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Sin contexto no hay comunicación

Sin contexto no hay comunicación

*JAIME ITURRI ES PERIODISTA

Hace pocos días se nos fue el cantante argentino Héctor Chalar, conocido como Pil Trafa. El creador del punk argentino, pero mucho más importante, un hombre consecuente que se negó a asistir al festival de rock del país del Río de la Plata cuando la guerra de la Malvinas.

El grupo musical de  Pil Trafa se llamaba Los Violadores y cantaba:

Represión a la vuelta de tu casa,

represión en el quiosko de la esquina,

represión en la panadería,

represión las 24 horas del día

Eran los tiempos de la dictadura milico-clerical y los músicos fueron presos políticos de militares y policías.

El 13 de agosto último el corazón del cantante dejó de latir. Su última declaración pública aclaraba por enésima vez a los no entendidos que el nombre de su grupo no tenía nada que ver con abusos sexuales, sino con la violación a la democracia. Claro, no podían poner la segunda parte precisamente por la represión.

Sin la explicación podemos llamarnos a equívocos, con el contexto la cosa cambia.

El gran filósofo judío Barush Spinoza lo decía: “Ni reír, ni llorar, sino comprender”.

Entonces antes de dar vivas o mueras tratemos de entender lo que dice la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Que como su nombre indica no realiza fallos porque no es una corte sino recomendaciones, opiniones.

Ante la pregunta del presidente colombiano, Iván Duque, sobre el caso de varios países de nuestro continente donde se recurrió al argumento de los Derechos Humanos para posibilitar la reelección indefinida de los candidatos. La respuesta fue que en su entender no se podía recurrir a ese argumento para que se reelija indefinidamente a los gobernantes.

Una recomendación que considero el Estado boliviano debe tomar muy en cuenta, de manera que para el futuro solo se pueda ser candidato por un periodo más si es que se gobernó en el que culmina. Claro está que pasado el mandato es posible volver a candidatear pues ya no sería una reelección.

Cualquier jurista serio lo sabría. El resto es solo politiquería, intentos desesperados por evitar que Evo sea candidato pues la derecha se sabe perdedora frente a él. Aún que el propio Morales en un arranque de cordura ha dicho claramente que no es momento de pensar en las elecciones del 2025.

Otro ejemplo es el informe de GIEI. La oposición concluye que hubo violaciones a los Derechos Humanos en los gobiernos de Evo y Añez. Pero una cosa es muertos en enfrentamientos entre civiles, sea cualquiera el gobierno en el que ocurren, y otra muy diferente que desde el Estado haya una política destina a eliminar al contrario.

Y eso pasó con Jeanine. El periodista de ultraderecha Raúl Peñaranda, de cuya filiación antimasista no hay la menor duda, señala en el libro La Revolución de las Pititas:

“… el MAS recibió otro mensaje: el gobierno no estaba dispuesto a ceder y usaría la fuerza, aunque fuera de manera abierta, para evitar su caída y el retorno de Morales. Para ello aprobó un DS que les daba inmunidad a los militares por sus acciones, Los ejemplos de Senkata y Sacaba, si bien enardecieron a los simpatizantes de Morales, también los amedrentaron”.

En resumen, la matanza se produjo para atemorizar a los seguidores del proceso de cambio. Clarísimo y esa fue una política de Estado y eso merece juicio de responsabilidades.

Es hora de cerrar las heridas. Como indicó Jorge Richter, el caso fraude ya fue. El tema de la reelección también está zanjado. Y la investigación sobre Senkata, El Pedregal, Los Rosales y Sacaba ha sido clara: hubo masacres, hubo asesinatos, hubo muerte a mansalva para imponer un régimen anticonstitucional. Y esté en proceso el tema golpe. Ahora está en manos de la justicia los castigos a quienes contravinieron la ley. Y por fin… los bolivianos podremos dedicarnos a construir un futuro en el que nunca más se viole la democracia.

*JAIME ITURRI ES PERIODISTA

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