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Sin cadáver hay delito: el verdugo de Nancy recibe 30 años de cárcel

Sin cadáver hay delito: el verdugo de Nancy recibe 30 años de cárcel

Santa Cruz, 18 de octubre 2022 (ATB Digital). – El Tribunal No. 12 de Sentencia de Santa Cruz inició ayer la última audiencia del juicio por el feminicidio de Nancy Villarroel, la cochabambina que desapareció a sus 55 años en Santa Cruz. Alejandro Mark Torrico Gonzales, esposo de la víctima y padre de sus dos hijos, fue sentenciado a 30 años de privación de libertad, sin derecho a indulto. La Justicia lo declaró culpable, pese a que su defensa alegaba inocencia y hacía énfasis en que “sin cuerpo, no hay delito”, sin embargo, las autoridades judiciales valoraron las pruebas y pericias presentadas y dictaron la sentencia condenatoria máxima.

Es la segunda sentencia por feminicidio, sin aparición del cuerpo, que se conoce en Bolivia. La primera se dictó en agosto de este año en Oruro. En esa oportunidad, el Ministerio Público demostró con pruebas suficientes que Zenón A.H., de 35 años, es autor del delito de feminicidio cometido en contra de su esposa Adriana T.P., de 30 años. El cuerpo de la mujer no fue encontrado, pero el Tribunal de Sentencia Penal No. 2 de Oruro consideró las pruebas presentadas y resolvió la condena de 30 años. 

DESAPARICIÓN Y MUERTE

La tranquilidad de la familia Villarroel Hidalgo se vio quebrantada desde el 9 de julio de 2019, cuando Nancy desapareció de su casa en Santa Cruz. Su verdugo se aferra al silencio y perpetúa la desaparición de la mujer que fue su compañera de vida durante más de 20 años, en matrimonio. Los esposos habían decidido terminar su relación unos cuatro años antes de la desaparición, pero continuaban viviendo bajo el mismo techo. 

Sin cuerpo y sin tumba, la agonía de Alejandro y Melissa (sus hijos) y de los familiares se ha vuelto eterna. La auditora que nació en Cochabamba llevaba radicando unos 25 años en Santa Cruz. Su hija la vio por última vez la mañana del martes 9 de julio, día de paro cívico en Santa Cruz. Ese día la mujer debía participar de la marcha convocada por la plataforma del 21 F, sin embargo, ella no salió de su hogar, desde el 8 de julio, según constataron en las grabaciones de las cámaras de vigilancia instaladas afuera de la casa situada en el barrio Las Palmas. 

Ese día trágico, los hijos vieron una nota y recibieron mensajes por WhatsApp, desde el celular de su madre, donde decía que saldría de viaje con sus amigas, pero ellas la buscaron unos días después expresando su preocupación debido a que no sabían nada de Nancy. La mujer no se había llevado su pasaporte ni documentos personales y, esa situación, despertó sospechas sobre Alejandro Torrico Gonzales. También dudaban de que los textos hayan sido escritos por su mamá porque varias palabras estaban abreviadas y ella no solía escribir de esa manera.

El 16 de julio de ese año, Alejandro Torrico (hijo), acompañado de su padre y su tía Roxana, reportó la desaparición de su mamá en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC). Dos días después, el joven denunció a su papá como presunto sospechoso de la desaparición de su progenitora.

La mañana del 19 de julio, Alejandro Torrico G. fue aprehendido, se acogió a su derecho al silencio y luego fue enviado con detención preventiva al penal de Palmasola, donde estuvo por unos 13 meses. Su vehículo particular fue secuestrado con fines investigativos. Se realizaron pruebas de luminol en el motorizado, al igual que en la vivienda de la familia, y detectaron manchas de sangre.

Los resultados se conocieron en noviembre de 2019. La Policía confirmó que los rastros de sangre hallados en el auto del imputado y en el vestidor de la habitación principal de su hogar pertenecen a Nancy Villarroel y, con esos elementos, la declararon muerta.

Durante la etapa investigativa se colectaron varios elementos y testimonios y la familia comenzó a armar el “rompecabezas”. El acusado declaró que su esposa salió de la casa cerca al mediodía del 9 de julio, pero las grabaciones de las cámaras de vigilancia no captan su salida. Ella entró a su vivienda la noche del 8 de julio y no salió más. 

Al día siguiente, Alejandro Torrico G. mandó a su hijo al supermercado con su tarjeta de débito, pero nunca antes se la había confiado. Luego, el ahora sindicado ingresó con su auto al garaje de su casa de retro, pero eso no era habitual según los familiares de la víctima, y se retiró unos 16 minutos después. El vehículo es el mismo en el que hallaron las manchas de sangre y creen que aprovechó ese momento para sacar el cadáver de la víctima.

La familia denunció la desaparición de una alfombra, una mantilla y un plástico que estaba bajo un escritorio en la casa de la familia Torrico Villarroel y creen que el asesino usó todo eso para sacar el cuerpo de Nancy. 

Asimismo, la Policía dijo que la georreferenciación sitúa a la víctima y al presunto autor en los mismos lugares, después de la desaparición, y se desplazó personal por zonas del sur y norte buscando a Nancy. Se hicieron rastrillajes en la laguna Palmira, cerca de una propiedad del acusado, porque presumían que había sido abandonada en ese lugar debido a que ahí marca su última conexión, pero no la encontraron. También realizaron más de 10 allanamientos en negocios e inmuebles.

Según la familia doliente, el Ministerio Público presentó al menos 10 pericias que prueban que Nancy fue víctima de feminicidio y que su verdugo es su esposo. 

Fuente: Opinión 

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