Roberto Chambi Calle
Al presente hay más de 31.645 palestinos muertos, entre ellos mujeres y niños, a los que se suman más de 38 mil personas desaparecidas, lo cual indica que debajo de los escombros yacen muchos cuerpos o simplemente están en fosas comunes, una situación indescriptible para la humanidad, quienes en su mayoría quedaron en silencio frente al ‘derecho de defensa de Israel’, que no solo está segando vidas humanas, sino también pulverizando hospitales y obligando al desplazamiento de la mitad de sus 2,4 millones de habitantes, todo ello acompañado por un bloqueo casi total en el que se corta el suministro de combustible, energía eléctrica y agua, en medio de una hambruna inminente.
Este exterminio es una continuación desde la fundación del Estado de Israel, gracias a la obsecuencia de Naciones Unidas, el Reino Unido y EEUU, y que en 1948 expulsó a balas y misiles a más de 800 mil palestinos de sus propias tierras, quienes por más de 75 años siguen llevando la tristeza, la indignación, el recuerdo de sus muertos y la esperanza de retornar a sus tierras usurpadas.
La incursión armada del Ejército de Israel está cumpliendo sus objetivos, pues su verdadera intención desde sus inicios fue la expulsión definitiva de los árabes. Ante semejante masacre no hay otra explicación, ya que todos los buenos oficios e intenciones de Tel Aviv para el cese al fuego son una falacia.
La presencia del Ejército israelí ha destruido mezquitas, iglesias católicas ortodoxas, edificios de Naciones Unidas, entre otros, además del corte y la destrucción de autopistas y carreteras. Recordemos que este enclave costero tiene aproximadamente 365 km, un territorio denso con aproximadamente más de 2.4 millones de habitantes (similar a la ciudad de La Paz, cuya superficie es de 472 km). Entonces, imaginemos lo pequeño que es este territorio.
Hoy las autopistas están bloqueadas y destruidas, en algunos casos se elevaron muros controlados —especie de checkpoints— por el Ejército israelí. Según imágenes de satélite, Israel está construyendo desde octubre una carretera (https://cnnespanol.cnn.com/2024/03/09/israel-carretera-divide-gaza-dos-trax/) que atraviesa el norte de este a oeste, y en la actualidad se trabaja en tramos de esta vía principal, lo cual indica que la entidad ocupante está construyendo fronteras de control —entrada y salida—, ya que la misma divide el norte con el sur de Gaza, por lo que resulta contundente que el régimen no se marchará de los territorios ocupados.
La invasión de Palestina es patrocinada desde hace más de 75 años por Estados Unidos, que ha sido un fiel colaborador junto a la corona británica para barrer con los árabes, un acto criminal que hipócritamente fue presenciado no solo por las organizaciones mundiales, como la ONU y sus organismos, o regionales, como la Liga islámica o la Organización para la Cooperación Islámica, sino fundamentalmente por los Emiratos del Golfo, quienes dicen ser practicantes del Islam. Paradójicamente, sus ‘hermanos’ son asesinados en frente de ellos, por ejemplo desde la invasión israelí, Egipto (país islámico) ha enfatizado en que no abrirá su frontera a los refugiados.
No se puede tolerar que en pleno siglo XXI, la ‘comunidad internacional’ legitime este tipo de injusticias, cuando se van encarcelando, asesinando y practicando una limpieza étnica contra una población que hoy en día llora frente a las ‘Naciones Unidas’.
Rusia, China y el Eje de la Resistencia (Irán, Yemen, Líbano, Siria, Irak) hoy tienen el gran reto de hacer prevalecer el derecho de los pueblos libres del mundo, de ellos depende hacer cumplir las normas internacionales. De no ser así, serán quienes mediante los medios adecuados erradiquen la escoria de la humanidad.
Desde hace más de 75 años, Palestina viene reclamando su independencia, la cual fue ordenada legalmente en el marco de Naciones Unidas (Resolución 181), un derecho que es desoído y soslayado, lo cual favorece obsecuentemente año tras año a Israel, quien bajo la capa de Washington, mediante su voto y el veto, desestabiliza y fulmina la paz en el mundo. Si Rusia, China y el Eje de la Resistencia no moderan a los enemigos de los pueblos libres del mundo, seguiremos por años en un estado de ‘salvajismo y barbarie’, en donde los únicos perdedores serán —como siempre— los pobres, los miserables y los ‘condenados de la tierra’.