Mundo, 24 de sep 2024 (ATB Digital).- Científicos logran calentar y vaporizar en un laboratorio parte de la superficie de dos ‘asteroides’ de 12 milímetros, y que los gases resultantes actuaran como una especie de motor que desvió su trayectoria.
Entre la órbita de Marte y Júpiter debería existir otro planeta. Sin embargo, debido a la gravedad del gigante de nuestro Sistema Solar, en su lugar hay un anillo con millones de asteroides, de los que aproximadamente un millón y medio supera el kilómetro de diámetro. Ya que la práctica totalidad de los meteoritos encontrados en la Tierra procedían de este cinturón, y que bastaría con uno de 60 metros para acabar con una ciudad entera, la ciencia lleva décadas tratando de diseñar un método para destruirlos o, por lo menos, desviar su trayectoria.
Como demostró recientemente la misión DART (Double Asteroid Redirection Test) de la NASA, para ello se puede utilizar una nave espacial y estrellarla contra un asteroide. La técnica consiste en usar la vieja ley de acción y reacción de Newton. El impacto de la nave ejercería una fuerza sobre el asteroide que lo desviaría de su trayectoria original. Sin embargo, la cosa requiere mucho tiempo y preparación, además de resultar muy costoso.
La revista Nature Physics acaba de publicar un experimento sobre el desvío de un asteroide en un laboratorio usando rayos X. El objetivo es vaporizar parte de su superficie, haciendo que se calienten rápidamente, y que los gases resultantes actúen como una especie de motor que desvíe su trayectoria. Los resultados confirman que esta tecnología podría usarse para futuras misiones de defensa planetaria.
El doctor en ingeniería química del laboratorio estadounidense de Sandia, Nathan Moore, y sus colegas, utilizaron los rayos X de un dispositivo nuclear y los apuntaron hacia dos asteroides en el vacío, uno de cuarzo y otro de sílice fundido, cada uno de 12 milímetros de ancho. En ambos experimentos, Moore y sus colegas observaron que los pulsos de rayos X de un plasma de argón calentaban la superficie de los dos asteroides, lo que provocó una pequeña explosión seguida de una columna de vapor, que generó un impulso transferido a los objetivos de cuarzo y sílice, a velocidades de aproximadamente 69,5 y 70,3 metros por segundo, respectivamente.
Posteriormente, realizaron simulaciones numéricas que sugerían que objetos cercanos a la Tierra con un diámetro de alrededor de 4 kilómetros podrían desviarse con este método. Ahora pretende probarlo con otros materiales, estructuras y diferentes pulsos de rayos X, ya que la columna de vapor generada depende en gran medida de la composición química del asteroide.
Se sabe que para poner en peligro la vida en la Tierra haría falta un meteorito de unos 10 kilómetros, como el de Chicxulub, que cayó a la Tierra hace 66 millones de años y acabó con los dinosaurios. Aquello provocó un calentamiento global que duró 100.000 años, y aún así parte de la vida sobrevivió, por lo que se estima que haría falta uno de 100 kilómetros para acabar con la vida en el planeta definitivamente.
Cada día, más de 100 toneladas de polvo y partículas del tamaño de un grano de arena bombardean la Tierra. Es por ello que la NASA cuenta con un departamento de Vigilancia de Asteroides que nos dice que, de momento, podemos vivir tranquilos. La última advertencia fue la del 2024 ON, de 290 metros, capturado el pasado 9 de septiembre y cuya mayor proximidad a la Tierra fue el día 17. En estos momentos se encuentra a un millón de kilómetros de la Tierra. También se acercará en unos días el 2013 FW13, de 155 metros. En el último año más de un centenar de asteroides han pasado más cerca que la distancia que nos separa de la Luna. Dos en el último mes, entre un total de asteroides descubiertos que pasarán cerca de la Tierra de más de 35.000.
Fuente: El Mundo