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El fenómeno del Niño amenaza la producción agrícola y el crecimiento económico

La Paz, 20 de ago de 2023 (ATB Digital).- Se vienen tiempos difíciles, nunca mejor dicho, pues El Niño, uno de los fenómenos naturales más duros, esta de regreso. Pero no viene con las manos vacías, al contrario, llega cargado de malas noticias para la región.

Por un lado, lluvias e inundaciones y, por el otro, extremo calor y sequías. Será como la ‘tormenta perfecta’, dicen los expertos. La ONU lanzó la alerta y Bolivia comenzó a tomar sus recaudos.

Esta vez, El Niño traerá serios peligros para la seguridad alimentaria, la inflación, que ya es delicada en el mundo entero, y el crecimiento económico, que también está casi estancado en la mayoría de los países de la región por efectos de la guerra en Europa.

La última vez que El Niño estuvo de paso por América del Sur fue en 2016, cuando dejó millonarias pérdidas (ver infografía) tanto en la agricultura como en la ganadería, entre otros, y un efecto directo sobre el crecimiento de las economías, con descensos, en algunos casos, de hasta un 10%.

Ahora el panorama puede ser aún mucho más complicado. Los expertos consideran que el golpe será más duro, pues las economías de los países están todavía debilitadas por el paso de la pandemia y la guerra en Europa. De hecho, a la fecha, ya se vive una crisis de alimentos y una alta inflación, dos factores que se pueden agravar por los efectos que deje este fenómeno natural.

Un reciente estudio realizado por Dartmouth College, señala que El Niño, que ya está en la región, puede tener un costo de al menos 340 mil millones de dólares, lo que caería con fuerza sobre el crecimiento de las economías.

Dartmouth College recuerda que países con costa en el océano Pacífico, como Perú, sufrieron una caída del 10% en la producción económica durante los siguientes años tras el paso de El Niño. Por esa razón los investigadores anotan que las pérdidas globales podrían superar los $us 840 mil millones si aumenta la intensidad del fenómeno este año.

«El Niño no es simplemente un fuerte golpe del que una economía se recupera de inmediato. Nuestro estudio muestra que la productividad económica después de El Niño se comprime durante mucho más tiempo que simplemente el año posterior al evento», explicó Justin Mankin, coautor del estudio y profesor de geografía en Dartmouth College.

Frente a este panorama, el 4 de julio, la Organización Mundial de Meteorológica (OMM) dependiente de la ONU, anunció que El Niño comenzó a sentirse en el Pacífico tropical con un aumento de las temperaturas globales, lluvias y sequías en Sudamérica.

Según la OMM, El Niño comenzó a hacerse sentir el trimestre mayo, junio, julio, pero será mucho más intenso en el segundo semestre de 2023, especialmente en el trimestre, septiembre, octubre y noviembre, y se extenderá hasta el siguiente año.

«La aparición de El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de que se batan récords de temperatura y de que se desencadene un calor más extremo en muchas partes del mundo y en el océano», dijo a los medios de comunicación el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

Explicó que «la declaración de El Niño por parte de la Organización es la señal para que los gobiernos de todo el mundo tomen medidas para limitar las repercusiones en nuestra salud, nuestros ecosistemas y nuestras economías. Las alertas tempranas y la acción anticipada de los fenómenos meteorológicos extremos asociados a este importante fenómeno climático son vitales para salvar vidas y medios de subsistencia», señaló también Taalas.

BOLIVIA

En el caso de Bolivia, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología, (Senamhi) advirtió que en el trimestre junio, julio y agosto de 2023 hará su ingreso El Niño, con una probabilidad de 82%, con la posibilidad de que aumente por encima del 90% a partir del trimestre agosto, septiembre y octubre, y se extienda hasta el trimestre diciembre de 2023, enero y febrero de 2024.

En este contexto, el viceministro de Medio Ambiente y Agua, Magin Herrara, dijo a La Razón que el Gobierno comenzó un trabajo de prevención con las gobernaciones y municipios.

“La idea es que estemos preparados, que tengamos en nuestros POA (Plan Operativo de Acción) recursos para las medidas que se tengan que asumir”, dijo.

