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Agujeros blancos, así son los misteriosos “hermanos inversos” de los agujeros negros

Mundo, 31 de julio 2025 (ATB Digital).- Seguro que el término de agujero negro te es bastante familiar. Y, aunque quizás no conozcas su definición técnica, probablemente puedas definirlo con tus propias palabras. Algo así como un punto del universo donde la gravedad es tan intensa que nada puede escapar… ni siquiera la luz.

Pero ahora imagina lo opuesto: una especie de volcán que, en lugar de atraerlo todo, lo expulsa violentamente. Pues bien, podemos dejar de imaginar porque ese concepto tiene nombre: agujero blanco.

Y, aunque nunca se ha observado uno, se trata de una posibilidad real dentro de la física teórica. Es cierto que todavía no sabemos si existen de verdad, pero los científicos los estudian seriamente desde hace años, ya que podrían ayudarnos a comprender algunos de los mayores misterios del cosmos, como qué ocurre dentro de un agujero negro… o incluso si es posible viajar a través del espacio y el tiempo.

LA ANTÍTESIS DEL AGUJERO NEGRO

Un agujero blanco es, en pocas palabras, el inverso matemático de un agujero negro. Mientras que estos lo absorben todo a su alrededor –luz, materia, información– y nada puede salir de su interior, los agujeros blancos harían todo lo contrario: expulsarían constantemente materia y energía, y nada podría entrar en ellos.

Esta curiosa idea surge al estudiar las ecuaciones de la relatividad general de Albert Einstein. Estas permiten describir cómo la gravedad curva el espacio y el tiempo, y de ellas se derivan modelos que explican tanto los agujeros negros como la posibilidad teórica de los agujeros blancos. Es decir, es como si el hecho de que las matemáticas permitieran la existencia de uno, también permitieran la del otro, tal y como si se tratasen de caras de una misma moneda.

Eso sí, a diferencia de los agujeros negros –que sí que han sido observados y están bien documentados–, los agujeros blancos todavía no han sido detectados. Pero eso no ha impedido que despierten la imaginación y el interés de muchos físicos teóricos.

UN VIAJE MATEMÁTICO

Pues bien, todo comenzó en 1935, cuando Einstein y el físico Nathan Rosen propusieron una idea rompedora a la que, actualmente, se conoce como el puente Einstein-Rosen. Este concepto sugería que un agujero negro podía estar conectado a otro punto del universo a través de un túnel, al que años más tarde pasó a conocerse como agujero de gusano. En esa hipótesis, se suponía que lo que entraba por un agujero negro podría salir por otro lugar, quizá incluso en otro tiempo o en otro universo, a través de un agujero blanco.Se trata de una conexión matemática que ha sido estudiada durante décadas. De hecho, en ciertos modelos, un agujero blanco se define como la “salida” de un agujero negro: todo lo que cae en uno sería expulsado, eventualmente, por el otro. Sin embargo, hay muchas complicaciones. Por ejemplo, los agujeros de gusano parecen ser extremadamente inestables, y la menor perturbación podría hacer que colapsen antes de que alguien o algo los atraviese.

Aun así, la conexión entre agujeros negros, agujeros blancos y agujeros de gusano ha llevado a grandes físicos, como Stephen Hawking o Roger Penrose a plantear teorías cada vez más sofisticadas sobre la estructura del espacio-tiempo. Incluso, para algunos investigadores, estas ideas podrían ayudarnos a resolver uno de los mayores misterios de la física actual: qué ocurre exactamente con toda aquella información que desaparece dentro de un agujero negro.

UNA HIPÓTESIS MUY REAL

A pesar de todo, la gran pregunta sigue siendo: existen realmente los agujeros blancos o son solo una hipótesis curiosa? Pues bien, no es algo fácil de responder. Algunos modelos cosmológicos han propuesto que el Big Bang podría haber sido, en cierto sentido, un gigantesco agujero blanco: un evento que expulsó toda la materia y energía que ahora forma las galaxias, estrellas y planetas. Es decir, significaría que nuestro universo podría haber surgido del “otro lado” de un agujero negro en un Universo anterior.

Por otro lado, otros científicos han llegado a sugerir que algunos eventos misteriosos que ocurren en el Espacio, como los estallidos de rayos gamma o ciertas explosiones breves pero intensas, podrían ser causados por fenómenos similares a los agujeros blancos. Sin embargo, hasta ahora, no hay ninguna evidencia directa que confirme su existencia.

Lo que sí es seguro es que la física continuará explorando todas estas ideas hasta descubrir indicios más precisos. Al final, cada avance en el estudio de la gravedad cuántica o de los modelos cosmológicos del universo temprano, podría acercarnos un poco más a responder esas preguntas.

Fuente: National Geographic

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