Mundo, 23 de sep 2025 (ATB Digital).- En YouTube y TikTok, lo bizarro se cuela en los vídeos. Con la ayuda de la inteligencia artificial, creadores transforman las historias bíblicas en contenido audiovisual de estética infantil. Los pasajes se desarrollan a través de voces robóticas, que llegan desde un lugar distorsionado y se alternan entre la de un hombre y una mujer, sin que necesariamente se ajuste a los personajes y tiempos. La lógica se disuelve en un universo raro, infantil y falso, que la inteligencia artificial fabrica en segundos.
Otros canales apuestan por escenas más insólitas: Jesús, con los bíceps marcados, comiendo pollo frito de una cadena global que promete felicidad en cubos; o María transmitiendo el nacimiento de su hijo, tal como una influencer: “Aquí estoy, lista para parir”. En algunos casos, incluso, recurren a personalidades contemporáneas que aparecen en las portadas de los periódicos por su muerte (es el caso del líder juvenil trumpista Charlie Kirk). El fenómeno no es menor. Algunos de ellos, publicados hace apenas unas semanas, alcanzan millones de visualizaciones.
Nir Eisikovits, profesor de Filosofía en la Universidad de Massachusetts (UMass), observa este contenido con distancia crítica. Dice que los valores de producción son altos, pero que la estética es “casi ridícula”. “Es como Hollywood mezclado con videojuegos”, asegura. De acuerdo con el director y fundador del Centro de Ética Aplicada de la UMass, un instituto que estudia la ética y la política de la inteligencia artificial, estos vídeos son “un malentendido sobre cómo funciona la religión”.
El fenómeno se enmarca en lo que se conoce como AI slop, un tipo de contenido digital generado automáticamente que se caracteriza por su poca relevancia o por ser ridículo y falso. “Las empresas no lo creen, pero es eso lo que son exactamente. Incluso son peores que la AI slop, porque son perjudiciales”, afirma Eisikovits.
Por el contrario, algunos especialistas ven en esta tendencia una oportunidad. Juan Antonio Estrada, teólogo y profesor emérito en la Universidad de Granada, cree que los vídeos pueden acercar la Biblia a las personas y que incluso podrían incorporarse en las aulas como herramientas pedagógicas, porque, de acuerdo con Estrada, la Biblia se trata de un libro fundamental para comprender la cultura y la historia de Europa y de Occidente. Pero advierte que transformarla en animación instantánea conlleva riesgos. “Se pueden transmitir medias verdades”, dice, “seleccionar lo conveniente y callar lo demás. Eso, en la religión, es peligroso”.
Una opinión similar comparte la doctora en sociología Tatiana Íñiguez. Para ella, este fenómeno de consumo implica riesgos: “Hay una clara descontextualización de los mensajes. Con esta simplificación e incluso idealización del mensaje religioso, lo que se hace es obviar toda la complejidad, todos los matices históricos y culturales que tiene la religión”.
Fuente: El País