías sobre otros», dijo Pérez.

«Y nuestro Estado, nuestro país, es un país en desarrollo donde la población debemos poner mucho de nuestra parte para poder salir adelante. Y si creemos que es importante ir poniendo fin a esas invasiones», expresó.

Parte de la sociedad civil acompaña también a los pueblos originarios en su búsqueda por crear mejores condiciones de vida. Como en el caso de la Iniciativa Social para la Democracia, cuyo director ejecutivo, Ramón Villalta, consideró que aún hay mucho por mejorar.

Crisis

Villalta refirió que persisten las causas que provocaron entonces el levantamiento y que estaban vinculadas de manera directa a la expropiación de la tierra. Así como la crisis económica, la pobreza y la miseria que vivían los pueblos indígenas.

«A la fecha, la política de Estado fundamentalmente se caracterizó por invisibilizarlos, por la discriminación y por buscar la manera de criminalizar a los pueblos indígenas», señaló.

En tanto, el coordinador residente de Naciones Unidas para El Salvador, Raúl Salazar, consideró muy importante que la comunidad internacional siga con el acompañamiento a los pueblos indígenas. Para procurar que se sumen al progreso integral de sus países.

«Esta celebración, este acompañamiento, refleja lo que Naciones Unidas tiene en el eje, en el corazón de Naciones Unidas. Que es la lucha contra la discriminación. También la lucha por la integración y el derecho de los pueblos de ser parte de su historia y que ese conocimiento también sea parte de esa historia», comentó.

Con estas celebraciones a lo largo de enero, los pueblos indígenas salvadoreños procuran que no se olvide el pasado de violencia. Y exclusión que les afectó, pero también que se recuerde que son parte del presente y del futuro de su país.

Fuente: La Razón

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