Explicó que en el país se pueden producir largas y duras sequías en regiones como el Chaco, los Valles y el Altiplano, pero también fuertes lluvias e inundaciones en el Oriente y Norte, por tanto, se hace imprescindible la coordinación entre todos los estamentos del Estado.

Dijo que el 2022 se ejecutaron más de Bs 122 millones en obras destinadas, ante todo, a combatir la sequía, y que para esta gestión se espera que el Gobierno central destine un monto similar o mayor, pero será importante el aporte de los gobiernos subnacionales.

Pero El Niño llega en un mal momento, los gobiernos, las empresas y en general las economías de América Latina cuentan con menos flexibilidad financiera para hacer frente al actual fenómeno, que cuando azotó con fuerza la región en el 2016, aseguró Moody’s en uno de sus reportes.

“El impacto a corto plazo de El Niño en el crecimiento del PIB dependerá de su gravedad, y los efectos a largo plazo dependerán de los daños en carreteras, escuelas y hospitales”, señaló la calificadora. Según Moody’s, el fenómeno afectará más a las industrias de recursos naturales como la agrícola y minera, entre otras.

 ¿La región está preparada para su defensa?

Pese a las experiencias vividas en los años 92, 98, pero sobre todo en 2016, América Latina parece no estar preparada para enfrentar este fenómeno natural.

“Nada, no hemos aprendido nada. Deberíamos tener, por ejemplo, protocolos bien definidos, que las autoridades sepan, ante un evento como El Niño, qué puede pasar, porque ya lo hemos vivido, no es algo nuevo. Debe estar definido y coordinado quién es responsable de cada cosa, pero en algunos países no funciona así”, dijo a Mongabay Latam el oceanógrafo Juan José Nieto, director del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño “

El experto explicó que, a esta altura, por ejemplo, los países deberían tener normas estrictas de construcción de carreteras, de puentes, de viviendas en las laderas de las ciudades, de cómo actuar en emergencias, porque es un evento recurrente, “cada cierta cantidad de años llega a nuestros países y nos golpea duro”.

“Pero volvemos a construir igualito y ahora es peor porque somos más y estamos donde no debemos, como en las zonas de laderas y en el caso de algunos ríos, donde no ha llovido por años, van a activarse. Ahí están los problemas”, añadió.

Para el representante de la OMM en América Central y del Norte, Rodney Martínez Güingla, América Latina ya aprendió estas lecciones y no se pueden repetir los errores del pasado, menos ahora que la situación alimentaria, por ejemplo, es muy complicada por la guerra en Europa.

Aseguró que los gobiernos de la región aún están a tiempo de prevenir y planificar cómo responder a El Niño que ya hizo su ingreso a la región. “Los gobiernos nacionales y locales tienen tiempo para planificar, prevenir y responder adecuadamente. Ya tenemos suficientes lecciones aprendidas con El Niño. No se pueden repetir las malas prácticas”, declaró Martínez Güingla.

Ambos expertos coincidieron en que los países más vulnerables son aquellos donde hay mayor cantidad de pobreza y, dentro de esos países, las poblaciones más pobres son siempre las más vulnerables, porque tienen menos acceso a servicios básicos como agua potable y energía eléctrica, a carreteras o vías de acceso para hospitales.

“Generalmente son los países y poblaciones más pobres los que se ven más afectados y más impactados”, señaló Nieto, por eso se espera una acción preventiva rápida de los gobiernos.

Vienen fuertes lluvias y una larga sequía

Los efectos de El Niño, como intensas lluvias y largas sequías, afectarán la salud, la alimentación y economía de gran parte del continente. La ONU hizo un llamado a que los gobiernos se preparen con tiempo para lo peor.

La OMM pronosticó que, en julio, agosto y septiembre, comenzarán a verse los impactos significativos en déficit de lluvias y sequías en América Central, parte del Caribe y Sudamérica. Pero en Chile, Brasil y Uruguay habrá más lluvias.

Sin embargo, en los últimos tres meses de este año y los tres primeros del siguiente, se pronosticó “un aumento sostenido de la temperatura” del aire en gran parte del continente. Al mismo tiempo, en el caso específico de Ecuador, Perú y Bolivia, por su ubicación geográfica, se verán golpeados por intensas lluvias, pero también por largas sequías que pueden afectar su producción agrícola. En la región no se pueden descartar efectos más graves como deslizamientos. 

LA RAZÓN

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